Por una España reconciliada
La invasión francesa de 1808 dejó tras sí un país arruinado económicamente, pero más aún dividido política e ideológicamente. No una simple división entre liberales y tradicionalistas (aunque su tradicionalismo fuera más francés que español) sino entre los propios liberales, un “detalle” al que no suele prestarse la atención debida. El conflicto carlista-liberal se solucionó de forma casi definitiva en una dura y larga guerra civil (las otras dos fueron insignificantes, por comparación), mientras que las pugnas entre liberales, que empezaron llamándose moderados y exaltados, salpicaron al país de pronunciamientos y golpismo hasta desembocar en una república delirante. La Restauración resolvió los dos conflictos, y si hubiera logrado el necesario apoyo intelectual, es probable que el siglo XX hubiera sido mucho más tranquilo y productivo, máxime cuando aquel régimen supo eludir la terrible trampa europea de la I Guerra Mundial.
Pero el Desastre del 98 metió al país en una profunda crisis moral no menos grave que la derivada de la invasión napoleónica: ahora tomaron impulso nuevos movimientos, hasta entonces testimoniales o poco más: los utopismos socialista y anarquista, y los separatismos vasco y catalán. Estos últimos producto de una confusa amalgama de antiliberalismo –en buena parte clerical-tradicionalista, pues Cataluña y Vascongadas habían sido las regiones más carlistas– y racismo, un racismo particularmente estrafalario, pero no por ello menos intenso. No es dato nimio que el antiliberalismo se transformase en hispanofobia, extendida también al anarquismo y al socialismo.
La liberal Restauración, de constitución bastante flexible, pudo haber afrontado estos retos, y de hecho resistió su agitación, a ratos brutal, durante un cuarto de siglo. Sin embargo quedó gravemente herido por la defección de los intelectuales. Menéndez Pelayo llegó a ser, para enfado de los tradicionalistas, el intelectual más conspicuo de aquel régimen y casi en solitario, mientras que el regeneracionismo proponía una visión extremadamente negativa de la historia de España, unida a un rechazo visceral del una Restauración en la que y de la que vivían sus adalides, como Costa, Ortega, Unamuno, Azaña, etc. Y un régimen sin suficiente respaldo intelectual, y por tanto moral, pierde su espinazo.
La hispanofobia fue, pues, el común denominador de todos aquellos movimientos, como he expuesto en España contra España. Hispanofobia contra el país real e histórico, caricaturizado ferozmente, aunque al mismo tiempo muchos le opusiesen una España tan ideal como irreal, forjada con ensueños ideológicos de poca altura, mezclados con un europeísmo vacuo y poco acorde con las realidades europeas. Todo ello culminó en una segunda república en la que, como disgnosticaba el diario El Sol a finales de 1935, nada común unía a los españoles; o como lamentaría Azaña durante la guerra, no había en su bando la menor solidaridad o conciencia nacional.
La discordia entre los españoles fue resuelta de modo bastante satisfactorio por el franquismo. La reconciliación se produjo ya en los años 40, y si algo lo demuestra con claridad es el fracaso del maquis en una situación objetiva tan favorable a él. Los hijos del desastre del 98 –socialismo, anarquismo y separatismos– desaparecieron prácticamente, y el comunismo se sostuvo, pero marginalmente. Salvo mínimos círculos irreconciliables, el régimen pudo afrontar las muy difíciles circunstancias de los años 40 y 50, e impulsar luego un desarrollo económico sin precedentes –ni consecuentes–, gracias a una sociedad básicamente reconciliada, estable y patriótica. Ello solo empezó a cambiar, y precisamente en los años de mayor prosperidad y liberalización del régimen, por efecto en gran medida del cambio de orientación de la Iglesia, cambio al que van ligados un progresivo auge del PCE, de la ETA y los separatismos, cosa que no suele recordarse ni analizarse.
Aun así, cuando llega la transición, España sigue siendo muy mayoritariamente una sociedad reconciliada, con olvido de los feroces odios de la república y el Frente Popular. No es, como pretende una interpretación superficial o falsaria, que la transición reconciliase a los españoles, sino que la reconciliación previa permitió la transición. Este dato fundamental permite entender cómo el cambio se produjo gradualmente y sin graves traumas, a pesar de dirigirlo unos políticos como Suárez, Juan Carlos, Felipe González y tantos más, cuya extrema mediocridad construyó, de todas maneras, una democracia igualmente mediocre y deficiente, sembrada de minas.
Desde entonces, y por medio de una falsificación histórica que he denunciado a menudo, el espíritu patriótico y reconciliado ha sido corroído activa o pasivamente por la mayoría de los partidos, cuya corrupción , frivolidad e incompetencia han llevado al país a una situación en la que resurgen los viejos demonios, amenazando todo lo logrado anteriormente. La hispanofobia campa de nuevo por sus respetos, a menudo disfrazada de antifranquismo, tal como en la Restauración se disfrazaba de antiliberalismo.
Y nuevamente se impone la necesidad de sanar esa especie de enfermedad moral, lo que solo puede hacerse por medio de una intensa, tenaz y prolongada campaña de aclaración contra el enorme amasijo de falsedades, enredos e irracionalidad que han convertido la política española en una farsa siniestra y cada día más peligrosa. Porque la falsedad sobre el pasado envenena el presente con odios que solo pueden superarse investigando, exponiendo y defendiendo la verdad.
