La alianza entre Irán y Pakistán, otra amenaza para Occidente
Ruben Kaplan/Especial para AD.- Transcurrido casi un mes de la grotesca cumbre realizada en Irán, denominada “Conferencia Tripartita de Afganistán-Irán-Pakistán Contra El Terror”- una farsa que, con sólo conocer a los participantes, provoca hilaridad- el presidente pakistaní, Asif Ali Zardari, en una nueva visita al país persa se reunió el 16 de julio otra vez con su homólogo iraní Mahmoud Ahmadinejad y el Líder Supremo Ali Jamenei para anunciar junto a éstos, según informó la agencia oficial de noticias de Irán IRNA, un impulso a las relaciones bilaterales. “Irán está dispuesta a reforzar su cooperación con Pakistán en todos los campos”, dijo el cínico negador del Holocausto, Ahmadinejad.
En Afganistán, tercer integrante de la conferencia tripartita, con el modus operandi que ejemplifica cómo dirime sus diferencias el Islam radical, hombres armados no identificados, con certeza talibanes, atacaron el 18 de julio del corriente año, la casa del general Jan Mohammad Khan, asesor del presidente afgano Hamid Karzai y también ex gobernador de la provincia de Uruzgan, y durante el ataque terrorista el general Khan y un invitado fueron asesinados, dijo un funcionario de seguridad de ese país. Hay que recordar que la citada cumbre se celebró al margen de una conferencia internacional sobre el terrorismo organizada por Teherán en la que participaron, el presidente iraquí Jalal Talabani, cuyo país es jaqueado constantemente por atentados producidos por Al Qaeda y por los antagónicos grupos chiítas y sunitas musulmanes; el genocida sudanés Omar al Bashir, con pedido de captura emitido por la Corte Penal Internacional y el primer mandatario de Tayikistán, Emomali Rahmon convertido en jefe de facto del gobierno en 1992 como Presidente del Parlamento, al inicio de una sangrienta guerra civil que concluyó en 1997 con una estimación de 100.000 muertes.
Asistieron además al evento, que tuvo el agravante de estar bajo la bandera de la ONU, delegaciones de unos sesenta países. Agregando otra mácula al desprestigiado organismo internacional, su Secretario General Ban Ki- Moon envió saludos a los concurrentes a través de su enviado especial. Como era de esperar, Irán culpó a EEUU, Israel y Europa de ser los mayores culpables de la violencia. En un mensaje leído en la conferencia, el Líder Supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, dijo que Washington había cometido “conductas terroristas y dado apoyo financiero y militar a terroristas organizados” en Oriente Medio.
Mientras disertaba el presidente de Pakistán Asif Ali Zardari y decía que “el terrorismo se extiende y amenaza más que nunca a Afganistán y la región”, un atentado suicida cometido por un islamista -no un norteamericano ni israelí- contra un hospital mataba a decenas de personas en Afganistán, donde los actos criminales son cotidianos pese a la presencia militar occidental.
El anuncio de darle mayor impulso a las relaciones entre Irán y Pakistán, se produjo luego que Washington, unos dos meses después que una operación norteamericana mató al líder de Al-Qaeda Osama Bin Laden cerca de la Academia Militar Superior de Pakistán, suspendió el pago de ayuda militar de 800 millones de dólares (alrededor de un tercio de su paquete de defensa anual de 2.700 millones de la misma moneda) en ayuda militar a Islamabad, con miras a buscar una mayor cooperación de defensa. En la conferencia tripartita, Irán informó de manera rimbombante la multimillonaria inversión para la construcción de un gasoducto para exportar el gas iraní a Pakistán, que sugirió que la erogación de la obra no se hiciera en dólares sino en las monedas de los dos países.
El fanático ayatolá Jamenei aprovechó la ocasión para denunciar nuevamente “la explotación” por parte de Washington de los atentados del 11 de septiembre de 2001 para justificar las intervenciones en Afganistán y en Irak y lo comparó con “la explotación del Holocausto” para defender a Israel. Jamenei aprovechó la ocasión para denunciar nuevamente “la explotación” por parte de Washington de los atentados del 11 de septiembre de 2001 para justificar las intervenciones en Afganistán y en Irak, y lo comparó con “la explotación del Holocausto” para defender a Israel.
Pakistán, por su densidad poblacional y ubicación geográfica estratégica, se constituye en un país clave en el escenario político mundial. Tiene una población estimada en 173.800.000 personas de las cuales el 97 % profesan el Islam. Cerca del 77% de sus habitantes son musulmanes sunnitas y un 20 % chiítas. Estos datos significativos, se potenciaron 13 años atrás, cuando en las calles de Islamabad, su capital, la gente celebraba con alborozo el anuncio que Pakistán, pasaba a engrosar la lista de los países que obtuvieron la bomba atómica.
