Así solemos indicar que conocemos demasiado a una persona para fiarnos de ella. Se trata de un dicho popular que ha quedado como remate de un cuento famoso allá por el año 1859, que decía, que tres estudiantes pobres llegaron a un pueblo en el que había feria.

-¿Cómo haríamos para divertirnos? Dijo uno al pasar por una huerta en la que estaba un burro sacando agua de una noria.

-Ya lo tengo -contestó otro de los tres-, ponedme los arreos y llevaos el burro y lo vendéis en El Rastro. Dicho y hecho. Después de alejarse sus compañeros con el burro, se paró el que había quedado sustituyendo al animal.

-“¡Arre!”. Gritó el huertano que trabajaba a cierta distancia. El burro improvisado no se movió ni sonó la esquila. El huertano subió a la noria, y cual no sería su sorpresa al hallar a su burro convertido en estudiante

-¿Qué es esto? Exclamó.

-Mi amo –dijo el estudiante-, unas brujas me convirtieron en burro, pero ya cumplí el tiempo de mi encantamiento y he vuelto a mi primitivo ser. El pobre huertano se desesperó, pero, ¿qué podía hacer? Le quitó los arreos al estudiante y le dijo que se fuese con Dios. Rápidamente tomó el camino de la Feria para comprar otro burro. El primero que le presentaron unos gitanos que lo acaban de adquirir fue su propio burro; apenas lo vio, echó a correr exclamando:

-“Quien no te conozca, que te compre”.

Este dicho del cuento, viene como anillo al dedo con motivo del archivo por parte del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, de la causa contra el edil de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid Guillermo Zapata por burlarse haciendo mofa y befa de las víctimas del terrorismo de ETA. Representante de PODEMOS que se burló del holocausto judío, de las tres niñas de Alcasser, y de la joven todavía desaparecida brutalmente asesinada Marta del Castillo, por la que mando desde aquí un fuerte abrazo a sus padres y a toda la familia.

No es la primera vez que este Juez se deja querer. Pero se deja querer por la izquierda, o la extrema izquierda más radical. El tuit escrito el 31 de enero de 2011 por el ahora “recién afeitado, duchado, aseado y maquillado” Guillermo Zapata, en el que decía: ‘Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcasser para que no vaya Irene Villa a por repuestos’, suponían para el togado de la moto “una pena de paseíllo o telediario”. En sus argumentos, este juez de la Audiencia Nacional señala que los comentarios de Zapata no son constitutivos de delito y que el humor negro no está penalizado, por cuanto su persecución supondría una “clara” inconstitucionalidad del derecho a la libertad de expresión.

Si el tuit publicado por este militante de extrema izquierda haciendo mofa sobre el holocausto judío, hubiese llegado a manos de este mismo Juez, pero cuyo autor hubiese sido otra persona no perteneciente a izquierda o a la extrema izquierda, podríamos asegurar sin lugar a equivocarnos, que ahora mismo estaría en prisión preventiva esperando ser enjuiciado, acusado de incitación al odio, al racismo y a la xenofobia. O por ejemplo, si alguien escribiese un tuit burlándose del atentado contra los abogados laboralistas de Atocha, el autor hubiese sido, después de ser linchado públicamente a través de los medios y en todas las plazas públicas por manifestaciones de la izquierda, encerrado en una prisión de máxima seguridad hasta que las ranas criasen pelo.

“El que de servilleta pasa a mantel, Dios nos libre de él”. Basta ver a Zapata saliendo indemne de sus fechorías, y desde que cobra una nómina del Ayuntamiento de Madrid. Ha cambiado su atuendo; se ha duchado y afeitado la barba para dar una imagen de “chico bueno” y nada violento con un aseo proverbial. Un sueldo fijo mensual le ha cambiado la vida. En sus planes no estaba –por lo visto-, tener un chollo fruto del trabajo en una empresa o creando puestos de trabajo. Solo ha sido capaz de alcanzarlo gracias al sistema, y es que el pesebre público al que todos estos vividores aspiran, es el único objetivo que persiguen sin tener que opositar.

Lo del juez Pedraz no solo me parece grave, sino preocupante. Que Dios pille confesado a todo aquel que sin antecedentes relacionados con la extrema izquierda, caiga en manos de este personaje vestido con toga y puñetas. Después de tanto despropósito a lo largo de su carrera en la Audiencia Nacional, no dudaría en decirle al verlo sentado en el estrado, “quien no te conozca, que te compre”.