“Balance de la historia”: La conquista otomana
René Grousse/Traducción: BD.- “El hecho capital de la historia musulmana en los últimos nueve siglos habrá sido el establecimiento compacto, en los alrededores de 1080, de la raza turca sobre la meseta de Anatolia. Notemos que, a pesar de las dominaciones políticas que se han extendido en diversas ocasiones durante siglos, las dinastías turcas no lograron hacer turcos ni el Irán, ni Siria. En esos dos países, la raza persa y la raza árabe, por el contrario, asimilaron a sus vencedores. Por una especie de derogación a la regla general, en Anatolia fue casi total la eliminación del elemento griego. (…)
“Sin embargo, por definitivamente que la raza turca se hubiese establecido sobre la meseta del Asia Menor, esta no era para ella más que un alto hacia Europa. El movimiento que desde hacia siglos llevaba a esos pastores nómadas en la dirección del oeste, era como una fuerza de la naturaleza. Desde las rudas gargantas del Altaï y las estepas turcomanas hasta las orillas del Mármara, era un lento fluir de tiendas negras, de tribus rotas o de dinastías poderosas, el movimiento anónimo de una humanidad en marcha. A veces surgía un obstáculo que detenía durante años o siglos la migración. Pacientemente, la raza turca esperaba a que el obstáculo hubiese desaparecido; después reanudaba su marcha. (…)
“En 1362 los turcos, pasando a Europa, fueron a tomar Andrinópolis (actual Edirne, en la Turquía europea) (…) La instalación de los turcos en Europa… ¡En otros tiempos, qué tumulto de cruzada no hubiese suscitado tal noticia! Pero estamos en plena Guerra de los Cien Años. Italia y el Sacro Imperio están divididos hasta el infinito. El papado está “cautivo” en Aviñón, esperando el “Gran Cisma”. La Edad Media se deshace. Ya no hay Europa. El 20 de julio de 1389 los turcos aplastan al ejército serbio en Kosovo, victoria que les entrega los Balcanes.
“La conquista otomana alcanzaba el Danubio. Directamente amenazados, los húngaros imploraban la ayuda de Occidente. No era ya para Tripoli o San Juan de Acre para donde, en lo sucesivo, marchaban las cruzadas, sino para Belgrado o Nicopólis ¡En cien años, qué retroceso! (…) La batalla de Nicópolis en la jornada del 13 de septiembre de 1396 será en la historia uno de los peores desastres que haya sufrido nuestra civilización. Desde ese día, la península de los Balcanes fue borrada -para más de 400 años- de la pertenencia europea. (…)
“Ninguna catástrofe fue más prevista y menos conjurada que la caída de Constantinopla. El espíritu de cruzada (cuya debilitación parece ser una señal de progreso para ciertos historiadores) había desaparecido. Europa iba a pagar caro su escepticismo y su inercia. Las miserables querellas de los pueblos balcánicos en Macedonia, la rivalidad anacrónica de los griegos y los latinos sobre el Bósforo, el oscurecimiento de Francia a consecuencia de la Guerra de los Cien Años y la disidencia borgoñesa preparaban para una parte de Europa una esclavitud de cuatro siglos.
“El sitio de Constantinopla, ya se sabe, duró del 6 de abril al 22 de mayo de 1453. Durante esos dos meses, contra 160.000 soldados aguerridos de Mehmet II, Occidente no puso al servicio de la defensa de la ciudad más que 3.000 residentes venecianos, genoveses y catalanes. Ninguna de las potentes escuadras italianas aparejó a tiempo. Lo que estaba en juego era, sin embargo, todo el porvenir y, si así puede decirse, también todo el pasado de la más vieja Europa.
(…)
“La cristiandad, que no había querido salvar Constantinopla, pagó caro su egoísmo. Una vez dueños de los Estrechos, los turcos pudieron consagrarse al frente del Danubio. (…) La ola de la invasión partida en el siglo XI del fondo del Turquestán no se detuvo, en el otoño del año de 1529, más que a las puertas de Viena. Los turcos esclavizaban a Hungría, arrebataban Rodas a los Hospitalarios, Chipre a los venecianos, sus corsarios se establecían en Argel, organizaban allí a los berberiscos, sitiaban Malta y pirateaban hasta las costas de Provenza. El 7 de octubre de 1571, la batalla de Lepanto destruyó la flota de los otomanos, sin poder arrancarles ninguna de sus conquistas.
“El que un pueblo de raza altaïca, de religión árabe, de cultura árabe-persa, haya podido arrogarse tal posición en los destinos de nuestro continente, nos permite medir la decadencia de la sociedad europea a fines de la Edad Media. Entiéndasenos bien. No se trata, en modo alguno, de condenar aquí a la civilización musulmana en sí misma, ni tampoco de condenar a la raza turca. Pero lo que los osmanlíes aportaban en el siglo XV a la tierra europea era la ruptura total del desarrollo cultural. En los países cristianos donde el régimen se impuso, todo pensamiento libre, todo progreso científico e intelectual se vieron por mucho tiempo detenidos. Ninguna liberación de los conciencias o de las sociedades fue posible. Las instituciones políticas no pudieron elevarse por encima del más primitivo despotismo. Una parte de la población europea se encontró separada de Europa. Nobles razas, que habrían podido ser asociadas al movimiento del Renacimiento fueron de ese modo mantenidas al mismo nivel de los beduinos del Nedjed, los partisanos kurdos o los pastores kirguises.”
“Balance de la Historia”, 1947, René Grousset
Hay que echar a los turcos de Europa y pedirles una compensación por la deuda histórica que mantienen con los europeos por todas las guerras en las que participaron y el sufrimiento que trajeron a nuestro continente. ¿Alguna ong se anima a secundar el proyecto o solo lo protestan cuando el agredido es algún pueblo sudamericano o africano?