El prominente científico Abdul Qadeer Khan y su equipo de colaboradores lograron, después de varios años de trabajo sorteando las sanciones (parecidas a las que amenazan aplicar actualmente a Irán) con las que lo amenazaban Estados Unidos y Europa, dotar a su país del mortífero arsenal nuclear que lo equiparaba a su vecino y rival, la India, con el que el Estado musulmán se enfrentó en dos ocasiones después de su independencia en 1947.
El doctor Khan, héroe nacional para los pakistaníes, se convirtió posteriormente en una pesadilla para los estadounidenses, en virtud que él y una red ilegal, aprovechando sus conocimientos, comenzaron a hacer negocios con países enemigos, vendiéndoles tecnología y material nuclear. Reportes afirman que el doctor Khan se entrevistó en el pasado con Osama Bin Laden, quien obviamente estaba interesado en sus investigaciones. Según expertos en energía atómica a nivel mundial, Libia, Corea del Norte e Irán, fueron algunos de los clientes del científico, que estaría actualmente bajo arresto domiciliario por presión de USA. Sin embargo, otras versiones afirman que fue liberado en 2009. Según opinión de la mayoría de expertos, Pakistán está sindicado como el país con más posibilidades de transferencia de tecnología nuclear a los terroristas.
En el 2007, el 35% de los analistas, pensaba que Pakistán era quien tenía más chance de constituirse en la próxima sede de Al Qaeda. Al año siguiente, más de la mitad compartía ese temor. Su actual presidente Asif Ali Zardari, conocido play boy en su juventud y viudo de la asesinada Benazir Bhutto, sufrió cárcel y el desprecio de sus conciudadanos cuando ocupó el cargo de ministro de Inversiones. Por sus irregularidades lo apodaron “el señor 10 por ciento”, en virtud de las comisiones ilegales que presuntamente cobraba. Otros detractores afirman que las coimas, alcanzaban el 30%. Pakistán, ante la inminencia de la invasión norteamericana a Afganistán en octubre del 2001, se vio obligada a realizar una alianza estratégica con Washington en la denominada “guerra contra el terrorismo”.
En un discurso ante la nación, antes del comienzo de las acciones bélicas, el general Pervez Musharraf, quien llegara al poder en 1999 a través de un golpe de Estado, dijo textualmente que la Alianza que iba a establecer con Estados Unidos era “el mal menor”. En esa misma alocución, Musharraf explicaba que si Pakistán no ayudaba a los norteamericanos a derrocar al Talibán y a capturar a Bin Laden y a sus seguidores de Al Qaeda refugiados en Afganistán, el Pentágono pediría colaboración a la India, inclinando a favor de su vecino, la balanza del equilibrio de poder regional.
El acercamiento de Pakistán con la República Islámica de Irán, demuestra que siempre estuvo más cerca del régimen teocrático que de Estados Unidos, quien pareciera toma conciencia que despilfarró el dinero de sus contribuyentes para ayudar a sus enemigos. Un caso emblemático son los palestinos, quienes en cada manifestación pública corean “Muerte a EE. UU., muerte a Israel”.
El presidente paquistaní Asef Ali Zardari llamó a “todos los países a movilizarse para poner el terrorismo de rodillas antes de que sea él el que ponga de rodillas a la comunidad internacional”. En Pakistán los atentados se han cobrado “35.000? vidas en los últimos años. Por su parte, su par de Irán, el vesánico Mahmoud Ahmadinejad cuyo país, junto con Siria, es el principal financiador que arma a los grupos terroristas como Hezbollah en Líbano y el Hamas en la Franja de Gaza, acusó sin ruborizarse el sábado pasado a Washington de “apoyar las redes terroristas en la región”. En sintonía con ese discurso inverosímil, con igual desfachatez, el fanático ayatolá Jamenei, quien le había dicho al presidente pakistaní Zardari que “el principal enemigo del pueblo pakistaní y la unidad del país es Occidente, encabezado por los Estados Unidos”, añadió que “el cálculo diabólico de las potencias dominantes es intentar explotar el terrorismo para justificar su presencia”.
sois uno hijos de putas judios de mierda pronto vamos a ir a por el robles.
tomaditas de las manos el par de mariconas hijas de puta esas, deberían colgarse a sí mismos por mariconas. Besos en la trompa detrás de cámara que es como se saludan los degenerados.
deberian aliarse india e Israel y ese par de letrinas mahometanas pasarán a la historia, un cráter visible desde la Luna es lo unico que quedaría de esos nidos de víboras.
Este artículo nos debe alertar sobre la amenaza del islam contra occidente, a quienes los musulmanes quieren conquistar o destruir