Por primera vez en su historia, Castilla -La Mancha se ha situado en el centro de la batalla para los comicios del 22 de mayo, y lo que suceda en la región manchega podría ser simbólico de cara a las elecciones generales de 2012, ya sea dando un impulso definitivo al Partido Popular, o insuflando nuevas fuerzas al alicaído PSOE, lastrado por el desgaste del gobierno central a raíz de la crisis económica que ha elevado a casi cinco millones el número de desempleados.

Las encuestas vaticinan un claro retroceso del PSOE en unas elecciones que eligen 13 gobiernos regionales y todos los locales, e incluso la posibilidad de perder Castilla-La Mancha y de dejar de ser el partido más votado en Extremadura, otro de sus feudos tradicionales.

Por ello, el Partido Popular de Mariano Rajoy ha volcado todo su poderío en la tierra de Don Quijote, presentando como candidata a su número dos, la secretaria general María Dolores de Cospedal, para disputar la Junta de Comunidades a José María Barreda, que durante la campaña se ha distanciado de los dirigentes socialistas nacionales por temor a que eso le castigue en las urnas.

“Con la información que tenemos, hay un auténtico empate técnico”, explicó a Reuters Jesús García Verdugo, secretario del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha.

“En el caso de Castilla-La Mancha, la campaña electoral va a servir a los candidatos y determinará si mucho votante del PSOE va a ir a votar o se queda en casa, o si se va a producir algo de voto útil”, explicó.

En las calles de Toledo, la capital y sede del Gobierno de la región, se palpa la división que reflejan las encuestas (el CIS pronostica un 46,3% para el PP y 25 escaños y un 45% para el PSOE y 24 diputados), el descontento con la clase política en general y un peso del trasfondo económico que vive el país.

“No tengo ni idea de qué voy a hacer, según me levante. No sé si los cambios son buenos o malos en este caso. Me tienen que convencer, no soy ni de un lado ni de otro. No veo claro a ninguno. No me gusta que no haya variedad, querría que hubiera más opciones no mayoritarias”, declaró a Reuters Elisa Montero, copropietaria de una tienda de complementos en Toledo.

Unos apuestan por un cambio y creen que un primer gobierno del PP en la región – donde hay un desempleo del 22 por ciento – sería un paso en la buena dirección.

“Es necesario un cambio, y con ello que cambie la economía, a ver si centran el crecimiento en otra cosa que no sea la construcción. Voy a ir a votar pero me tengo que informar. Estoy entre (el partido UPyD de) Rosa Díez y el PP. Al PSOE e Izquierda Unida ya les voté pero ahora no voy a repetir”, dijo a Reuters Ana María, una licenciada en sociología de 25 años que estudia un máster en psicología forense y penitenciaria. “Quiero ver si hay un cambio mejor, es más una esperanza que otra cosa”, agregó.

Otros creen que Barreda, que lleva en el poder desde 2004 – cuando José Bono cambió Toledo por Madrid para ser primero ministro de Defensa y luego presidente del Congreso de los Diputados -, se mantendrá en el Gobierno, porque piensan que los castellanomanchegos distinguen entre unos comicios generales y unos autonómicos, aunque el desgaste del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero haga mella.

“Creo que va a ganar el PSOE, porque la crisis ha sido a nivel mundial, le ha tocado al PSOE como le podía haber tocado al PP. Barreda tiene carisma, como Bono, la gente le quiere lo ve cercano, campechano”, pronosticó Ángel Villamayor, un constructor 37 años.

GUADALAJARA O CIUDAD REAL

Desde 1983, cuando se celebraron las primeras elecciones autonómicas en Castilla-La Mancha, el PSOE siempre ha gobernado por mayoría absoluta – la única forma de llegar al poder en una región prácticamente bipartidista, ya que al contar con cinco provincias dificulta mucho a los partidos minoritarios conseguir representación porque su voto se dispersa en las circunscripciones.

