Por José L. Román.- El próximo 20 de diciembre será la hora de la verdad, la hora de las urnas. Elecciones a las que concurre el proyecto SOLUCIONA, arropado por un grupo de personas que no viven de la política ni de las subvenciones, ni tampoco del favor cariñoso de los que se han enquistado en la ubre nacional.

La presentación de SOLUCIONA en esta campaña electoral ha levantado, como era de esperar, las iras de aquellos que ven peligrar su “modus vivendi”, así como de los que al amparo de los primeros, han tenido asegurado durante más de tres décadas los eternos favores de quienes mueven los hilos y los botones en la sastrería.

Esta nueva formación con casi dos años de vida, ha comenzado a remover conciencias en la ciudadanía, y esto no se lo esperaban los adversarios, y mucho menos, los medios de comunicación que han cerrado sus puertas a cal y canto sin brindar tan siquiera ese respeto que todo nuevo proyecto merece.

Algún colaborador, creo que sin intención, cuando habla de la censura mediática sobre ciertas formaciones políticas, coloca a SOLUCIONA en el mismo plano que por ejemplo a VOX. Miren ustedes, el líder de VOX, Santiago Abascal, ha llegado a ser entrevistado, incluso, por el director de esta casa en “La Ratonera”, pero es que además, está siendo invitado a las tertulias de radio y televisión casi todos los días de campaña. Por el contrario, el director de esta casa, defensor a ultranza de la vida y de nuestras raíces cristianas, ha sido condenado al ostracismo, incluso, por la televisión y la radio que ustedes gestionan y dirigen.

Hecha esta aclaración, quiero valorar una vez más y no me cansaré de repetirlo, la voluntad, el esfuerzo y el sacrificio mostrados por toda la familia SOLUCIONA, que salvo en 10tv y AD, no han encontrado voz ni calor, en ningún otro medio. Y es precisamente ese gesto de personas humildes y sencillas el que merece, bajo mi punto de vista, ser digno de admiración y de sumo respeto. Por todo ello, me ha parecido cortesía obligada para con ustedes, miembros de la Conferencia Episcopal, darles a conocer mi visión particular sobre un proyecto de inspiración cristiana y por la defensa de nuestra civilización, en un momento tan importante y trascendental.

En primer lugar, y dado que Málaga puede ser el punto de partida para un proyecto nacional de futuro, he de resaltar la política integradora de SOLUCIONA por encima de lo que se ha dado en llamar la izquierda y la derecha.

Por encima de la derecha, porque esta derecha lleva más de tres décadas pidiendo el voto y diciendo representar a los católicos españoles, y lo único que ha hecho durante todos estos años ha sido poner el voto de los católicos al servicio de un crimen abominable como el aborto; cobardear en tablas ante los ataques de todo tipo contra la fe cristiana y la cruz de Cristo; y enmudecer cuando se pide la prohibición de nuestras tradiciones católicas más emblemáticas. Una derecha borracha de corrupción, donde muchos de sus miembros vieron crecer sus ingresos hasta límites insospechados, gracias a las puertas giratorias que les permitieron colocarse en consejos de administración de grandes multinacionales, es una derecha con una doble moral, cobarde, acomplejada y ambigua, que no ha movido ni un solo dedo ante la desafiante declaración de independencia de Cataluña.

Y también por encima de una izquierda que pretende abrir las fronteras de par en par para que pueda entrar todo aquel que lo estime oportuno sin control alguno, a pesar de contar España con cinco millones de desempleados. Una izquierda que proclama la tolerancia, la solidaridad y la paz en el mundo, pero que dedica su “carrera política” a despertar al fantasma del pasado sembrando nuevamente el odio y el resentimiento entre hermanos, reabriendo heridas de la guerra ya cicatrizadas. Una izquierda que dice luchar por la justicia social y los intereses de los trabajadores y de las clases más desfavorecidas, pero que se ha dedicado durante más de tres décadas junto a la derecha, a la corrupción, al expolio y al saqueo de lo público, reduciendo a los trabajadores al paro y a la miseria. Una izquierda, que legisla contra la fe cristiana con una obsesión enfermiza, mientras pasa la mano por el lomo de los musulmanes, cuyo credo somete a las mujeres desde que nacen hasta que mueren, ante el silencio cómplice de las feministas y sus grupos afines.

Pues bien, una vez posicionados por encima de la derecha y de la izquierda, el mensaje es claro: justicia social, espíritu de servicio y sacrificio, unidad de la Patria, rearme moral, y que la primera prioridad sean los hijos de España.

Un rearme moral porque hay dos órdenes muy importantes que mantener. Uno es el orden público que es necesario, pero solamente puede mantenerse cuando existe un orden moral inquebrantable. Aumentar la presencia policial en las calles y la represión, es la prueba evidente de que se ha clavado el azadón en las raíces vivas del orden moral. La única posibilidad de que no haya que aumentar los efectivos policiales, ni pensar en los medios de represión que utilizan es, cuando se refuerza y fortalece el orden moral, en el que descansa la convivencia pacífica de los ciudadanos y de la Patria.

¿Es que acaso los suicidios no son la primera causa de muerte en nuestro país? ¿Es que no estamos viendo el aumento de yihadistas que están siendo detenidos en España? ¿Es que acaso no ha sido asesinado un profesor de un instituto en Barcelona a manos de un joven menor de edad? ¿Es que no estamos viendo el aumento alarmante del número de parricidios? ¿Es que no están siendo desarticuladas casi a diario organizaciones de explotación sexual de menores? ¿Es que no son precisamente las drogas que se quieren legalizar, las que tienen destrozadas a miles de familias? ¿Es que puede existir un español de honor, cualquiera que sea su ideología, que no proteste contra esta barbarie, que solo sirve para calificar a aquellos que siempre intentan restar importancia a esta terrible situación social?

Podríamos girar la mirada atrás y reconocer, que realmente este estado de podredumbre institucional, social y de violencia pública exige la represión, porque antes no se adoptaron las medidas preventivas necesarias restableciendo el orden moral en nuestro pueblo, sin el que es imposible la verdadera libertad.

Por eso desde Málaga, nos encontramos todos ante un momento decisivo. Por eso la campaña de silencio contra SOLUCIONA, persigue únicamente capitalizar de nuevo el llamado voto útil o del mal menor para el Partido Popular, aunque continúe la quiebra de los valores éticos, de las ideas y de las constantes históricas.

Hay que perder el miedo. Yo les pido desde aquí que den ustedes voz a través de sus medios, a este proyecto político. Es necesario que los votos enciendan la antorcha y mantengan la llama encendida para que podamos ver con claridad; para que aflore la verdad en todos los rincones de España y así poder proteger derechos fundamentales, devolver conquistas sociales a los trabajadores, estimular a los autónomos, pequeños y medianos empresarios; y acabar con los nacionalismos independentistas, con la corrupción, y con el cáncer de las autonomías políticas.

Se trata de abonar el terreno, sembrar la semilla y regarla abundantemente, para que el sol, desde la Ciudad de la Luz, devuelva la confianza en el futuro a todos los españoles, y con ello, la patria, el trabajo, el pan y la justicia.