Cruzada por los hombres de buena voluntad
La flácida, indolente y complaciente sociedad actual occidental, olvida con mucha facilidad o simplemente ignora, lo cual es mucho más grave, el monumental proceso bélico que implicaron Las Cruzadas a lo largo de casi dos siglos de conflicto entre Europa y el Islam, para imponerse finalmente la tradición cristiana en los territorios de la vieja Europa.
El sacrificio de vidas humanas por la causa de preservar la identidad espiritual y geográfica de nuestro continente fue enorme y en aras de conseguirlo, se organizaron 9 cruzadas desde 1096 hasta 1272 que arrojaron un balance de victorias/derrotas en torno al 50/50 para los dos bandos, por eso se prolongó tanto la guerra santa para finalmente quedar patente en la novena cruzada que Europa era cristiana, debía seguir siéndolo y muy probablemente quedaría ya siempre en estado de alerta para defenderse de la demencial, intolerante e insistente tendencia invasora del mundo musulmán.
Europa dejó claro su alto potencial bélico y también su alto grado de compromiso y de cohesión para defender sus valores de identidad, los que han hecho posible tanto progreso social, comercial y tecnológico durante siglos para llegar finalmente a la federación de estados que conforma la U.E. en la actualidad, todo un éxito de corporativismo bajo una moneda única y una bandera común, sin aranceles ni barreras al intercambio poblacional entre los estados miembros.
Este grandísimo éxito que conlleva una homogeneidad de intereses que ya quisieran los países árabes, separados socialmente por facciones, ramas religiosas del Islam y movimientos terroristas que incluso llevan al enfrentamiento entre ellos, no podemos permitir que se desmorone en solo cinco años tras guerras de cruzadas que sumaron 175 años y dieron la victoria contundente en última instancia a nuestra causa. La novena y última cruzada nos da un ejemplo de gran alianza europea contra el Islam: Inglaterra, Francia y Holanda como frente flamenco, con su aplastante victoria sobre sus enemigos, marcó un punto de inflexión en la evolución del mundo occidental. Con la recuperación de territorios claves del antiguo Imperio Bizantino, se produjo la constitución de los Estados Latinos de Oriente y el definitivo resurgir del comercio internacional, siempre frenado por las retrógradas praxis del mundo árabe.
Aunque no catalogada como décima cruzada, bien podía haberlo sido la Guerra de Granada, la que se dilató diez años desde 1482 hasta 1492 para finalmente sumar a la Corona de Castilla aliada con la Corona de Aragón, el Reino Nazarí o Reino de Granada, el último territorio de España en manos de los árabes y que tras las Capitulaciones de Granada, significó la expulsión definitiva de los musulmanes de nuestro país. En esta etapa, se puso de manifiesto la gran división interna de intereses geopolíticos y religiosos que éstos tenían y que sin duda contribuyó también a la victoria final cristiana. El corporativismo europeo, también aquí dio muestras con la intervención, por ejemplo, de arqueros mercenarios ingleses capitaneados por Lord Scale que tomaron parte en la contienda. Fue sin duda el primer ejemplo de una guerra moderna con la incorporación de táctica e inteligencia militar que se aplica en la actualidad, guerra de infantería similar y guerra política.
Seguro ahora, muchos apelamos a esos heroicos hechos históricos y a ese frente común europeo que generaron Las Cruzadas para plantar cara de nuevo a ese cáncer del fundamentalismo islámico que nos lleva a la destrucción como también lo hacía o intentaba éste en aquellos siglos del medievo, pero los europeos lo impedimos con valor, resolución y firmeza. La casta política debe implicarse de verdad y nosotros hemos de tomar conciencia de la gran importancia que tiene esta cohesión que muchos también reclamamos para evitar la aniquilación de nuestros valores, la convivencia pacífica y el modelo de sociedad que tanto esfuerzo les costó alcanzar a nuestros antepasados.
No nos podemos quedar en manifestaciones, iconos luminosos urbanos, homenajes a las víctimas, plazas llenas de flores, lloros, himnos en las plazas públicas, minutos de silencio, lamentaciones y en definitiva, resignación. Todo esto es justo lo que no hicieron aquellos heroicos cruzados y a la postre cosecharon el éxito que hoy día también disfrutamos todos y no podemos permitir que esa gentuza asesina y cobarde nos lo arrebate, EUROPA, ¡Despierta!
El autor olvida que el gran problema de nuestro tiempo es que las elites se han vuelto contra los fundamentos de Euripa. Son nuestras elites las que nos están abandonando deliberadamente oorque hace un tiempo largo ya que no están en la defensa de la civilización europea cristiana, están en la demolición de esa civilización y en su sustitución por otra más manejable, más indefensa, más ignorante, más esclava. Ningún análisis político puede olvidarse de este factor clave.
¡EUROPA DESPIERTA!…Gracias a Dios lo están haciendo,faltamos los españoles
jajajajjajajajajjajajajajjajajajajajjajjaja
perdon jajajajajjajajajjajajajajjajajajajajajjajaja
gracias a que? jajaja dios? ajajajajaj
Es usted impresentable, muy sencillo, sin ja y sin nada y también “muy valiente”.
Saludos.