Los problemas del Madrid llegan también al vestuario
La derrota ante el Levante y, sobre todo, las explicaciones, justificaciones y silencios posteriores de los protagonistas, evidencian que el Real Madrid no solo tiene un problema futbolístico sino también de convivencia en el vestuario. La figura de José Mourinho, su política de conmigo o contra mí, divide a sus propios jugadores. Ninguno critica la capacidad técnica del luso pero el grupo de los españoles ha dado un paso atrás y evita buscar excusas en los árbitros o en las formas empleadas por los rivales.
Consumado el varapalo en el Ciudad de Valencia, de la boca de Iker Casillas y de Xabi Alonso no salió ni un solo pero. Entienden que cuando el club más rico del mundo cae contra un rival con un presupuesto 25 veces menor (500 millones frente a 20), sobran las palabras. Sergio Ramos, el tercer español en un once de mayoría portuguesa, habló pero evitó polemizar sobre la actitud de los jugadores del Levante y señalar culpables individuales. Recordó que en estos campos se ganan y se pierden las Ligas. «No hay tiempo para lamentos sino para seguir trabajando», enfatizó en su Twitter.
El malestar de los españoles se acrecienta porque algunos, como Arbeloa y Albiol, son campeones del mundo pero no le sirven al técnico. Y Callejón tampoco emerge en el once. La actitud de estos futbolistas contrasta con la de Mourinho, quien acabado el choque se mostró contrariado con el arbitraje y responsabilizó a Khedira de la derrota por caer en la «trampa» granota. Con ironía, felicitó a los levantinistas porque «son listos, saben provocar, simular, no dar el balón y perder tiempo». Habló de «la parte sucia del fútbol» y se quejó de que el castellano-leonés Turienzo Álvarez no pitase un penalti por mano de Iborra.
Los otros porqués
No explicó por qué Özil tardó en entrar al campo, por qué Benzema fue reemplazado en el descanso, por qué prescindió de Marcelo durante la segunda mitad, por qué recurrió a Cristiano Ronaldo si, como se pudo comprobar, no estaba en condiciones físicas, y por qué el intocable Coentrao jugó en el eje del centro del campo, en el lateral y de extremo. Fue un desbarajuste táctico todavía mayor que ante el Getafe, donde un penalti inexistente rescató a los blancos, y el Dinamo de Zagreb.
Pepe -que junto a Coentrao causará baja ante el Racing por lesión- siguió la doctrina de ‘Mou’ y apuntó al árbitro. «Tuvo mucha culpa en la derrota. Fue clave. Aceptó muchas cosas del Levante. En la expulsión de Khedira, Ballesteros hizo teatro y el colegiado no estuvo pendiente», se quejó el central. Sin embargo, evitó detallar la acción en la que empujó a Xavi Torres, le dio una patada en el tobillo y rozó con su bota la cabeza cuando el rival estaba en el suelo.
En realidad, el paso atrás de los jugadores españoles se remonta al partido de vuelta de la Supercopa. Después de que Casillas acusara a Cesc de «tirarse» tras una entrada de Marcelo, el portero reflexionó y se produjo un punto de inflexión. El capitán tomó la iniciativa y telefoneó a Xavi y a Puyol para aclarar posturas. La concentración de la selección para los partidos ante Chile y Liechtenstein fue un remanso de paz. Persuadidos también por Del Bosque, los jugadores hicieron piña en ‘La Roja’. Lo que el fútbol ha unido, que no lo separé ‘Mou’, vinieron a decir.