Los amores de don Mariano
Francisco Alamán Castro.- Me pregunto, ¿el señor Rajoy a quien quiere más, a España o a él mismo? ¿Al PP o a él mismo?
Supongamos que quiere más a España. Si esto fuese así, en las últimas elecciones generales hubiese puesto como líder del PP asturiano al señor Cascos, la mayoría absolutísima hubiese sido más que segura para el PP. Esto supondría un bien para el PP, para Asturias y por tanto para España. Rajoy, que no es tonto, sabe que, aunque de obediencia ovejuna, la dirección del PP asturiano es un viejo e inútil, cada vez más viejo e inútil, trasto.
Supongamos que eso fue un error involuntario. Decimos los militares mal educados, los hay también finos: “a la mejor puta (dicho sea con el mayor respeto) se le escapa un pedo (con perdón)”.Una vez victorioso FORO, de ideología cuasi idéntica al PP, éste debía haber colaborado estrechamente con él, aguantando su humana manía-envidia y no ponerle la zancadilla siempre que pudo.Esto supondría el barrido de los socialistas, el bien de Asturias y por tanto el bien de España.
Foro honradamente, sabiendo que muy posiblemente perdería la bicoca del Gobierno, que tanto jugo le sacan otros, tenía en contra todo: al completo la televisión y TODA la prensa y radio asturiana, convocó nuevas elecciones, única posibilidad de que alguien pudiese gobernar.Y pasó lo que pasó, volvieron los mismos de Riopedre y demás santos y pobres mártires, ahora millonarios.
Supongamos que Rajoy quiere más a Rajoy. Se explica todo mucho mejor. Su miedo, desde siempre, es que alguien le quite sitio, hay que reconocer que para evitarlo siempre puso el más ardiente interés, como es listo y se lo tomó muy en serio, nadie se lo ha quitado, lo cual está muy bien.Pero tiene un inconveniente, no puede tener gente brillante a su lado y cuando ve que hay alguien se lo quita de encima.Empezó con Zaplana y Acebes, los dos ministros de más empuje de Aznar, siguió con Rato y Mayor Oreja y luego piezas menores, pero muy valiosas, como María San Gil y otros dirigentes del PP vasco, hasta entonces ejemplo vivo (con muchas posibilidades de no estarlo) para el PP nacional.
No se pudo cargar a doña Esperanza, interés puso, pero doña Esperanza es doña Esperanza y hay que tener más que el caballo de Espartero que los que tiene don Mariano.Ahora se veía con otra doña Esperanza (don Paco más bien) en el Principado, que evidentemente le hubiese venido muy bien al PP, a Asturias y por tanto a España, pero fatal a don Mariano, pues son gente brillante, que es muy posible que le hiciesen temblar el puesto.
Dos Esperanzas son demasiadas esperanzas.Y como don Mariano tiene claro a quien quiere más, las cosas están como están y así hasta la próxima.