Es la frase con la que la que se despachó Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso, avisando de que no cumplir con la legislación “trae problemas”.

Sé que todos estamos hartos de la falsa ubicuidad de nuestros sabiondos políticos pero la frase, en el actual contexto, no podía ser peor. Partimos de la base de que la ley está para ser cumplida, otra cosa es que hasta el momento se haya hecho la vista gorda sobre el tema dados los pingües beneficios que a las empresas les aporta la explotación de la mano de obra inmigrante, barata y de contratación irregular. Ya lo decía un ministro de trabajo francés hace más de una década: Sin la inmigración ilegal las empresas no podrían funcionar. Él lo sabía, ahora eso sí, si lo pillan al inmigrante lo extraditan y al empresario le imponen a lo sumo una multa, en la mayoría de los casos asumible.

Pero ¿porque una afirmación así en un momento de crisis como éste? No encuentro una explicación. Aparte del malestar general que produce (por si fuera poco el que ya hay) es irritante y mueve a la contestación ciudadana, aunque a pocos parece interesarles la suerte de los inmigrantes que hasta hace poco trabajaban en la tareas rurales y de servicios que los españoles no querían asumir.

Ahora que el paro es acuciante y la necesidad de trabajo una desesperación el gobierno se acuerda de que hay inmigrantes sin papeles que hay que echar como moscas molestas de nuestro plato. La frase de Alonso, innecesaria, es una incitación a la xenofobia.
Absolutamente reprobable