Amin Baghar, con una señera y una bandera de Marruecos.

M. J. Bosque.- La localidad barcelonesa de Tarrasa ofrece todos los ingredientes para disfrutar de esa Cataluña islámica que emerge en barrios y ciudades a un ritmo imparable. Cualquier ocasión es buena para salir a la calle y hacer una demostración de fuerza a los títeres políticos de esta ciudad, conocida en el pasado por su laboriosidad y su pujanza económica. Hoy apenas queda nada por lo que sacar pecho. Con uno de los porcentajes de delitos más altos de toda Cataluña, Tarrasa cuenta con una de las comunidades islámicas más densas de toda Europa. La mayoría reside en Ca n’Anglada, un “barrio-guetto” considerado uno de los “puntos negros” del yihadismo en Cataluña. Cualquier parecido con la Cataluña de Joan Maragall, Jacinto Verdaguer, Buenaventura Carlos Aribau, Prat de la Riba, Josep Torras i Bages o el legendario Salvador Dalí sería pura coincidencia. De los Jocs Florals al magma multicultural.

El sector del pequeño comercio lleva años chapoteando en el charco de la crisis. Ya casi no nos quedan tiendas regentadas por autóctonos. Los pisos se devalúan. Los españoles quieren irse. La crisis del textil de los años 90 los dejó sin trabajo y sin futuro.

Los políticos ignoran lo que sucede porque no viven en Ca n’Anglada. De vez en cuando se adentran la zona, sobre todo en épocas electorales, para exteriorizar lo que no sienten. Por no sentir no sienten ni el desgarro del alma catalana, la que anida en Montserrat y no en las mezquitas que florecen sin apenas requisitos legales.

La asociación intercultural musulmana de Tarrasa homenajeando al jefe de la Policía Local, Juan Antonio Quesada Sánchez.

Placa a Juan Antonio Quesada Sánchez.

En ese contexto, no apto para catalanes que aún no hayan perdido la dignidad ni el seny, la asociación intercultural musulmana de Tarrasa ha convocado en Ca n’Anglada una manifestación contra el guardia civil que disparó al marroquí Yunes Slimania en una carretera nacional en las afueras de Madrid, tras una discusión de tráfico. La citada asociación colabora estrechamente con el Ayuntamiento socialista de la ciudad y, muy especialmente, con la concejala de GLBT, muy presente en numerosos actos de la entidad.

La manifestacion, que llevará por lema “Todos somos Yunes contra el racismo”, se llevará cabo el próximo sábado. A la misma ya han anunciado su presencia representantes de la izquierda local, entre ellos la concejala responsable de políticas de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. De las grúas iraníes o la ley de la gravedad que experimentan los homosexuales que son lanzados al vacío por el Estado Islámico, ¡pelillos a la mar!

El presidente de la asociación intercultural musulmana de Tarrasa es un viejo conocido, de nombre Amin Baghar. Algunos lo conocen como “el pequeño Nicolás marroquí”, debido a sus múltiples apariciones con políticos y otros pilares de la casta comunitaria, en eventos y saraos diversos. Amin Baghar fue presentado en la web de Nous Catalans como “un musulmán comprometido con la independencia de Cataluña”. Él mismo se declara “catalán” e “independentista”. Como tantos otros, pensará que una Cataluña segregada de España la convertiría en presa tan facil para los planes expansivos del islam como un ratón acorralado en una gatera. Y no le faltaría razón.

Hace meses se le pudo ver en una manifestación independentista en la plaza de Sant Jaume. Portaba una señera y una bandera de Marruecos. Declaró a e-notícies que “soy de origen marroquí pero me siento catalán igual”. “Yo siento que mi tierra es Cataluña y mi lengua es el catalán. No lo hablo, pero lo intento, y mi danza es la sardana y mi disco … la independencia”, remachó con un toque lírico.

Recientemente, su asociación rindió homenaje al intendente de la Policía Local de Tarrasa, Juan Antonio Quesada Sánchez, en agradecimiento a ellos sabrán qué. Quesada fue trasladado a la ciudad de Sabadell, en sustitución de Josep Miquel Duran, imputado en un caso de corrupcion.

No es Tetuán, es Ca n’Anglada.

Aunque no hemos podido conocer cómo se gana la vida, sí he cambio nos ha brindado algunas perlas sobre sus preferencias éticas, imprescindibles para conocer la ubicuidad del personaje. Cuando por ejemplo la policía detuvo en Tarrasa de un grupo de yihadistas vinculados al Estado Islámico, a Amin Baghar no le dolieron prendas al declarar a El Mundo, acerca de los terroristas detenidos: “Son buena gente, vienen a rezar igual que nosotros”. Capaz de sobrecogerse por la muerte del marroquí Yunes a manos de un guardia civil, este adalid del “antirracismo” subvencionado pasa por alto cuestiones tan fundamentales como las que  impele a un yihadista a querer exterminar cualquier vestigio de la civilización que, entre otros prodigios, le permitió a él dejar de ser un paria en su Marruecos natal para codearse hoy con la flor y nata de la castuza política catalana.