Francisco Rubiales.- Nos hemos equivocado entregando al Estado todo el poder, creando oligarquías sindicales que nos tutelen, partidos políticos que nos pastoreen y estructuras estatales complejas que repartan el dinero y presten servicios. No hemos confiado en nosotros mismos y hemos creído a los mensajeros del miedo que afirmaban que un Estado fuerte era imprescindible. Nos asustaron con los enemigos exteriores, pero no dijeron nada de los interiores y ahora resulta que el Estado rearma y refuerza su policía porque se siente más amenazado por sus ciudadanos que por los ejercitos enemigos.

De nada sirvieron experiencias terribles de Estados depredadores y asesinos como los comunistas y los nazifascistas. ¿Y si todo fuera mas sencillo y el ciudadano fuera capaz de organizar la vida y la convivencia con mas eficacia y justicia que todos estos inútiles ampulosos que nos han llevado hacia la injusticia, la desigualdad, el hambre, la violencia y que hasta han asesinado a cientos de millones de ciudadanos? Podría ser cierto lo que muchos pensadores liberales honrados ha repetido sin que nadie les escuchara: “El Estado es un monstruo y el peor invento de la Humanidad”.

Con nuestras propias manos, entregándoles nuestra voluntad política, nuestra libertad y nuestro dinero, hemos creado una superestructura incontrolable, que nos saquea, nos riñe, nos castiga y no nos hace ni mas felices ni más prósperos. Desde que existen, el Estado y sus dueños, los políticos, se esmeran en dividirnos, en desinformarnos, en hacernos estúpidos, en desmontar nuestras corazas de valores y principios y en esclavizarnos. Hay cientos de miles de ellos viviendo del Estado y han creado, tan sólo en España, 5.000 empresas, instituciones y fundaciones públicas, la mayoría innecesarias y tan sólo para colocar a sus familiares y amigos. El mundo que ha creado ese Estado, obra nuestra, es un mundo injusto de pobres y ricos, de hambrientos y saciados, de fuertes impunes y débiles aplastados, donde los derechos humanos son violados una y otra vez. ¿Para construir esa pocilga hemos entregado nuestra libertad y creado el Estado?

Si es cierta la sentencia de que “la ausencia de gobierno es la democracia suprema”, entonces nos hemos equivocado. Si el sistema creado produce presidentes tan nefastos para sus países como Zapatero y Rajoy, entonces es seguro que nos hemos equivocado. Es mas que probable que la creación del Estado moderno haya sido el peor error de la Historia humana.

Reproducimos hoy un vídeo que recoge estas reflexiones y que cuestiona seriamente el camino emprendido por la Humanidad desde hace sesenta años. Merece la pena verlo porque, en mi opinión, tiene mucha razón: nos hemos equivocado entregando el poder a unos políticos cuyas filas se han infectado con demasiados corruptos, arbitrarios, injustos, ladrones y hasta asesinos. Nos hemos equivocado entregando el poder a unos políticos cuyas filas se han infectado con demasiados corruptos, arbitrarios, injustos, ladrones y hasta asesinos. (Ver video)

Hemos desconfiado de nosotros mismos y hemos entregado el poder a depredadores. Nos hemos equivocado.

Ahora es difícil corregir el rumbo porque las fieras se han atrincherado en el Estado y han sabido crear millones de abducidos que les apoyan, auténticos esclavos educados para obedecer, que se sienten aterrorizados ante las responsabilidades.

Pero nunca es tarde para cambiar.

Lo único que es seguro es que, después de ver el vídeo y reflexionar, te pasaras al bando de los que estamos seguros que el Estado es un monstruo insacible y depredador, incapaz de hacer bien su trabajo. Descubrirás, con gran dolor y preocupación, que nuestro enemigo más íntimo y peligrosos es ese Estado que nosotros hemos creado, plagado de miserables, de aprovechados y de instituciones que sólo sirven para alimentar el poder, los privilegios y la vanidad de los políticos.

Si lográsemos reducir el Estado a la mínima expresión, confiando en la capacidad de la raza humana para autogobernarse y gestionar el mundo, no cabe duda de que estaríamos mejor, porque peor que estamos ya es difícil estar.

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