Lo sentimos, a muchos les habría gustado que no fuera una inocentada, pero por desgracia para ellos lo es: Manuela Carmena seguirá al frente de la Alcaldía de Madrid desafiando a los católicos y continuando con su proceso rupturista y cristianofóbico. Lo sentimos, pero no se nos ocurre una inocentada peor y al mismo tiempo más real que Carmena ingresada en un psiquiátrico para redimirse de sus fobias feroces. Es por lo tanto normal que, ante el transcurrir de los acontecimientos en España, a muchos les haya resultado tan deseable y hasta saludable la inocentada de AD.

Lamentablemente para muchos, los hechos reflejados en AD fueron fruto de la imaginación y no de la realidad. Solo nos queda pedir perdón a quienes se hayan ofendido por la inocentada y también expresar nuestra comprensión a quienes se sintieron alborozados y jubilosos antes de reparar en la fecha de su publicación. Claro que para inocentadas, las que a diario debemos soportar por parte de la izquierda radical española.

También fueron fruto de la jornada de los Santos Inocentes las noticias del acuerdo entre PSOE y Podemos para que el “inpependiente” Jaume Roures presida el Gobierno de España, así como la detención de miembros ultraizquierdistas que pretendían volar la Cruz de los Caídos.