Nada nuevo
Llevamos, aunque no lo parece, desde noviembre del año pasado sin un gobierno. Casi un año sin un presidente electo, y parece que no hay nada nuevo por el horizonte, ni tan siquiera un atisbo de brotes verdes.
Las últimas elecciones fueron un fiasco para el interés general, no hablo del resultado, sino de la participación ciudadana tan baja. Somos cómplices de lo que nos pasa, pero al ciudadano eso se la sopla. El problema está en los que realmente nos importa el futuro, si uno quiere matarse que no se lleve a inocentes por delante.
El opio del pueblo está pegando fuerte con la Eurocopa, y hasta hace poco con la Copa América y los partidos de ascensos de divisiones inferiores. Para colmo, en la televisión los programitas tontos de verano, la playa y la cervecita. ¿Quién iba a ir a votar entonces? Una historia que tenía todas las papeletas de acabar mal.
Yo me siento como atrapado en otra época, otra década… Los noventa, tal vez. España sin pasar de cuartos, el PP ganando elecciones, Juego de Tronos como revulsivo fantástico entre los aficionados a éste género y volviendo a ponerse de moda lo vintage. Sólo hace falta que vuelva el Grand Prix a la primera y por las mañanas echen Megatrix en Antena 3.
Nada nuevo, tristemente esto son sólo síntomas de un país enfermo. Las crónicas de Ferias del Libro han sido desoladoras, donde la mayoría de autores se han visto eclipsados por intrusos de Youtube o de programas de la televisión. Ahora vienen las ferias de verdad, aquellas que existen para tener excusas para ahogarse en alcohol, a esas irán el ciento y la madre.
Lo más extraño de todo esto, es que España es un país que le gusta estar en las manos de Christian Grey. Nos gusta votar a los que nos roba y no queremos ponerle cura a la enfermedad. Entonamos el “yo soy español”, pero no somos capaces de manifestarnos por nuestros derechos. Eso no es patriotismo, eso es una mofa para nuestros antepasados.
No quiero decir con ello que lamento la pérdida de votos en otros partidos, ni que me decanto por uno u otro, lo que no me parece lícito es que los pecadores sean los que tengan que imponer justicia a un pueblo sordo, ciego y mudo. El día que el PP se dé un buen lavado de cara, yo lo veré moralmente preparado para gobernar.
De todas formas, ahora viene unos buenos meses de playa, o campo, para desconectar y meditar sobre lo que más nos importa a los que nos estamos formando, nuestro futuro. Ver si nos podremos seguir yendo de España, o por fin podremos quedarnos. Sobre todo recuperar a los que les haya quedado alguna para Septiembre y decidir que estudios tomar para seguir con una formación que parece que nunca acaba.