Los políticos no practican la dedicación plena al servicio de la comunidad como demanda la sociedad española. Cerca del 80% están pluriempleados percibiendo ingresos extras de mayor o menor cuantía, y apenas un 20% de estos cargos dicen no ejercer ninguna otra actividad al margen de la política.

Estos codiciosos aforados no paran en barras; no tienen bastante con los salarios que perciben amen de dietas y pluses, pensiones máximas con “cuatro” años de cotización, y otros emolumentos en forma de comisiones que se descubren o están por descubrir. No se conforman con vehículo oficial, combustible, chofer y escolta a costa del presupuesto. No tienen suficiente con pagar un menú por poco más de tres euros, mientras un escolar tiene que comer por siete euros. No se conforman con viajar a zonas fuera de su ámbito o demarcación de manera extraoficial a cargo del presupuesto. Nada es suficiente para estos “depredadores” del Tesoro Público, que se dedican a “asesorar” -al socaire del cargo que ocupan-, a empresas multinacionales que demandan licitaciones para obras públicas monstruosas por miles de millones de euros, que serán finalmente sufragadas con el fruto de nuestro sudor, nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio.

Pero, que curioso, cuando se les pregunta a estos privilegiados de la política española por el latrocinio institucionalizado, resulta que nadie ha robado, y sin embargo, la lista de imputados y procesados no para de crecer; es un goteo constante de nombres y apellidos que al amparo del sistema, se han montado en el euro mientras el pueblo agoniza, y además, sin sentir el más mínimo remordimiento de conciencia por el hecho, de que a pesar de la corrupción endémica fueron legitimados en las urnas una y otra vez.

Y para paliar, dicen, los daños causados a la democracia por el bipartidismo y otras formaciones satélites, los nuevos “grupos emergentes” que acaparan los medios de comunicación las veinticuatro horas del día, se presentan como regeneradores de esto que llaman democracia, pero, sin nombrar para nada por donde piensan comenzar esa regeneración. Hablan de alguna modificación llamativa, pero sin entrar en profundidad en la utilización de los instrumentos necesarios para extirpar los tumores malignos del sistema, como por ejemplo la desorbitante nómina de los políticos, sus prebendas, sus privilegios, y el enorme clientelismo creado en torno a esas instituciones artificiales llamadas partidos políticos.

Me zumban los oídos y se me eriza el vello cuando oigo decir a toda esta gente algo así como “mi carrera política”. No me escandalizaría demasiado si supiese que cualquiera de ellos al aludir a esa “carrera política”, tuviese la gallardía de hablar más bien de un trayecto de disputas, empujones y malas artes, para descalificar y noquear a su oponente, y así lograr entre sonrisas hipócritas un lugar privilegiado en las listas de su partido al acercarse la fecha de la contienda electoral.

La mal llamada “carrera política” no es otra cosa que una descripción que le dan los elegidos a la rampa suave y viscosa que los catapultará hasta lo que se ha dado en llamar “paraíso de los inmortales”, pues al parecer no se puede pasar a mejor vida. Llaman “carrera política” sin ruborizarse, a una trayectoria de asistencia a mítines, abrazos y propaganda, con la inscripción y entrega de un carné, en esa institución artificial subvencionada con dinero público, y que culminará con un cargo político muy bien remunerado sin superar oposiciones, sin necesidad de presentar historial académico alguno, sin acreditar experiencia profesional o laboral ni exhibir un certificado de antecedentes penales.

La grave situación actual está siendo capitalizada íntegramente, gracias a los medios de comunicación, por Ciudadanos y Podemos. Ya no existe nadie más. Los que ejercen el control mediático se olvidan de nuevas formaciones que además de mostrar una clara voluntad de que el bipartidismo desaparezca, ponen la mirada mucho más allá de donde estos dos nuevos grupos auspiciados por esos medios tienen intención de llegar. Por ejemplo:

REFORMA de la Constitución para disolver las autonomías políticas pero descentralizando el Estado, por consiguiente, una importantísima reducción del gasto público. A partir de aquí, fuerte bajada de impuestos para pequeñas y medianas empresas, autónomos y contribuyentes más desfavorecidos. De este modo, se podrá crear empleo y aumentar el consumo, estableciendo un salario digno que pueda cubrir las necesidades básicas de una familia.

INDEPENDENCIA del Poder Judicial como piedra base de la democracia, y que se supriman las fianzas que se imponen para evitar la cárcel. Si queremos que la justicia sea igual para todos, deberemos empezar por NO discriminar al que carece de medios económicos.

AUDITORÍAS externas de todas y cada una de las obras públicas realizadas en los últimos treinta años, al amparo de cualquiera de las tres administraciones: estatal, autonómica o local.

INVESTIGACIÓN y esclarecimiento de todos los delitos de terrorismo cuyos sumarios duermen cubiertos de polvo en la Audiencia Nacional. Reingreso en prisión de los terroristas, narcotraficantes, violadores y asesinos en serie puestos en libertad sin cumplir sus condenas, y perseguir sin descanso a los criminales reclamados por la Justicia para que cumplan íntegramente sus penas.

DEROGACIÓN de la Ley que establece las subvenciones a sindicatos, partidos políticos y asociaciones empresariales de toda índole y condición.

