Carta de una hija a sus padres divorciados
Su divorcio o separación es una pena muy grande para mí. No traten de disipar mi dolor con regalos y diversiones. Me duele el corazón y este no sana con risas y algarabía.
• Díganme con palabras y actitudes que puedo amarlos a los dos y ayúdenme a mantener una relación amorosa y estrecha con ambos.
• Recuerden que aunque el divorcio sea para ustedes una oportunidad para rehacer su vida, para mí significa perder la única oportunidad de crecer al lado de las dos personas que más amo y necesito en la infancia.
• No me pongan de testigo, árbitro ni mensajero en sus conflictos. Si me involucran, me destrozan, porque me obligan a tomar partido y a tratar de arreglar un problema que no es mío.
• Tengan presente que todo lo que hagan para perjudicarse mutuamente, al que más lastimará será a mí. Y que mientras continúen agrediéndose me seguirán lastimando.
• No se disputen cuál de ustedes se adueñará de mí, porque no soy de ninguno y los necesito a ambos. Verme y estar conmigo no es un privilegio, es un derecho que tienen ustedes y que tengo yo.
• Díganme que no tengo la culpa por su divorcio. Aunque no lo crean, yo me culpo porque necesito verlos a ambos como personas buenas e inocentes por lo ocurrido.
• Nunca me incumplan una visita que me hayan prometido. Espero con mucha ilusión nuestro encuentro y me duele mucho ver que nuevamente me han fallado.
• Denme permiso de querer a la nueva pareja de mi papá o de mi mamá. Aunque me molesta tener que aceptarla, yo quiero ganármela para no perder a quien creo que me dejó por ella.
• No me pidan que sirva de espía, ni que les cuente cómo o con quién anda mi papá o mi mamá. Me siento angustiado y desleal cuando me siento forzado a delatarlos.
• No me cuenten lo “malo” que fue mi padre o madre, aun cuando sea la verdad. Harán que los resienta por desvirtuarme una imagen que yo necesito mantener en alto.
• Asegúrense de que comprendo que aunque su relación matrimonial haya terminado, la nuestra perdurará para siempre. Y que así ustedes sean exesposos, nunca serán mis “expadres”.
• Recuerden que lo mejor que pueden hacer por mí –ahora que ya no son una pareja y aun cuando no se amen– es respetarse mutuamente.
