Desayuno con diamantes
A. Pérez.- Según el principio de Occam, la respuesta más sencilla suele ser la correcta. No hace falta ser un sesudo economista para constatar que el sistema económico impuesto por la UE, es un absoluto fiasco. Grecia fue la primera víctima de las mismas maniobras especulativas orquestadas en la oscuridad, que la UE ha perpetrado contra Irlanda y Portugal, y con las que ahora, sin ruborizarse, amenaza a España e Italia. Y cuando la quinta y la cuarta economías europeas, respectivamente, están en riesgo, ha llegado el momento de plantearse la conveniencia de seguir adelante con un proyecto de unión política, monetaria y económica, que a todas luces ha fracasado, y proclamar alto y claro que la Unión Europea es el problema, no la solución.
Cuanto más se avanza en la aplicación del Tratado de la Unión, peor van las cosas para los españoles. Todos sabemos que la introducción del euro ha sido el ‘harakiri’ de nuestra industria turística y de tantas otras. Con el euro como divisa fuerte, el único país que se ha beneficiado es Estados Unidos, que ha mantenido su divisa a la baja para favorecer sus exportaciones frente a las europeas. El sistema de economía de casino no tiene ninguna razón de ser, salvo para los especuladores que se enriquecen con él. De ahí esa obsesión por obligar a los Gobiernos europeos a acudir a la banca privada, en lugar de a sus propias políticas fiscales, para refinanciarse.
Los especuladores de Wall Street siguen con los ojos puestos en España. ¿Por qué? Pues porque es un país solvente, digan lo que digan sus prevaricadoras agencias de calificación de la deuda pública, en el que creando una crisis económica bien teledirigida, se generará una inmensa deuda pública que ellos se encargarán de refinanciar ‘generosamente’ aplicando unos abusivos intereses. Así, todo el país, como si de una pequeña empresa o de un particular se tratase, será cliente (deudor) de unos acreedores privados, presumiblemente anglosajones, que se van a enriquecer a costa de una clase media española que cada día verá más mermados sus salarios, beneficios sociales y pensiones. Y, al tiempo que se despotrica del déficit público cuando sirve para crear escuelas y hospitales, se fomentará elevarlo hasta el infinito y más allá, cuando se emplee para abonar los intereses de la deuda contraída con los especuladores privados de Wall Street. Los mismos granujas que organizaron el fraudulento ‘crack’ bursátil de septiembre de 2008, y cuyas consecuencias aún estamos sufriendo.
Entretanto, Francia y Alemania ejercen de tontos útiles dentro de la UE, fingiendo ser sus líderes, pero actuando obedientemente a las órdenes del ‘amigo americano’ que sigue empeñado en mantener a Europa en los ‘felices’ tiempos de la posguerra y el Plan Marshall. Para Estados Unidos, sobre todo, en España hay un fenomenal negocio llamado “Seguridad Social” en el que los especuladores no han podido meter sus rechonchas manitas, y están impacientes por hacerlo. Porque cuando se privatice la sanidad pública, siguiendo el modelo norteamericano, no tendremos más remedio que suscribir unos seguros médicos-basura (como las célebres hipotecas) que, después de sacarnos los cuartos, nos dejarán en la estacada cuando tengamos un problema de salud importante, y que requiera de algún tipo de intervención quirúrgica.
Una enfermedad en uno de sus miembros, puede arruinar a una familia. Esto no lo sabemos, y algunos no quieren creerlo, porque hasta ahora estos servicios médicos eran gratuitos. En Estados Unidos, aunque se pague un seguro médico, la asistencia médica no está garantizada. Las compañías siempre le buscan las vueltas al paciente para no pagar. Así que, o hipotecan su casa, quienes la tienen, para que le pongan un bypass, o su vida corre peligro. Cuando alguien sufre un infarto, si no tiene un excelente seguro médico, o mucho dinero, lo que es imprescindible para disfrutar de lo anterior, no hay operación a corazón abierto que valga. Lo más que va a obtener el infartado es un par de descargas eléctricas con unas herrumbrosas palas que, si no le matan por electrocución, le reaniman. Al menos para que abandone el hospital por su propio pie y se vaya a su casa, o a la intemperie, a morirse sin molestar y sin generar una onerosa carga para el hospital y la compañía de seguros.
El otro gran chollo en el que esperan meter sus porcinas manitas los especuladores, es el de las pensiones, hasta ahora garantizadas por el Estado a través de la Seguridad Social. Les dirán a los ciudadanos que suscriban un plan privado de pensiones o de jubilación, y cuando el banco se vaya al carajo, como ha sucedido recientemente con el Lehman Brothers en Estados Unidos, o con el Northern Rock en el Reino Unido, los suscriptores de esos planes-basura se quedarán sin la pensión y los ahorros de toda su vida porque un tío listo llamado Bernard Madoff, o Perico el de los Palotes, engañó a unos rústicos listillos llamados Botines o Calcetines, y se fundió toda la pasta en un casino de Las Vegas, desayunando con diamantes en Tiffany’s, o cepillándose a diario a dos o tres modelos despampanantes, mientras miles de pardillos se quedaban en la calle gozando del buen tiempo, empujando un carrito de supermercado, y ejerciendo de pintorescos indigentes para el resto de sus días. ¡Qué aterrador futuro!
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Quien me explica porqué los neo-liberales españoles estrán ansiosos de privatizar todo y acabar con casi todo el llamado estado de bienestar con el asentimiento tontuso de una parte de la derecha que lo aplaude y jalea,
por que se gana mucho dinero… qué pregunta…