A ver si esto ayuda algo a entender la hispanofobia: “El 15 de octubre de ese año Lasa y Zabala fueron secuestrados en Bayona (Francia) por miembros del GAL. Fueron retenidos en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo. Siguiendo instrucciones del general Galindo, los llevaron al palacio de La Cumbre, en San Sebastián, donde fueron torturados. A la vista del estado en que quedaron, el general Galindo, con el conocimiento del gobernador civil Julen Elgorriaga y del teniente-coronel Ángel Vaquero, ordenó su desaparición. Los guardias civiles Enrique Dorado y Felipe Bayo les llevaron a Bussot (Alicante), cavaron una… Leer más »
Si la aritmética no me falla 2 no son = a 1000,por lo tanto el resultado no les es desfavorable.Otra cuestión sería si la igualdad fuera 3000 = 1000 .Creo que el cachondeo (por quitarle fuego,es un decir ) del tiro en la nuca y el coche bomba se habría acabado antes de llegar a 100 en el segundo termino de la igualdad. ¿No le parece?.Aunque no somos muchos,todos nos conocemos y la leche que tenemos cada cual.
Pues difiero de lo que dice “Don Pío”: 1. “La discordia entre los españoles fue resuelta de modo bastante satisfactorio por el franquismo”. Y tanto, con miles de exiliados, un genocidio (ya después de la guerra) 1.200.000 personas todavía enterradas en las cunetas (segundo país en desaparecidos después de Camboya), y la mitad de la población que sobrevivió con miedo a levantar la cabeza para no perderala. Efectivamente, un período de extraordinaria placidez. ¿Satisfactorio? Para unos más que para otros, desde luego. 2. “La reconciliación se produjo ya en los años 40”. Esta es muy buena. Otra explicación plausible de… Leer más »
Las personas militantes de la “Memoria Histórica” -que no historiadores, ni siquiera historiadores marxistas- se han sacado como un mago de feria miles de desaparecidos de la chistera, como si fueran conejos de opereta. Y los muertos hay que probarlos; y probarlos con pruebas irrefutables; no con testimonios orales, que no sabemos quiénes son los “testimoniadores” ni de dónde proceden. Y no te lo dice cualquier “facha”, te lo dice un hombre cuya familia más directa era de la CNT (y dirigentes) en julio de 1936, y no tiene ninguna víctima en su familia por la represión, pese a haber… Leer más »
Bueno, no estoy de acuerdo, como cabría esperar. El número de desaparecidos no lo podremos saber nunca con exactitud, porque se ponen obstáculos a que se recuperen los cuerpos que hay en las cunetas. De esa forma, tu argumento siempre vale, pues si no se pueden sacar no se pueden contar. He ahí la razón principal, creo yo, que impulsa a los negacionistas del genocidio (el de después de la guerra, pues esa ya es otro cantar) a impedir que se recuperen los cuerpos: evitar que se sepa a ciencia cierta la barbaridad que cometió el régimen, y por ende,… Leer más »
No digo que haya muertos en las cunetas: lo que digo es que no son tantos, ni mucho menos. He hablado con muchas personas, bastantes ya fallecidas, desde hace más de cuarenta años, aparte lo que he investigado al respecto desde los años noventa en adelante. Los fusilados en la cuneta no fueron tantos, pues sólo comprendió los primeros meses de la guerra (por regla general) hasta la creación del régimen con el sometimiento de las milicias al fuero militar y la creación del Decreto de Unificación. El franquismo no nació el 18 de julio de 1936: lo hizo el… Leer más »
Bueno, pues hemos llegado a un acuerdo. Que se les de un sepelio digno y se pueda saber cuantos son.
Saludos.
¡Por fin me ha llegado su libro último dn.Pio!, naturalmente a través de mi librero habitual de Sabadell. En el corte inglés de la misma ciudad,que lo sepa, lo tienen a ud. boicoteado, escondido, y los empleados de la librería te miran con mala cara cuando lo solicitas.Dn.Isidoro Alvarez,como supongo que le llegará este post (por unos o por otros) como buen (franquista de la época,que tanto se enriqueció con su predecesor) demócrata, haga el favor de no boicotear las obras de dn.Pio Moa, él dio la cara en tiempo de Franco y ahora.Merece un puesto en sus mesas y… Leer más »
Es cierto, la España del tardofranquismo era próspera en lo económico. En lo político había un solo país, una sola ley, un solo idioma . La mayoría del pueblo español estaba razonablemente satisfecho. Es inexplicable cómo hemos llegado a esta situación. Sin industria, arruinados para un par de generaciones y con grave peligro de desmembramiento nacional. La clave está en desandar lo mal andado. Tenemos que reconstruir España. Un solo territorio, una sola ley para todos, un solo idioma. No por patriotismo, que también, sino por interés propio y de nuestros hijos.
… Gracias, una vez mas , a Pio Moa, por saber exponer los verdaderos hechos de una historia de España, a los que muchos , desconocen, o quieren falsear.
Ni por todos los medios al alcance de uno, se puede luchar hoy en dia con ese liberalismo mafioso. Porque si antes eran los ideales los que dividian hoy en dia es el dinero y eso es mucho mas dificil de resolver. España lleva siglos peleandose consigo misma, somos asi y no podemos remediarlo, no hay una conciencia de patria porque ningun gobernante se ha propuesto hacerlo, Franco hizo un timido amago de inculcar el patriotismo, pero se quedo en eso. La mayoria lucha contra su propio pais, pero no quiere abandonarlo por que seamos realistas se vive muy bien… Leer más »
Este tio habla muy bién, tiene conocimientos y es de derechas, no me gusta como le hacen el vacío gente a la que el defiende.
Se equivocóen antaño, pero es de buén cristiano perdonar al que se arrepiente y con su voluntad y trabajo creó que ha compensado las equivocaciones que hubiera cometido en un pasado.
Tiene muy buenas cualidades para abrir los ojos de los ciegos de izquierdas, ha convencido a muchos de su error, hemos de estarle agradecidos por su gran labor y trabajo.
Un cordial saludo y ánimo.