En estos comicios, entra en vigor la reforma de la ley electoral castellanomanchega, que ha adecuado el reparto de escaños en las Cortes regionales a los cambios demográficos en cada provincia, y que ha convertido a Ciudad Real con sus once diputados – todas las demás cuentan con representantes pares -, en la única provincia con capacidad de deshacer un potencial empate.

“En caso de que sean, como se dice, elecciones ajustadas, tan ajustadas, efectivamente Ciudad Real tiene la llave del gobierno porque tiene un escaño impar”, explicó a Reuters Tomás Vidal, profesor de derecho constitucional de la Facultad de Derecho y Sociología de Ciudad Real.

Pero la lucha final también podría dirimirse en Guadalajara, donde pese a tener un número de escaños par, la ventaja del PP podría traducirse en un quinto escaño.

“Las cortes de Castilla-La Mancha son bipartidismo puro. Ahora mismo, la provincia que menos podemos saber cómo va a responder es Guadalajara. PP y PSOE pueden empatar con cuatro escaños cada uno, o se puede dar un cinco a tres para el PP. En ese caso, de poco le serviría al PSOE quedarse con el escaño impar en Ciudad Real”, explicó García Verdugo.

Pero para lograr el deseado quinto escaño en Guadalajara, el PP debería ganar por unos 10 puntos. Si gana por ocho, el diputado quedaría en manos del PSOE y por tanto habría empate en la provincia.

Históricamente, Castilla-La Mancha ha sido una región peculiar a la hora de ejercer su derecho al voto y ha discriminado si se elegía un gobierno nacional o autonómico.

Desde 1993, todas las elecciones generales celebradas en La Mancha han dado como ganador al Partido Popular y sin embargo, los socialistas han retenido el gobierno regional. Y ahora, incluso cuando el CIS pronostica que el PP podría ganar el gobierno de la región, Barreda es el líder más valorado y un 42 por ciento afirma que prefiere que el candidato socialista repita mandato.

En 1995, en un contexto con paralelismos al actual – un gobierno socialista, encabezado por Felipe González, en decadencia entonces por varios escándalos de corrupción, y que finalmente perdería las elecciones en 1996 -, los castellanomanchegos estuvieron a punto de dar un giro de timón en su gobierno y elegir al ‘popular’ Manuel Molina.

Pero el tirón de José Bono consiguió mantener el feudo en poder socialista por la mínima (46,2 por ciento y 26 escaños frente a un 44,8% y 24 escaños del PP). Ahora queda por ver si José María Barreda protagoniza una historia similar o María Dolores de Cospedal será la primera presidenta manchega desde la democracia.

AVANCE DEL PP

En las elecciones municipales, está previsto que el Partido Popular supere al PSOE por seis puntos porcentuales, según una encuesta de Metroscopia. En las de hace cuatro años, el PP ganó por menos de un punto porcentual.

Los resultados en estas elecciones no siempre son un indicador de qué sucederá en las generales. No obstante, las encuestas muestran que el PP tiene una ventaja de al menos 10 puntos sobre los socialistas para 2012, aunque Rajoy no es un líder carismático.

“Ahora mismo las encuestas muestran una mayoría absoluta, pero creo que el máximo punto de indignación llegará en mayo. De mayo (de 2011) a marzo (de 2012), con un candidato (socialista) menos quemado, con una economía no tan resentida, posiblemente los resultados del PSOE pueden ser mejores”, dijo Ismael Crespo, analista político de la Fundación Ortega-Marañón.

En verano, los socialistas elegirán su candidato para suceder a Zapatero, presidente del Gobierno desde 2004, y entre los posibles candidatos destacan el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba y la ministra de Defensa, Carme Chacón.

Se prevé que el PP insista nuevamente, de manera puramente formal, en su petición de adelanto electoral tras los comicios regionales, pero sin presentar una moción de censura en el Congreso, puesto que no tiene suficientes apoyos para ganarla.

“La cuestión es si habrá elecciones anticipadas o no. No espero que suceda antes del próximo año porque el PSOE no las va a convocar. Necesita tiempo para recuperarse, y aún tiene que llevar a cabo el proceso de primarias”, dijo Antonio Barroso, analista para Europa del Grupo Eurasia.