Mandela, el nuevo dios en el olimpo mundialista
Tan infectado está el aire que respiramos de la nueva religión mundialista que hasta conocidos míos que tenía por cabales han sucumbido estos días al clima de histerismo que ha seguido a la muerte de Mandela. Entre las nuevas letanías escogidas para glosar a la nueva deidad aparatosamente incorporada al olimpo mundialista, ninguna tan repetida como la de habernos quedado huérfanos con la desaparición de Madiba, dicho así hasta por Rajoy, como si se tratara de alguien de la familia. Hasta los extraordinariamente afectos desde el punto de vista profesional a la sentencia evangélica que dice: “La verdad os hará libres”, disfrutan, según se deduce de la lectura de sus mensajes de condolencia y pésames, permaneciendo voluntariamente en la más ignominiosa esclavitud.
De entrada me escama bastante este consenso que en torno a la figura de un Mandela pacifista y misericordioso existe por parte de los grandes poderes mundiales. Los portavoces de la nueva fe han ocultado que el fallecido alcanzó triste fama cuando en sus años de activista del Congreso Nacional Africano empleó métodos estalinistas contra sus adversarios, elogió las dictaduras comunistas y justificó la violencia terrorista como método de lucha.
No es por tanto casual que, hasta el año 2008, Mandela fuese considerado un terrorista por Estados Unidos y Reino Unido, paradójicamente dos de los países que más se han esforzado por su glorificación y subida a los altares de la globalización ideológica.
Sería hasta junio de 2008, tras una propuesta de ley firmada por el entonces presidente George W. Bush, cuando Mandela fue retirado de dicha lista.
En 1987, Margaret Thatcher, la llamada Dama de Hierro, también calificó a la organización de Mandela como “grupo terrorista típico”. “Nelson Mandela debería ser fusilado”, dijo incluso en 1980 el diputado Teddy Taylor.
¿Qué ha cambiado en tan corto plazo de tiempo para la beatificación de quien era considerado un terrorista en las principales agencias de seguridad internacionales? ¿Por qué entre los apuntes que adornan estos días el beatífico perfil biográfico de Mandela se ocultan hechos tan elocuentes como la escandalosa fortuna que se disputan como aves de rapiña los herederos del antiguo terrorista?
Las verdades oficiales del nuevo orden son algo tan específicamente uniformador, que han terminado por caracterizar al ciudadano medio, incapaz de rebelarse intelectualmente ni de adoptar otro punto de vista distinto al que le viene impuesto por el Sistema a través de sus poderosísimas terminales mediáticas. Sostener en ese contexto político y social que Nelson Mandela fue siempre un canalla es plato al alcance sólo de paladares que no han sido atrofiados por quienes, en nombre de la nueva religión global, han redefinido el significado de la moral adecuándola a sus pretensiones políticas y económicas. En estos asuntos no creo que haya errores, sino mentiras deliberadas.
Por otra parte, en los círculos creadores de la mitificación de Mandela se cuidarán mucho de mencionar que la Suráfrica a la que se enfrentó, con bombas contra su población civil, registró los mayores niveles de desarrollo económico y bienestar de todo el continente. En la Suráfica pretendidamente racista, la esperanza de vida de la población de raza negra era de 72 años, mientras que en la vecina Lesotho no alcanzaba los 50. En la Suráfrica del apartheid, una indeseada pero efectiva medida económica, no se registraban muertes infantiles por desnutrición, sin duda el paisaje icónico de la realidad en el resto del continente. Un niño de raza negra nacido en Suráfrica tenía cien veces más posibilidades de alcanzar la pubertad que otro de Nigeria, Gambia o Mozambique. Puede decirse que Suráfrica constituyó el único caso del continente donde los surafricanos de raza negra perecían de viejos y no como consecuencia de las hambrunas. Mandela no carecía del instinto necesario para percatarse de las devastadoras consecuencias que tendría para la economía de su país la huida masiva de ‘afrikaners’. Esa visión utilitarista del hombre blanco no tuvo nada que ver con lo que sus hagiógrafos nos relatan estos días hasta el empalago.
Sinceramente, no puedo creer que se haya olvidado estos días el papel de los surafricanos blancos en la construcción de un país notablemente mejor y más avanzado que todos sus países vecinos. Entiendo que, conforme a los dogmas de fe de la nueva religión mundialista, ninguna población de origen europeo pueda capitalizar otra cosa que no sea el dolor y la sangre de inocentes. Pero, ¿qué decir de los europeos que capitalizan el olvido, por pereza intelectual o por miedo al qué dirán?
Que se puede esperar de un viejo de ochenta años, que pretendía casarse con una niña de 18
Para colmo, Mandela apoyó la ocupación ilegal del Sahara por Marruecos
¿Quién iba a pensar que para ser un dios era necesario caer tan bajo?.
Todos sabemos la auténtica biografía de tan siniestro y repulsivo personaje.
Ha pasado por el quirófano y se ha sometido a una liposucción, lifting, maquillaje etc… pero la verdad está ahí.
Mandela es un sepulcro blanqueado por fuera pero una auténtica gusanera por dentro.
El pueblo sedado, drogado, cataléptico, narcotizado y lobotomizado le adora a pie juntillas, de hinojos, genuflexo.
¿He dicho pueblo?, perdón quería decir “masa”.
A mi toda esta Mandelo-manía unánime me la barrunto pelín forzada.
http://www.dailymail.co.uk/news/article-2520662/Neil-Phillips-quizzed-8-HOURS-police-Nelson-Mandela-Twitter-jokes.html
Como a punta de pistola.
Quizás me estoy volviendo paranoide =p
https://www.alertadigital.com/2013/12/10/nom-en-estado-puro-detienen-y-someten-a-un-interrogatorio-de-8-horas-a-un-britanico-por-hacer-un-chiste-sobre-mandela/
Podriamos hablar objetivamente de dos “mandelas”; el primero, muy radicalizado de antes de ser encarcelado en 1962, cometio sin duda actos de terrorismo, donde murieron blancos y negros inocentes, y ademas era un marxista dogmatico, muy ligado a los intereses de la URSS. El segundo “mandela” que salio de la carcel en 1989, digamos que fue mas moderado y quizas mas astuto; entendio que si se expulsaba bruscamente a los blancos, la ecnomia colapasaria, tal como le ocurrio a Angola sumida en el caos por decadas, despues de la brusca salida de los portugueses en 1975. Asi Mandela, que sin… Leer más »
Pero a la opinión pública se le ocultan las fechorías de Mandela I, y además no se conoce que Mandela II se haya arrepentido de los actos terroristas que cometió Mandela I. Mientras tanto, en la calamitosa Sudáfrica que ha instaurado, los afrikaners poco a poco se van marchando. Objetivo cumplido.
Sr. Robles, buenísimo el artículo, no conocía a fondo las fechorías del finado. ¿Qué busca el “nuevo orden” con el ensalzamiento de este personaje? Un saludo a todos los lectores.
Debes leer e informarte más y verías que Mandela o Madiba como prefieras, ha sido un lobo con piel de cordero toda su vida. ¿Tu esposo bien?
Las verdades del barquero. De terrorista y asesino (verdad verdadera) a pacifista redentor y libertador de pobrecitos negros (nueva verdadmundial)
Que asco de siglo