El catalanómetro

Pancarta de cabecera de la manifestación en Barcelona, a su paso por el Arco del Triunfo, en defensa de una escuela en catalán.
Ángel Boya.- El complejo de inferioridad de los nacionalistas se traduce entre otras manifestaciones en la obligatoriedad de que los catalanes hablen entre sí ¡Siempre en catalán!, es decir que lo hablen compulsivamente aunque sus contertulios no les entiendan.
Esta grosería habitual entre los catalanes de toda clase y condición, tuvo su origen en los mensajes de los políticos nacionalistas desde el acceso al poder del racista y totalitario Jordi Pujol y desde el año 2007 por lo menos, es la propia sociedad catalana la que ya la impone por sí misma.
Las obsesiones no ocurren porque sí y menos cuando las sufren gente pragmática, como la catalana, para la que lo primero y por encima de todo era la pela, la sagrada pela. De modo que hay que encontrar un motivo de gran importancia para que los adoradores del “vil metal” se permitan posponerlo.
La explicación de la obsesión de hablar compulsivamente en sus dialectos comarcales se encuentra en que, según la doctrina nacionalista, tras las variantes del occitano habladas en esa región, está la “raza catalana”, ignorando que esos dialectos junto con los hablados en el sur de Francia (que constituyen el occitano) forman una misma lengua, lo que quita toda originalidad a los del sur de Los Pirineos, a los hablados en Cataluña.
De este modo la falta de ideas y datos, para defender la hipótesis de la existencia de la “nación catalana”, la suplen de dos maneras, hablando compulsivamente en las variedades comarcales del occitano y con una segunda, como refuerzo de la primera, declinando sin cesar y hasta la exasperación en sus diversos género, número y caso los mantram “catalán” y “Cataluña”, confiando en que mágicamente surja la existencia de Cataluña como nación. Esto es algo tan vital que supera con creces a la importancia de la pela, convirtiéndose en una auténtica norma social de obligado cumplimiento para toda la población.
Toda norma para serlo, ya lo demostró Hans Kelsen, debe conllevar una sanción y si no la conlleva, no es una norma. En este caso la sanción tiene una doble vertiente. Si se sigue la norma, la sanción es un premio, algo gratificante y si no se sigue, un castigo, una penalización.
Dicho esto, la norma es: “Hablando catalán (lo que ellos llaman catalán) se es un buen patriota y además se da vida a la nación catalana”, es decir, se crea Cataluña y los hablantes se convierten mágicamente en Padres de la Patria. ¡Casi nada!
En sentido contrario si no hablan compulsivamente “eso” no sólo no son buenos patriotas, sino que dificultan el nacimiento de “esa” nación. Con la correspondiente responsabilidad ante la Historia. ¡Grave castigo!
Pondré un ejemplo de qué entiendo por hablar en sus dialectos compulsivamente.
Si hay un grupo de cuatro o cinco personas y “personos” (diría la socialista Bibiana Aido) reunidas en torno de una mesa de las que algunas sólo hablan español y otras hablan el español además de “eso”, la conversación global se puede realizar en español. No siempre, de todo hay.
Sin embargo si dos o más de estos “plurilingües” presentes en el grupo hablan entre sí, inevitablemente dejan de hablar en español para hacerlo en “ese idioma”. Es decir, están pendientes obsesivamente de encontrar una ocasión para demostrar que son buenos patriotas. Lo que se traduce en situaciones en las que la falta de educación y de respeto a los hispano hablantes, es ostensible.
Por otra parte cada uno del subgrupo se preocupará por ser el primero en hablar en “su lengua identitaria” para que no se pueda dudar de su honorabilidad y patriotismo. Con lo que la obsesión se refuerza. En este caso no se trata sólo de hablar en “eso” además se trata también de procurar ser la primera/o en iniciar la conversación en “el idioma generador de Cataluña”.
De esta forma los infelices catalanes se demuestran unos a otros que son buenos patriotas. ¡Ay del que incumpla el mandato de hablar “catalán”!
Asumir que por no hablar compulsivamente uno de los dialectos comarcales se es un mal patriota o que se dificulta el nacimiento de “la nación catalana” es sencillamente una paranoia.
De donde se deduce que el nivel de sufrimiento de la población catalana, es superior al de la española porque tiene una fuente suplementaria de estrés. Se pueden comprender, pues, las manifestaciones patológicas que se observan en esa sociedad: proliferación de células yihadistas, contubernio nacionalistas_musulmanes, conceder el gobierno de Barcelona a una okupa, etc. etc.
