La incapacidad de los políticos
Honorio Feito.- Todo parece indicar que el Partido Popular se ha juramentado para echar al señor Álvarez-Cascos de la política. Da igual el coste, y no digamos lo que piensen los asturianos. El dividido voto en Asturias hizo imposible un gobierno con mayoría, capaz de llevar adelante un plan que, aunque duro y exigente, diera estabilidad política y permitiera, en un periodo razonable, recuperar el empleo, que es la base de la estabilidad económica y con ello remontar la crisis. Con casi cien mil parados, y unas infraestructuras lamentables, a los políticos asturianos no parece que la situación les haga perder la calma. Al fin y al cabo, qué más da…
El señor Prendes, candidato de UP y D ha desvelado ya su secreto y ha optado por dar su voto al partido más votado, el PSOE. Para muchos asturianos, comienza el desgaste del partido de Rosa Díaz y para otros, el desencanto con esta formación que parecía que podría optar a mejores resultados electorales. Ya se verá. Lo cierto es que, despejada la duda, nada impide a la coalición de izquierdas, presidida por el PSOE y la ayuda de Izquierda Unida y UP y D, volver a tomar las riendas del poder en el Principado. Más de lo mismo de lo vivido en los últimos doce años y que los asturianos quisieron cambiar.
El refranero castellano, que es sabio, dice que a perro flaco, todo son pulgas. Asturias, olvidada en los despachos oficiales; sacrificada en los presupuestos; relegada a los últimos lugares en los repartos gubernamentales de cualquiera que sea el partido representado en el gobierno; castigada por las directrices partitocráticas es, además, objeto de reprimenda económica por la absurda lucha que los mandarines del Partido Popular tienen contra Álvarez-Cascos.
El señor Montoro, ministro de Hacienda, ha amenazado con “intervenir” Asturias, lo que no deja de tener cierta gracia, además viniendo del señor Montoro. Que algunas autonomías, incluso gobernadas por el partido del señor Montoro, estén cerca de la bancarrota, aunque no amenazadas por la intervención, mientras que Asturias parece la evidencia de los desaciertos es para tomárselo a broma, pesada, pero broma.
Pero también dice el refranero que no hay mal que por bien no venga y los asturianos están tomando nota de la situación, advierten de que para estar igual de mal, da lo mismo que haya gobierno o no; que haya oposición o no; que terceros partidos tengan la llave de la gobernabilidad o no. En definitiva, para estar así de mal lo mejor es echar a los políticos y dejar que la marea lleve la nave a donde el destino disponga (yo, como soy creyente, se que es Dios el que dispone y ha dispuesto enviar a los asturianos un mensaje subliminal para que se olviden de los políticos y traten de superar las diferentes crisis por las que pasan, porque no está escrito en ningún lugar que los políticos sean capaces de resolver nada, a la vista está).
Sin que sea santo de mi devoción, el señor Cascos es mejor presidente para la región asturiana que esa doble de Esperanza Aguirre, la marquesita consorte, que aparece en la foto.