La programación del lenguaje
Álex Pérez*.- El lenguaje es una de las herramientas más poderosas que existen. Con suma frecuencia, las palabras que pronunciamos son anteriores a nuestras percepciones de la realidad. Somos lo que decimos que somos. Tal es así que la palabra tiene la facultad de reprogramar las creencias del ser humano. Nos puede transformar a todos los niveles. Joseph Goebbels, ministro de propaganda nacionalsocialista, conocía a la perfección este principio cuando aseveró: “Una mentira, repetida 1000 veces, se convierte en verdad”.
Diversos estudios neurocientíficos avalan esta teoría, ya que nuestro cerebro es una máquina de deformar la realidad y de adecuarse a factores de conservación de la especie.
Está comprobado el inmenso poder de las autoafirmaciones, que operan a un nivel subconsciente, incidiendo en nuestra psique y proyectando la idea conveniente a nuestros intereses. También funciona a la inversa: si transitan por nuestra mente pensamientos derrotistas o que degradan la autoestima, el cerebro, en su vertiente más profunda, adquirirá ese mensaje e intentará proyectar esa realidad. Por tanto, si asimilamos una línea de pensamiento positivo, el cerebro creará las condiciones para afrontar cualquier vicisitud.
Llega tan lejos el funcionamiento de este principio, que si se da el caso de una persona que miente asiduamente sobre un aspecto de su vida, automáticamente su cerebro adaptará dicha idea; es decir, acabará creyendo su propia mentira, y lo que es mejor, terminará por adquirir un hábito que le conducirá a que se convierta en verdad.
“Cree primero que lo eres, y lo serás”.
Cuando presagiamos que un día será excelente, “casualmente” todo suele ir sobre ruedas. En cambio, si nos levantamos pesimistas, decimos que va a haber tormenta o nos lamentamos constantemente ante cualquier contrariedad, el día trascurre de forma penosa. Hasta ahí llega la energía de nuestros pensamientos.
Cada vez que decimos o escuchamos algo, el cerebro interpreta que esa información debe ser almacenada. Cuando estas palabras están repletas de emociones, la memoria graba más rápidamente al considerarla de relevancia.
La información se almacena por la conexión sináptica de las neuronas, y cada vez que se vuelve a escuchar la misma pieza de información, oxígeno, glucosa y neurotransmisores van directamente a los axones y dendritas de estas neuronas, reforzando el vínculo entre ellas. Así, entre más repitas cierta información más se considerará una verdad en tu cerebro y más será consultada automáticamente cuando se considere necesario.
El cerebro siempre está buscando información a su alrededor, y a pesar de que nuestros sentidos no alcanzan todo el abanico del espectro electromagnético que habita en el Universo, éste siempre procura completar la información. Durante muchos años se pensó que a la hora de tomar decisiones racionales había que omitir la parte emotiva; en la actualidad, se sabe que tanto emociones (relacionadas con el Sistema Límbico) como razón (ubicada en el Neocórtex) van al unísono. Cuando se priva sensorialmente a alguien de estímulos externos al cabo de unos días el cerebro de esa persona comienza a crear sonidos e ilusiones ópticas pues el cerebro humano no está preparado para el silencio “absoluto”.
La mentira, lejos de ser una peculiaridad humana, existe en el reino animal, como por ejemplo el mimetismo o el camuflaje.
Es interesante destacar que, siendo esto cierto de forma individual, se puede extrapolar de manera colectiva.
Si somos parte de una organización en la que abundan las palabras de respeto, en donde brilla la positividad y la motivación, ése será el mensaje que asimilaremos.
En cambio, si por el contrario escuchamos de nuestros superiores y compañeros palabras negativas, destructivas y desmotivadoras, es esto lo que absorberemos, hasta que eventualmente nuestro cerebro se convenza de pensar que nosotros, por ser parte de este entorno, somos así, tal cual.
Así, pues, queridos amigos/as, es un aspecto importante a la hora de seleccionar nuestro entorno laboral el ambiente de positividad que irradie la empresa hacia nuestro inconsciente, ya que, indefectiblemente, nos veremos empapados de toda energía que se proyecte a nuestro alrededor (ya sea positiva o negativa).
El lenguaje tiene un componente de “magia”, dota a nuestra mente de las herramientas para alcanzar objetivos que creíamos “imposibles”.
Lo que nos repitamos con suficiente vehemencia, será incluído en nuestro “fichero” de datos cerebral, estableciendo una inercia favorable en la que nuestros sueños podrán cumplirse.
Estando inmersos en pleno febrero, a comienzos de este esperanzador 2016, os propongo una lista de propósitos para cumplir:
-Utilizaré palabras positivas, proactivas y motivadoras para hablar sobre mí y mis realidades.
-Utilizaré palabras positivas, proactivas y motivadoras para hablar de mi empresa (u organización) y colaboradores.
-Me rodearé de personas y participaré en entornos donde se utilice un lenguaje positivo, proactivo y motivador.
-Utilizaré palabras positivas, proactivas y motivadoras para hablar de mi país y mis conciudadanos.
*Miembro de la Nmsba (neuromarketing science & business association) y partner de Brainscangroup y Mindcode international.
Podéis contactarme a través de Linkedin
https://es.linkedin.com/in/alexperezrodriguez
Muy interesante esta información, sobre todo la máxima de Goebbels “una mentira repetida 1000 veces se convierte en verdad”. Totalmente de actualidad. Vivimos en un mundo donde la pugna se libra fundamentalmente en las redes sociales, tv y radio. Gracias por el artículo!!
Grande, Álex Pérez.