M. Carduch.- ¿Quién de los lectores de AD que se haya asomado a la sección dedicada a los lectores no conoce a “Ernesto”, un personaje polémico e irreverente que con su peculiar, agresivo y deslavazado estilo opina desde su Uruguay natal de todos los asuntos que se tercien? Casi siempre sin fuste, pero eso para él es lo de menos.

Uruaguayo de 50 años, “Ernesto” es la versión ‘freak’ de Pedro Vigo, deportista con un interesante palmarés, concretamente en el campo pugilístico, donde llegó a ser subcampeón de su país del peso ligero. De casta le viene al gallo.

Debido a que la llamativa peculiaridad de sus mensajes nos llamó la atención desde el principio, decidimos que ya era hora de darlo a conocer. Aunque con no pocas reservas, decidió finalmente ser entrevistado y poner al descubierto su verdadero plumaje.

Con un humor particular (poco pudoroso), “Ernesto” nos muestra que no es tan fiero el orangután como lo pintan. Y posa de esta guisa, preparando un asado al estilo de su país, para los lectores de este medio.

-¿Quién es Ernesto?

Soy una persona normal, que le gusta estar informada de lo que pasa en el mundo, un uruguayo de 50 años que tuvo que trabajar desde los 15 para sacar adelante sus estudios. Actualmente soy empleado en una empresa multinacional. De joven hice mis pinitos en el mundo del boxeo. Fui boxeador semiprofesional y disputé el título de mi país del peso ligero a ‘Pulpo’ Carrizo. Perdí. Actualmente sigo practicando el boxeo, aunque solo para mantenerme en forma, y soy hincha del Nacional de Montevideo de fútbol.

-¿Qué ideas políticas tiene?

 Soy y siempre he dido de izquierda. Soy votante del Frente Amplio, un movimiento de izquierda con el que coincido en muchas cosas y en otras no.

-¿Por qué responde usted a estas preguntas de una forma pausada y en cambio cuando comenta noticias de AD se transforma en un forero enloquecido?

Dicen que los del signo Aries tenemos muy malas pulgas. Me encanta la polémica y sí, reconozco que meterme todos los días en AD se convierte en un gesto de masoquismo para mí. Claro que sarna con gusto no pica.

-Pero, ¿por qué polemiza usted tanto en medio de un debate que por no vivir en España desconoce?

Mis padres y mi tío me contaban lo que pasaba en España en los años 20, 30, 40 y 50, todas las injusticias que sufrían los españoles. Me hablaban de lo que sufrían los españoles en aquella época. Aunque ellos allí tenían para vivir, decidieron venir a un país libre. Por eso sé algo de España y me crispan tanto los comentarios de los lectores de Alerta, que parecen no haber vivido esa época tan mala. Me doy mucha manija leyendo Alerta Digital. Es un periodismo diferente que me hace correr la sangre más rápido (ríe).

-Pero insisto, para opinar de un sitio hay que tener mejor conocimiento de causa que lo que a uno le hayan contadoHoy se pueden conocer los lugares sin necesidad de ir. Sigo lo que ocurre en España a través de internet y la televisión española internacional. A veces creo que los comentaristas de Alerta no ven otra cosa que sus noticias. Tengo que reconocer, aunque me duela, que muchas de las cosas que se publican son verdades como templos que pocos se atreven a decir.

-Ya que está usted tan al día de los sucesos españoles, ¿se atreve a efectuar un diagnóstico sobre el país?

El gran problema de España son los españoles y sus gobernantes. Pasa lo mismo que aquí. Allí como aquí, al que vale se le anula y solo los mediocres tienen posibilidades de ocupar los grandes cargos. No hay una sociedad civil fuerte. No hay una participación directa de los españoles en los asuntos importantes. Aquí la gente, aunque no tenga nada, vive feliz discutiendo sobre la rivalidad entre Nacional y Peñarol, y allí de los enfrentamientos Madrid-Barça. Como ve usted, nos parecemos mucho.

¿Podemos entonces interpretar que no es tan fiero el león como se pinta?

Para nada. Y les aseguro que no odio a España. Sé que allí hay muy buenas personas y que la sangre de su gente corre por mis venas, ¿cómo la iba a odiar? Lo que sí me molesta es la manga de racistas que hay últimamente y el maltrato a los extranjeros, aunque reconozco que algunos de estos no saben comportarse y tendrían que haberse tirado al mar antes de llegar a España. Los españoles tendrían que recordar cómo fueron tratados en América. Por eso no es justo que denigren tanto a los sudacas que les dieron de comer. Por eso me convierto en otra persona cuando leo expresiones humillantes contra los inmigrantes sudamericanos.

-¿Algo más?

Mi más afectuoso saludo a todos los lectores de Alerta Digital, a los que deseo un buen 2012. Sin rencor para nadie. Y un afectuoso abrazo para todo el equipo desde Montevideo.