Ante semejante comportamiento grosero y ridículo me he permitido aportar una gota de humor, esa es mi intención, desarrollando el catalanómetro. Es un instrumento conceptual que permite cuantificar el complejo de inferioridad que los nacionalistas sienten ante la cultura y la historia española y ante España en general. Puede utilizarse analizando escritos o conversaciones.
Funciona contando el número de veces que declinan el mantram catalán y/o Cataluña en género, número y caso y dividiendo el resultado del recuento por el número de centímetros cuadrados que tiene la publicación correspondiente: catalanómetro escrito.
O bien dividiendo el número de veces en que se repite el mantram catalán y Cataluña o las veces en que el nacionalista interrumpe la conversación en español para decir alguna frase en el correspondiente dialecto comarcal (para ellos, catalán) por el número de minutos que dura la conversación: catalanómetro verbal.
El resultado de aplicarlo se mide en catalanopuntos. Cuanto mayor es el número de catalanopuntos mayor es la envidia que siente la persona que habla o escribe ante la historia y la cultura española.
¿Me toca romper el hielo? ¡Que le vamos a hacer! Leído el artículo, hay cosas con las que concuerdo y cosas con las que discrepo. Se me ha dado el caso de entrar en conversación con amigos catalanes que, hablando catalán, han cambiado al castellano, pese a saber que les entiendo perfectamente. Gracias, amigos. A mi vez, entiendo que, a alguien (yo) que piensa en Castellano, pese a conocer el Catalán, le resulta difícil pensar en una lengua y hablar en otra, es por eso que, si estoy en Cataluña, calculo que piensan en Catalán y, por respeto y por… Leer más »
D. Gerardo:
Si concretase Ud. los puntos de mi articulillo y los motivos por lo que no está de acuerdo con mis afirmaciones, podría intentar responderle con mayor amplitud.
En este caso sólo puedo agradecerle su amabilidad por leerlo
Poniendo como premisa que es solo la opinión de alguien de la calle (yo) y poco o nada cualificado, intentaré responder en positivo No observo complejo de inferioridad en la sociedad catalana, sino complejo de superioridad en alguna parte de ella. puede ser debido a que se ha hecho chalaneo y concesiones en cosas que por sentido común, deberían ser innegociables y que gobiernos débiles, cuando no corruptos han utilizado como moneda de cambio para conseguir gobernar (malgobernar, diría yo) en ésta jaula de grillos que aún se llama España. En lo de Pujol, estoy de acuerdo con Vd., mas… Leer más »
Se presenta mi querido amigo con un exceso de humildad, lo que me sugiere que es una postura estratégica. La historia de Cataluña está huérfana de hechos de importancia, militares, artísticos, intelectuales y/o culturales. Por eso necesitan apropiarse de todo lo que reluce y está más o menos próximo a Barcelona. Entre Ud. en la web del Institut de la nova Historia. Hasta Cervantes es catalán, del mismo modo que se apropian de la liteartura valenciana. Le podría citar montones de casos parecidos de apropiaciones fraudulentas. Por no tener no tienen ni lengua y lo que llaman catalán tiene la… Leer más »
Lo que los Barceloneses (aquellos que hablan el dialecto barceloní además del español) todavía no se enteran es que si ellos existen es por España. Gracias a España han retenido su idiosincracia regionalista. Sin embargo aquellos que tuvieron la desgracia de nacer al otro lado de los Pirineos hace tiempo sólo son seres monolingües que únicamente se comunican en el francés Parisino.
Pídele al medico que te cambie la medicación. No lo digo como ofensa, es que es la única explicación a la tontería que has escrito.
Pues personalmente creo que D. Pablo Lugo tiene toda la razón.
No voy a perder el tiempo aportándole datos históricos que confirman su tesis.
Por otra parte.
¿En qué consiste la tontería?
¿Desde cuando a decir la verdad se le llama tontería?
¿Por qué no rebate las tesis del artículo?
Supongo que su ¿educación? se efectuó en Cataluña, ¿es así?
Gracias Afrikaner. Por suerte no mencioné que la misma observación aplica a los vascos. Qué hay de vasco al otro lado de los Pirineos? Acéptenlo, si no fuera por España no existirían. El francés Parisino es un “terminator” de regionalismos, se le puede preguntar la experiencia cultural de estar en el Hexágono a los bretones, provenzales, occitanos, corsos, etc. Los vascos y catalanes tienen la inmensa fortuna de estar en España.
Y si me lo permite, nosotros la inmensa desgracia de que estén