“Pertenecer a los Países Catalanes es un sentimiento y no es necesario vivir allí, el DNI es la enseña personal de nuestro sentimiento”. Éste es uno de los argumentos que han llevado a cerca de 2.500 personas a encargar a través de la plataforma DNI.cat sus propios “carnets de nacionalidad catalana”, un documento no oficial, pero con un fuerte carácter simbólico.

Según se ha sabido, los promotores de DNI.cat dicen no tener vinculación con ningún partido político. El formulario para obtener esta acreditación puede consultarse en esa dirección. El coste es de 11 euros y lo envían al domicilio en un plazo aproximado de 15 días.

Además de la mencionada web, existen otras como carnet Catalá, en la que quienes adquieren su documento firman un compromiso: “Manifiesto mi voluntad de ser catalán y asumo los derechos y deberes que ello implica”. También animan a que se luche “democráticamente” para que Cataluña se convierta “en un nuevo Estado europeo”.

De acuerdo con sus creadores, el origen del DNI catalán está en una iniciativa puesta en marcha en los años 70 por el sacerdote y activista Josep Dalmau, conocido como mossèn Dalmau. El carnet tal y como puede adquirirse hoy empezó a tomar forma en 2008.

Otras acciones simbólicas

La iniciativa del DNI catalán converge con la de poner en las matrículas de los coches un adhesivo con la estelada.

Después de casi tres meses en marcha, los organizadores calculan que lo llevan un total de 4.000 coches en Cataluña, casi la mitad de ellos en la localidad barcelonesa de Vic.

Están “diseñadas para que no impliquen ninguna sanción de Tráfico”: se colocan bajo la placa oficial del vehículo y es un instrumento más para reivindicar que Cataluña sea reconocida como un nuevo estado dentro de Europa.