Casi un tercio de ictus se evitarían si se reconociesen los síntomas a tiempo
Casi un tercio de los mil ictus cerebrales que se producen anualmente en Málaga podrían evitarse si los pacientes reconociesen a tiempo los síntomas y llamasen con rapidez al 061 o acudiesen a un hospital. «La población debe tener claro que un ictus es un infarto cerebral y que es fundamental que reciba atención especializada cuanto antes, porque eso reducirá la cifra de mortalidad y las secuelas», afirmó ayer el jefe del servicio de neurología de Carlos Haya, Óscar Fernández.
Hoy se celebra el Día Mundial del Ictus, un padecimiento que se manifiesta con la obstrucción de una arteria, por la aparición de un trombo, que impide que el riego sanguíneo llegue a una parte del cerebro. El doctor Fernández indicó que cuando una persona note la pérdida de fuerza en un brazo o una pierna que se mantiene durante veinte o treinta minutos, sienta una parálisis facial, incapacidad para hablar con normalidad, pérdida de visión o vértigo agudo unido a visión doble debe llamar de inmediato al 061 o acudir con rapidez a un hospital, ya que puede estar sufriendo un ictus, padecimiento que está considerado una emergencia médica que debe ser atendida de inmediato.
«Es fundamental que en las primeras horas se logre disolver el trombo que impide el riego de sangre en una zona del cerebro, porque de esa forma aumentan las probabilidades de salvar la vida y de que queden menos secuelas», manifestó el jefe de neurología de Carlos Haya. En ese sentido, precisó que a los pacientes se les aplica un tratamiento denominado trombolisis intravenosa para eliminar el trombo. Si no se logra, se recurre a la trombolisis intraarterial. En casos excepciones, a través de un catéter, se puede extraer el trombo. Cuanto antes se haga, los daños cerebrales son mucho menores. «La unidad de ictus de Carlos Haya es la mejor dotada de Andalucía. Anualmente, atendemos de 400 a 500 enfermos con resultados muy buenos», aseguró el doctor Fernández.
Rehabilitación
Una vez lograda la destrucción del trombo, a los pacientes de la unidad de ictus de Carlos Haya se les da rehabilitación en seguida, incluso a partir de las doce horas de haber sufrido el infarto cerebral.
Por su parte, el jefe de la unidad de neurología de la USP Marbella, Manio von Maravic, considera que «las cifras de ictus son feas, pero precisamente por eso hay que difundirlas». A su juicio, «si la población recibe información y, sobre todo, aprende a reconocer los síntomas que avisan del riesgo de padecer un ictus, esas cifras podrían cambiar. Este neurólogo también destacó que para el tratamiento de esa dolencia «cada minuto es oro», de ahí que sea tan importante recibir una asistencia especializada cuanto antes, ya que de ese modo el daño cerebral es menor.