Siempre ha habido fronteras, como hay puertas en las casas. El limes diferencia la civilización de la barbarie, como en la antigua Roma. Hay vallas que diferencian la luz de las tinieblas, que distinguen la libertad de la esclavitud y el islamismo no es otra cosa que esclavitud, satrapía, miseria e indignidad.

Una de las vallas es el de Hungría. Las vallas no están para saltarse. Si alguien quiere proponer que Hungría abra sus fronteras para subvencionar a todos los desheredados del mundo y ofrecerles sanidad y educación gratis que lo diga, pero será tan estúpido como Zapatero o Rajoy. Ni Hungría tiene esa capacidad, como es dramáticamente notorio, ni hay economía que lo sostenga, ni tiene lógica alguna destruir aquel país en aras de los sentimentaloides complejos de culpa de los denominados progres de izquierdas y de derechas.

Estamos hartos de esos progres. La gente sensata está harto de esos irresponsables progres demoledores de nuestra sociedad, frívolos enemigos de nuestra civilización. La gente sensata se ha hartado de los políticos que siguen los dictados de esos progres sin cordura ni ilustración. Los hungaros no son ni responsables, ni mucho menos culpables, de los problemas de las poblaciones de otras naciones. Deben resolver sus problemas, no crearnos a nosotros otros, que ya tenemos bastantes. Cuando el imperio romano relajó su limes, se vino abajo.

La gente sensata está por el sentido común. Las fronteras y las vallas se defienden con las armas, por supuesto, no con políticas de mermelada, ni con soflamas de meapilas laicos, casi siempre subvencionados. Con el dinero de otros hacen fiesta los devotos.

Nadie, nunca, debe penetrar ilegalmente en Hungría. Ni en ningún otro país europeo. Y el que lo intente debe saber a qué se arriesga. Una frontera no es un juego, ni un capricho, ni un coladero, como no lo es la puerta de las casas. Sería ocioso explicar que la fortaleza es siempre, a la postre, más humanitaria, que la compasión peligrosa. Pues una actitud débil incrementa las avalanchas y sus riesgos.

Nos están exportando excedentes de población sociedades atrasadas por el islamismo, secta refractaria a cualquier ética del trabajo, que predica el saqueo y el crimen. Para evitar esta invasión silenciosa, pero de alto riesgo, hay fronteras, hay vallas. Más allá de la valla de Hungría está la barbarie. El resto de la decrépita Europa parece desconocerlo.

Marine Le Pen reclama el restablecimiento urgente de las fronteras nacionales

Por otra parte, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, reclamó hoy el restablecimiento “urgente” de las fronteras en el interior de Europa para controlar la inmigración, y dijo que la situación actual de entradas no es más que “el comienzo de la ola”.

“Estoy aterrorizada por el laxismo de nuestros gobernantes”, declaró Le Pen en una entrevista al canal “iTélé”, en la que repitió que “es urgente restablecer nuestras fronteras nacionales”.

Añadió que “desde el momento en que se acepta a un (inmigrante) clandestino, son dos o tres los que se preparan para venir desde el otro lado del Mediterráneo”.

La líder del Frente Nacional (FN) criticó las declaraciones del primer ministro francés, Manuel Valls, en favor de dar acogida a los refugiados, y puntualizó que “la mayor parte de los que vienen no son refugiados políticos”.

Señaló que “el derecho de asilo es tan flexible que se ha convertido en una segunda vía de inmigración clandestina”, que hay “miles (…) e incluso decenas de miles” de demandantes que ven rechazadas sus peticiones y, de ellos, “sólo un 1 %” son expulsados a sus países, de forma que el resto se queda en Francia como sin papeles.

“Un país soberano necesita controlar sus fronteras”, subrayó Le Pen al ser preguntada por el muro construido por Hungría en la frontera con Serbia para tratar de impedir la entrada irregular de extranjeros.

A ese respecto, hizo notar que “no ha habido tantos muros desde que no hay fronteras” en el espacio Schengen.

“No tengo nada contra esos inmigrantes, sino contra los que los hacen venir”, indicó la presidenta del Frente Nacional, a la que las encuestas sitúan en primera posición en una primera vuelta si se celebraran ahora elecciones presidenciales.

La cuestión de la inmigración y de los refugiados será objeto hoy de atención durante la visita a Calais del primer ministro francés, Manuel Valls, y de su titular de Interior, Bernard Cazeneuve, junto al vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, y el comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos.

Además de recorrer las instalaciones de Eurotunnel, en las que algunos inmigrantes tratan de colarse para subirse a un tren que los lleve al Reino Unido, los responsables franceses y europeos van a acudir a un centro de atención a esas personas.