Polémica en Berlín por un tétrico mural de 42 metros de un grafitero español
Un mural de 42 metros de altura en el que aparece una niña ensangrentada y que ha sido pintado por el grafitero español Gonzalo Borondo en una fachada de un edificio del distrito berlinés de Tegel ha despertado la polémica entre los vecinos y los medios de comunicación alemanes.
En la pintura aparece una chica vestida con un camisón blanco manchado de la sangre que le gotea de una herida en la cabeza y que observa, a través de una ventana, un bosque nevado y sombrío en medio del cual se haya un cuerpo desnudo, esposado y atravesado por flechas.
Según explica el diario “Tagesspiegel”, el mural, junto a otros grandes grafitis, fue encargado por la constructora Gewobag a la red de artistas callejeros Urban Nation, pero se ha encontrado con la frontal oposición de los vecinos.
Los residentes del barrio, agrupados en la asociación “I love Tegel”, han puesto en marcha una campaña para recoger firmas y eliminar o pintar sobre una obra artística que tachan de “depresiva” y que, alegan, genera “sensaciones negativas”.
A través de su página de Facebook, se quejan de que la pintura es demasiado tétrica como para copar los 42 metros de altura que tiene la fachada del bloque de pisos y denuncian que se encuentra muy cerca de una escuela infantil y de un albergue de refugiados.
“¡Está totalmente fuera de lugar al lado de una escuela infantil” o “No es que me parezca fea, es que me parece repugnante” son algunos de los comentarios que pueden leerse en la cuenta con la que operan en la red social.
La empresa Gewobag ha avanzado que espera llegar a un acuerdo con los vecinos a través del diálogo y que, cuando el resto de obras estén terminadas, todos los residentes podrán participar en una presentación del proyecto.
“Es sólo arte” con esa excusa extienden sus tentáculos a todo lo que nos rodea.Yo he visto incluso una botella de vino hace ya tiempo con una imagen sangrienta que no estaba muy clara, pero transmitía un mensaje de muerte y sangre y me quejé al vendedor.
Pero el dinero ya se lo han gastado. Como en las rotondas españolas. El mural es feo y el edificio también lo es. Jamás entenderé estas modernidades, pero después del aquelarre en aquel túnel suizo me sorprendo más bien poco.
Deprimente es, desde luego. Pero es lo que inspira la Alemania actual en manos de la judía Merkel: Depresión y asco al contemplar la otrora grande y orgullosa Alemania convertida en un infame ventilador de mierda.
He de decir que la arquitectura, del edificio en este caso, también es un excremento, reflejo de las políticas liberales y comunistas que quieren acabar con todo el legado cultural de nuestros antepasados.