Contumacia
B. Rubido.- Da la impresión de que a los protagonistas de la escena política española les preocupa poco su país, y lo quieren aún menos. A esta conclusión se llega cuando se escucha a los distintos candidatos hacer balance de sus entrevistas con Mariano Rajoy. Todos salen de esos encuentros sin referirse a los problemas de España: el control del déficit, las pensiones, el mantenimiento del Estado del bienestar, el paro, la situación en Europa, las oportunidades y los riesgos del Brexit, la financiación autonómica… Solo se habla del regateo de «te voy a votar o no».
El catálogo de asuntos pendientes para cualquiera que gobierne el país en los próximos meses es ingente, pero el único empeño de Pedro Sánchez es dividir la política española en dos bandos: los que no han obtenido el respaldo mayoritario de los ciudadanos, es decir él y todos los restos de los restos de la izquierda extrema, y los que han ganado las elecciones, por tercera vez consecutiva.
Pocas veces en la historia reciente se ha encontrado a un político como Sánchez, más obstinado en convertir las derrotas en victorias y la contumacia en genialidad.