Yo estaré en las Navas
Carmen Klecker.- Hoy es 16 de julio de 2012, lunes. Fue aquel otro lunes hace 800 años en el que los protagonistas de nuestra historia novelada, y de la que os hemos hecho una semblanza desde el 1 de julio en recuerdo de los 16 días desde la salida de Toledo del ejército cristiano, se encontraban aquí. Con veneración asisto este año y es mi deseo que aunque no estéis aquí, de alguna manera estemos juntos. Que España esté hoy aquí, solo es posible por aquellos que en estas mismas tierras que hoy piso, no escatimaron vida, desplegaron todo el heroísmo posible, abrazaron y enseñaron la cruz y con su victoria frente al Islam nos ofrecieron la libertad.
Muchos os hemos relatado ya pero en la novela “Las Navas de Tolosa” (Ed. Rambla), de Enrique de Diego, hay más, mucho más, historias de amor de encendida pasión, como corresponde a una época en la que la muerte está al acecho en cada esquina de cada amanecer. Episodios de humor, porque la tensión de aquellos años que tan fielmente refleja el autor, precisan de un saludable respiro de risas; o perlas de disfrute de bellísimos momentos en el reflejo del ocaso de la dinastía andalusí; zozobra en la judería de Toledo, o escenas de cuadros en el más puro estilo “valleinclanesco” como la muerte del primogénito del rey de Castilla e inspirador de la Cruzada; y la batalla final que no escatima en cruda realidad. Toda una crónica y todo un trozo de nuestra historia, de nuestra España, rescatado y puesto entre las manos del lector.
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam