DNE, el partido de Nieves Ciprés, entra en el accionariado de Diario de Navarra
La historia reciente de Público, el diario de extrema izquierda, no va a ser nada excepcional. El periódico de Roures, nacido durante los años de gobierno de Zapatero al amparo de sus amistades políticas y con el respaldo institucional como presupuesto de su creación, agoniza al retirársele la respiración asistida.
La radiografía es similar a la de muchas empresas, constructoras e inmobiliarias pero no sólo: fallan a la vez el consumo privado (se venden cada vez menos diarios en papel, y Público siempre estuvo a la cola en esto), el apoyo público (las Administraciones gastan menos en publicidad y recortan o suprimen sus subvenciones), las amistades institucionales (aunque el PP no discriminará a favor de los afines, como sí ha hecho siempre la izquierda), la publicidad privada (menos empresas que gastan menos por una publicidad que vale menos cada vez, en un perfecto círculo vicioso) y en general el modelo de negocio. Las acciones de las empresas editoras, salvo las principales, no es que se hayan depreciado: es que nadie las compra. Sobrevivirán los mayores, los más consolidados, los que tengan una red más fiable, los que deban menos y los que sepan diversificarse mejor. Entre ERE, suspensión de pagos y recorte de plantilla, Público no parece ser el que mejor lo lleva.
Llaman la atención las condolencias desde latitudes muy distantes, escenas de buenismo que desde luego no recuerdo cuando el Ya, por ejemplo, desapareció. Era también curioso que sólo Público reconociese sus dificultades. ¿Era una excepción? No, aunque cada uno vive la crisis a su modo, como se va viendo.
El periódico regional más vigoroso… tiene miedo
Navarra Confidencial ha informado de una situación crítica de Diario de Navarra, primer diario regional desde hace muchos años y durante mucho tiempo en régimen de casi monopolio en la prensa impresa en la comunidad foral. Fundado hace más de cien años, el periódico de la calle Zapatería reproduce desde siempre en su accionariado y órganos de decisión los mismos apellidos de una parte de la burguesía pamplonesa. En efecto, cuando un accionista desea vender su participación los demás accionistas y la propia sociedad tienen un derecho preferente de compra (pero no exclusivo). Una tradición que desde siempre garantiza que el control de este poderoso medio navarro no cambia de manos (lo que no significa que no haya cambiado de principios y de fines, con el paso de las generaciones). Ahora bien, ¿qué pasa con la crisis?
Según detallan nuestros colegas digitales, y confirman algunos miembros de las familias afectadas, La Información S.A., sociedad editora del Diario de Navarra, se enfrenta a la vez a la bajada del precio de las acciones, y ahora mismo a la iliquidez de las mismas: no hay demanda. En la práctica “a un accionista del Diario no le resulta nada fácil desprenderse de sus acciones”. Ahora bien, si una familia accionista necesitase vender sus valores justamente ahora, y ningún otro accionista quisiese comprarlos y la misma sociedad no tuviese la capacidad de aumentar su autocartera, se plantearía la entrada de nuevos apellidos en el accionariado. Si hubiese terceros interesados en comprar, no desde luego por hacer negocio a corto plazo pero sí como puerta de acceso a la influencia social y política en Navarra.
Que el escenario no es de ficción lo ha reconocido la misma editora de Diario de Navarra, no en las páginas del periódico, por supuesto, pero sí en carta dirigida a todos los accionistas que más de uno ha hecho correr y que Navarra Confidencial hizo pública. Una accionista La Información, no encontrando comprador, buscó y encontró tres inversores dispuestos. ¿Y qué preocupa a los gestores de la sociedad? Literalmente “queremos llamar la atención a todos los accionistas de un hecho que nos parece relevante y por tanto de la singularidad de la operación que se traslada en la presente carta. Como es conocido en la opinión pública y, se ha publicado en Diario de Navarra, al menos dos de las personas interesadas en convertirse en accionistas de La Información S.A. tienen una clara vinculación con un determinado partido político y uno de ellos es miembro (o ha sido miembro) de uno de los órganos de dirección del partido político”. El Consejo de Administración se preocupa del “riesgo” y de la “necesidad de reaccionar” ante personas “con un manifiesto conflicto de intereses” y que pueden “poner en cuestión ante terceros la imagen de independencia de la sociedad” .
¿Son inversores de izquierdas, o de extrema izquierda, afines a Público, o al menos al PSOE? No, y si lo fuesen tampoco sería una novedad ni en el accionariado ni entre los redactores y directivos del medio, como cualquier lector de hace unos años notaría sin dificultad. ¿Son inversores abertzales, enemigos militantes de la Navarra foral y española a la que nació vinculado el medio? No, y tampoco serían los primeros en poseer acciones de la sociedad, como notará cualquiera a poco versado que esté en la pequeña prosopografía de la burguesía local. ¿Hay una incompatibilidad escandalosa, o una colusión con otros medios o con actos ilegales o sospechosos? No, y en todo caso sería más prudente no entrar en cuestiones de apellidos y nombres, y evitar por caridad una pesquisa detallada; ya hay muchas coincidencias notables, como que el director general del Diario de Navarra cobre dietas de Caja Navarra. ¿Estamos hablando de un gran paquete de acciones, que dé el control del medio? No, sólo de 63 acciones, aunque se sentaría un precedente, o como decíamos se abriría una puerta.
La Ley de Sociedades de Capital, artículo 123.2, establece que “Serán nulas las cláusulas estatutarias que hagan prácticamente intransmisible la acción”; y así debe ser tanto en Público –ya se ha cuidado Roures de que su fortuna personal no se implique en la caída de su medio- como en Diario de Navarra, desde cuya gestión, al menos en intención, se querría evitar la libre venta de una propiedad privada. La cuestión es ¿por qué?
Entre los accionistas de Diario de Navarra hay a estas alturas personas de todas las ideas políticas y religiosas, cosa que ciertamente no sucedía en el momento de su fundación, ni unos años después, ni sucede ahora con Público. La diversidad social en cambio ha cambiado menos. ¿Cuál es la novedad? Que dos de los inversores pertenecen al partido Derecha Navarra y Española, la escisión personalísima del PP que protagonizó y preside Nieves Ciprés y que ha dado tantas portadas este año a los medios locales. ¿Hasta qué punto se puede anunciar la afiliación a un partido como amenaza para el medio, mientras que hay afiliados y militantes de varios otros partidos en el accionariado, la gestión, la redacción y la dirección? Cosas de la crisis.
Muchas otras cosas, en cambio, distinguen el caso de Público del de Diario de Navarra. Roures nunca hubiese enviado una carta así, aunque sus ideas sobre el control del medio sean mucho más radicales. En Público no hay ni atisbo de la diversidad (limitada) de ideas de Diario de Navarra, en cuyas antípodas ideológicas ha nacido y vivido. Los dos afrontan la misma crisis, es verdad, con algunos síntomas como los que se ven en común, pero, les apuesto lo que quieran, probablemente Público muera en esta crisis y muy probablemente Diario de Navarra nos sobreviva a todos y salga de esta reforzado y con un papel central, decisivo, en la política, la sociedad y la cultura navarras. Otros caerán, pero no el Diario. Lo que aumenta la responsabilidad de sus gestores, y de sus gestos. Se lo digo desde el afecto de toda una vida leyéndoles y a veces escribiéndoles, y sin haber podido ver nunca nada grato en Público, en cambio.
El Semanal Digital