CIERRE inmediato de la verja de Gibraltar y corte de todos los suministros, mientras Inglaterra no cumpla con las resoluciones de la ONU y España recupere la plena soberanía sobre el peñón de Gibraltar.

ESTABLECIMIENTO de una sanidad y una educación públicas al servicio de los contribuyentes españoles por encima de intereses políticos y de empresas privadas, pero, utilizando las inspecciones y los cauces legales al objeto de evitar que se politice la enseñanza, y un riguroso y exhaustivo control sobre las prestaciones sanitarias e infraestructuras hospitalarias, con el fin de garantizar un servicio de calidad, y que el dinero y el material para tal fin no se desvíen por cualquier procedimiento ilícito.

MODIFICAR de inmediato la tabla de retribuciones de los cargos políticos. Percibirán un salario acorde a su profesión o último empleo, establecido y regulado por los convenios colectivos del ramo de donde procedan. Firmarán contratos con la Administración por el tiempo que dure cada legislatura, y al finalizar ésta, pasarán a percibir la prestación por desempleo como cualquier trabajador mientras encuentran otro empleo.

OBLIGATORIEDAD de todo político de establecer su domicilio allá donde sea destinado como cualquier funcionario público, de tal manera, que el Estado no tenga que desembolsar ni un solo céntimo en concepto de dietas como por ejemplo sucede con los eurodiputados.

APLICACIÓN de las normas del Régimen General de la Seguridad Social para todos los cargos políticos; se les exigirá los mismos años de cotización que a cualquier trabajador para alcanzar una pensión de jubilación y en igualdad de condiciones.

EQUIPARACIÓN en la percepción de dietas por alojamiento y manutención de todos los empleados públicos, incluidos cargos políticos. Hay que terminar de una vez por todas con la discriminación de unos en beneficio de otros, marcando diferencias en el comer y en el dormir. En los estómagos y en el descanso no debe existir distinción entre un político y cualquier otro servidor público; entre un director general y un conserje; entre un general y un soldado, pues aunque exista disparidad en las responsabilidades que se adquieren al desempeñar una determinada función, éstas, ya quedan establecidas y reflejadas en el complemento correspondiente de los haberes que devengan por razón de cargo, grado o empleo.

DEROGACIÓN de la Ley que establece pensiones vitalicias para ex presidentes de gobierno, del senado, del congreso o de las comunidades autónomas, así como retirarles también el privilegio de coches oficiales con chofer, escoltas, secretarias y demás prebendas.

RESCISIÓN de pólizas de seguros de vida contratadas por la Administración para los políticos a cargo del presupuesto. El que quiera suscribir una póliza de seguro de cualquier tipo, que lo haga en nombre propio y que abone la cuota de su peculio particular.

MODIFICACIÓN del periodo vacacional para los cargos políticos; éstos deberán disfrutar de un periodo de vacaciones similar al de cualquier trabajador español a razón de 30 días anuales en periodo estival, asi como los días festivos contemplados en el calendario laboral para la función pública.

PENALIZAR al político con “falta grave” por la no asistencia a su puesto de trabajo sin causa plenamente justificada. Con tres faltas graves se le incoará un expediente y se propondrá su relevo en el cargo sin ningún tipo de indemnización, retirándole su acta de diputado, de senador, etc.

CONTROL riguroso de las subvenciones con dinero público a todo tipo de asociaciones y fundaciones políticas, suprimiendo las subvenciones a todos los medios de comunicación. El dinero público que mana de los impuestos que pagamos los ciudadanos españoles, no se puede regalar de manera tan arbitraria a cualquier grupo o persona que lo demande sin una detallada y clara justificación.

PRIORIDAD absoluta de ayudas estatales para ciudadanos españoles con necesidad manifiesta: Los enfermos crónicos, los “niños de nadie”; las viudas sin recursos; los ancianos desamparados; las familias numerosas; los discapacitados, los desahuciados, etc. Todos ellos, serán atendidos y tratados con preferencia exquisita, hasta en el lugar más recóndito de nuestra geografía.

Es muy urgente, urgencia de verdad, que personas íntegras y honradas, capaces de ganarse la vida sin necesidad de aferrarse a la “teta pública”, se comprometan a luchar por cambiar el sistema, pero comenzando por acabar con el régimen autonómico que nos asfixia y nos destruye. No valen paños calientes ni pactos entre formaciones para seguir como estamos. Se trata de una ardua tarea, y he de reconocer que esta operación revitalizadora no será tarea fácil, y no lo será porque la sociedad en general está anestesiada por el discurso de los enquistados en las instituciones, que además de tener el poder económico en sus manos ejercen el control detallado sobre los medios de comunicación y de todo aquel que intente moverse en su contra para cerrarles el chiringuito.

Debemos prestar mucha atención a los movimientos de cambio, porque cuando un partido de nuevo cuño no menciona nada de lo relacionado anteriormente, y goza de cobertura mediática sin límites mientras otros en las mismas condiciones son condenados al ostracismo, es el indicador que nos muestra con total diafanidad, que los beneficiados por esos medios no son otra cosa que la marca blanca de aquellos que deben ser desalojados por ladrones y corruptos.