La amenaza nuclear iraní
Antonio de Mérida.- Los trabajos relacionados con el intento de Irán de desarrollar un programa nuclear – sin que quede aún del todo claro si se trata de un intento pacífico o bélico- no son nuevos. Ya en 2002, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, incluía a Irán en el llamado eje del mal, por entender que ese país apoyaba el terrorismo. Y también sospechaba ya entonces que el programa nuclear iraní podría tener fines militares. Con tal sospecha se inició la tensión entre los países occidentales y la vieja nación persa.
A mediados de 2005, en agosto, el gobierno iraní haciendo caso omiso de las indicaciones recibidas para la suspensión de actividades de enriquecimiento de uranio, reanudaba su programa de conversión en las instalaciones de Esfahan, tan sólo días después de ser elegido Ahmadineyad como presidente. Ello motivó que la Unión Europea presionase al Organismo Internacional de Energía Nuclear (OIEA) para que tal programa se llevase ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Sin embargo, desoyendo de nuevo las presiones internacionales, tanto de las Naciones Unidas como de la Unión Europea, EEUU, Israel y otros países de Oriente Medio, Irán declaró recientemente que iniciaba los trabajos de enriquecimiento de uranio. Para respaldar su decisión el presidente iraní hizo la afirmación pública de que si se estorbaban sus planes procedería al cierre del estrecho de Ormuz, cuya importancia estratégica no se precisa subrayar, dado que por ese cuello de botella entre el golfo Pérsico y el de Omán transita un alto porcentaje del petróleo mundial. La amenaza tuvo por una parte la inmediata respuesta de EEUU que situó en la zona una potente flota alrededor de dos portaviones. Y al mismo tiempo la réplica de algunos países de la Unión Europea que decidieron imponer un embargo al petróleo iraní. Esta es la situación cuando se escriben estas líneas.
El petróleo, baza de presión
Las primeras consecuencias de la situación descrita afectan al comercio de petróleo. El ministro iraní Rostam Qasemi anunciaba el lunes 30 de enero que Irán podría detener pronto las exportaciones de crudo a determinados países como respuesta a las sanciones impuestas a ese sector por parte de la Unión Europea (UE). El ministro declaró a periodistas en Teherán que menos del 20 por ciento del hidrocarburo iraní se vende actualmente a Europa y que el país no tiene problema en venderlo a otro mercado. En la UE los principales importadores son España, Italia y Grecia que disponen de seis meses, hasta el 1 de julio, para buscar soluciones alternativas de suministro. Se trata, pues, de un problema a resolver de mayor calado al parecer para los países que imponen el embargo que para el propio Irán. Ello, en razón a la necesidad de estos últimos para encontrar nuevos proveedores.
Por otra parte también es grave la situación para Israel que ve en peligro su integridad ante la potencial agresión a su reducido territorio con las posibles armas nucleares que pueda tener en proyecto el belicoso y amenazador dirigente iraní. Al desarrollo de su programa nuclear, Irán está acompañando la creación de potentes vectores de lanzamiento que figuran a diario entre las noticias militares del país. La instalación de cabezas nucleares en tales vectores no revestiría ninguna dificultad. Y de ahí, la viva alarma de Israel y la no menos viva de los EEUU.
El tablero estratégico
En el conflicto planteado hay otros motivos de alarma, además del ya apuntado en el caso de Israel. Un estudio de la posición estratégica y geopolítica de Irán permite obtener una serie de conclusiones que no hacen sino subrayar la gravedad que puede alcanzar un conflicto en la zona.
En primer término, las características de la posición geográfica de la nación persa, con salidas al mar Caspio, le proporcionan una relación cercana, casi inmediata, con Rusia que se convierte así en un poderoso aliado de sus afanes de dominio. Por su parte, facilita a su poderoso vecino una salida fácil al petróleo y gas rusos y el de las antiguas Republicas Soviéticas al Golfo Pérsico y desde este a los mercados mundiales. De ahí, la extraordinaria importancia que adquiere el estrecho de Ormuz desde el punto de vista estratégico como punto de paso obligado de todo el tráfico marítimo de Irán y el hecho de que por el mismo pase a diario casi el 40 % de todo el petróleo que se consume en el mundo. No cabe olvidar que Irán posee la cuarta mayor reserva del petróleo mundial, sólo detrás de Venezuela, Arabia Saudita e Irak y las segundas reservas de gas del planeta después de Rusia.
En esta misma línea hay que destacar también la enorme importancia de la relación de Irán con su vecino del este, Siria, que de un modo u otro puede facilitarle su salida al Mediterráneo. La propia Rusia utiliza casi como propio el puerto sirio de Latakia. Al margen de las presentes consideraciones, ese hecho puede explicar la clara protección que brinda Rusia a ese país tan agitado en estas fechas.
De todo ello cabe deducir el elevado protagonismo que adquiere Irán en el dominio y control militar tanto del Golfo Pérsico, como del llamado “Triangulo petrolero” con vértices en el Mar Negro, Mar Caspio y Golfo Pérsico. Tal protagonismo es esencial para el dominio y control geopolítico militar de esta estratégica y vital región.
Desde el punto de vista del poderío militar, la situación apunta en el mismo sentido. La conversión de Irán en una potencia islámica con potencia nuclear y riqueza de petróleo pone en peligro tanto la supervivencia de Israel como la hegemonía occidental de EEUU y UE en Oriente Próximo y Medio. Por otra parte, el régimen de Teherán, convertido en potencia nuclear y con un ejército movilizado de dos millones de efectivos, con misiles de largo alcance y posibilidades de cabeza nuclear, que pueden alcanzar Tel Aviv y cualquier ciudad israelí, constituiría un puñal en la espalda de Israel.
Un final tan previsible como poco deseable
Esta es, a grandes rasgos, la situación del problema en el momento actual. Lo que podríamos entender como el estado de la cuestión. En otras palabras, cabe decir que se trata de una situación en la que quedan implicadas muy diversas fuerzas en presencia, con el riesgo más que posible de que el conflicto, hoy sólo de cierta tensión internacional, degenere en un enfrentamiento armado de consecuencias imprevisibles. Por ello, y como primera conclusión a lo ya expuesto, puede afirmarse que en el tablero estratégico planteado, el desarrollo y tendencias hegemónicas de Irán en el conjunto de Oriente Próximo y Medio, convierten a ese país en una clara amenaza para la paz.
Y como resultado final, y de acuerdo con las razones estratégicas ya recogidas, si continuase la escalada militar de Irán puede calificarse como casi inevitable un final de enfrentamiento militar en la zona en la que, con la dirección y patrocinio de EEUU, se trataría de terminar con la amenaza. Como en tantas ocasiones anteriores en nuestro mundo, un problema local, bajo la dirección e influencia de un personaje exaltado, podría conducir con la intervención de otras potencias a un conflicto generalizado de gravísimas proporciones. Habrá que esperar lo mejor.
ISRAEL: no quiero que tú tengas bomba nuclear.
IRÁN: …y tú porque la tienes?, además más de 250 cabezas.
ISRAEL: para que tú no las tengas.
Tu defiende a los gringos y olvidate de los pueblos hispanos bajo ocupación gringa, ¿Que dirian tus paisanos cautivos de las fuerzas invasoras gringas hace 114 años y tratados como los gringos hacen y han hecho siempre poco más o menos en el territorio cubano bajo ocupación gringa de Guantanamo?
Viva Cuba y España Libres.
Que te has fumao nen?