El Rey maniobra para que Iglesias no haga de las suyas
Asier Martiarena.- Zarzuela no quiere más sobresaltos con la firma de Podemos. No quiere que se repita lo de hace dos semanas. Fue el pasado viernes 22 de enero. La semana llegaba a su fin y todo el mundo daba por hecho que la ronda de contactos con el Rey acabaría con el encargo a Mariano Rajoy para intentar formar Gobierno. Pero Podemos decidió dinamitar el proceso. Después de una campaña en la que mantuvo su rechazo a pactar con los unos y los otros, Pablo Iglesias sorprendió a todos plantándose ante el rey Felipe VI y ofertando un pacto de gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez -con el propio Iglesias en la vicepresidencia-. La oferta se hizo apenas 3 horas antes de que Sanchez fuera recibido en Zarzuela, pero todo era una jugada para traspasar la gestión de la crisis política al secretario general del PSOE. Ya eran las 17 horas de la tarde.
Los socialistas salieron de aquella como pudieron. “He ido a reunirme con el Rey y salgo con los ministros nombrados”, ironizó Sánchez. Pero el cabreo era total como confirmaron pesos pesados del PSOE como Alfredo Pérez-Rubalcaba o el propio Alfonso Guerra. “Chantaje” fue la palabra más escuchada. Sánchez lo encajó como pudo y trató de despojarse de la presión señalando que, antes que nadie, quien debía mover ficha era Rajoy. Los relojes marcaban las 20 horas.
El temporizador de la ‘bomba’ había echado a correr y Rajoy tuvo que salir a hablar desde Moncloa para desactivarla. Lo hizo con un movimiento táctico inteligente por el que asumía su soledad parlamentaria, pero que devolvía la pelota al tejado de Sánchez que quedaba obligado a explorar la negociación con Podemos con todo lo que eso podía suponer en el seno del PSOE. La renuncia de Mariano Rajoy a someterse a un debate de investidura tras esta primera ronda de contactos con el Rey mantenía, además, intactos los plazos previstos en la Constitución y el Reglamento del Congreso para formar Gobierno, que sólo empiezan a contar cuando se produce la primera votación en la Cámara baja. Un balón de oxígeno. Sólo faltaba el espaldarazo de Zarzuela. Y llegó.
El Rey optó por la prudencia, pese a que la Constitución le ofrece un margen de interpretación de la coyuntura política. Si las cuentas no están claras, nada obliga a Felipe VI a señalar un candidato. Y eso hizo, aceptar que el PP demorara el encargo por razones técnicas. Pero esta vez a su manera. Controlando los tiempos e impidiendo a Podemos hacer de las suyas y alterar el orden de las cosas.
Por eso Zarzuela ha cambiado el protocolo de la segunda ronda de contactos para que el líder de Podemos no se reúna con el monarca el mismo día que el del PSOE. Es por eso que, al contrario que aquel 22 de enero, Iglesias fue ayer a Palacio y Sánchez hoy. Así, haga lo que haga y diga lo que diga el partido morado, el líder del PSOE, y el del PP, tendrán al menos 24 horas para preparar una respuesta ante un posible órdago de Podemos.
Dió la sensación de salir de la reunión algo conmocionado, igual algún dossier sensible, quién sabe. Creo que el mundo en general está en el preámbulo de que ciertas cosas como la corrupción la inoperancia política es anecdótica ante los retos que nos enfrentamos.