La Guardia Civil ha desarticulado, en una operación desarrollada en el municipio malagueño de Vélez-Málaga, una organización dedicada a la introducción de grandes cantidades de hachís en España por vía marítima, deteniendo a sus 28 integrantes –20 españoles, siete marroquíes y un francés– e interviniendo 10.710 kilogramos de hachís. Para ocho de los arrestados el juez ha decretado prisión incondicional y para el resto, libertad con cargos.

A los detenidos en esta operación, que comenzó en septiembre del pasado año, se les imputan los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas y receptación, tal y como han informado este jueves en rueda de prensa el subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar, y el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga, José Sánchez.

Desde el inicio de la operación, denominada ‘Melli’ porque los cabecillas de esta organización son mellizos, hasta su culminación, la Guardia Civil ha practicado nueve registros domiciliarios en los núcleos veleños de Almayate y Torre del Mar.

Aparte de la droga intervenida, que habría alcanzado en el mercado ilícito un valor de unos 10 millones de euros, los agentes se han incautado de maquinaria para envasar al vacío el hachís y también para montar y desmontar neumáticos en los que luego ocultaban la droga; 6.000 euros en metálico; una pistola y un revólver no legalizados con su correspondiente munición, así como dos carabinas; equipos informáticos y dispositivos de telefonía móvil de última generación, y seis vehículos. Asimismo, se ha procedido al embargo preventivo de tres inmuebles y al bloqueo de todos los activos financieros de los cabecillas.

MODUS OPERANDI

En cuanto al modus operandi, cuando los miembros de la red concretaban la entrada de una embarcación con droga, desplegaban dos equipos con funciones diferenciadas. Uno de ellos, compuesto por los denominados ‘aguadores’, se encargaba de la vigilancia de la playa y de los lugares estratégicos para detectar la presencia de cualquier vehículo o persona sospechosa.

El otro grupo, denominado de ‘farderos’, se encargaba de ocultarse en el interior de una nave construida por ellos mismos a escasos metros de la orilla de la playa, y que estaba comunicada interiormente con casas colindantes, que también habían sido edificadas previamente por los narcotraficantes.

Una vez en el interior de la nave, los ‘farderos’ recibían un cursillo acelerado para proceder al desembarco y traslado de los fardos. Para ello, se colocaban en dos hileras, una orientada a poniente y otra a levante con el rostro cubierto por un pasamontañas y de esta forma se iban pasando la droga.

En el momento en el que el hachís estaba en el interior de la nave, una parte era transportada en vehículos y otra era camuflada en el interior de ruedas de repuesto. Igualmente, disponían de una reserva de hachís –200 kilos aproximadamente– en el interior de una falsa pared para disponer de la droga en el caso de pérdida de algunos de los alijos.

Posteriormente, a través de las comunicaciones interiores de la nave, accedían a los otros inmuebles, para cambiarse de ropa y salir con toda naturalidad de la zona. Asimismo, a los narcotraficantes les servía dicha nave para ocultarse en caso de percibir presencia policial.

Las investigaciones han sido dirigidas por el Juzgado de Instrucción número 1 de Vélez y la operación ha sido desarrollada por el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Málaga, con la colaboración de agentes del municipio veleño.