Un Jueves Santo funesto
Las previsiones meteorológicas se cumplieron. La lluvia convirtió el Jueves Santo en una jornada funesta. De las siete procesiones que deberían haber recorrido las calles solo lo hizo una: la de la Congregación de Mena, que fue aclamada por el numeroso público que abarrotó el centro de la ciudad. Por contra, Santa Cruz, Cena, Viñeros, Misericordia, Zamarrilla y Esperanza no salieron. Por cuarto día consecutivo, el mal tiempo frustró las expectativas de los malagueños, que no pudieron disfrutar de seis de los cortejos. Está siendo una Semana Santa negra por culpa de las inclemencias del tiempo, dejando en sus casas hermandad a muchas cofradías. La peor que se recuerda en muchos años.
La tarde se presentó incierta, con un cielo muy encapotado que amenazaba lluvia, lo que sembró la intranquilidad en los cofrades. Las dudas se despejaron pasadas las cinco de la tarde. A esa hora las nubes se abrieron y empezaron a soltar agua de forma intensa. El fuerte aguacero hizo que las hermandades de Santa Cruz, Cena y Viñeros acordasen suspender las procesiones. Lo mismo hicieron más tarde Zamarrilla, Misericordia y Esperanza. La única que salió fue Mena, que aceleró más su paso al empezar a lloviznar cuando el trono del Cristo llegó a la Tribuna de los Pobres.
Santa Cruz
La incertidumbre que atenazaba a los hermanos de la Santa Cruz se disipó cuando empezó a caer un fuerte aguacero. Ante ello, el hermano mayor en funciones, Eugenio Stecchini, comunicó en el interior de la iglesia de San Felipe que la procesión no se iba a poner en la calle. «La estación que teníamos prevista en la Catedral la haremos aquí, delante de la Virgen», afirmó visiblemente emocionado.
La Santa Cruz, antes de que lloviese, había decidido retrasar su salida hasta la seis de la tarde con la finalidad de ir directamente a la Catedral. No hubo lugar para ello. El mal tiempo lo impidió. El trono, que en un principio estaba en el centro de la iglesia de San Felipe, fue situado junto al dintel de la puerta del templo para que los malagueños pudiesen verlo, ya que al estar en obras la iglesia no era seguro permitir la entrada.
Cena
«Hoy el sol lo pone mi Cristo», afirmó a este periódico el hermano mayor de la Cena, Rafael López Taza, instantes después de notificar que la cofradía no iba a salir. En ese momento, la lluvia era muy intensa y no cabía ningún tipo de duda. «No podemos procesionar a nuestros titulares como se merecen. Se ha puesto a llover muy fuerte y, por eso, la junta permanente ha tomado la decisión de no salir. No nos podemos arriesgar a poner en peligro las imágenes, que son unas joyas. Es una decisión difícil. Espero que la entendáis», subrayó López Taza. A continuación, se rezó un Padrenuestro y se abrieron las puertas de la casa hermandad para que el público que permanecía fuera, y soportaba con resignación el diluvio que caí, viese las imágenes.
Cuando la lluvia amainó, los tronos se levantaron dentro de la casa hermandad y los portadores los mecieron entre vivas al Cristo de la Cena y a la Virgen de la Paz. El líquido elemento frustró que se pudiese ver por las calles de Málaga la restauración y dorado del trono de la Cena, que estaba reluciente.
Viñeros
La decepción sufrida por los cofrades de Santa Cruz y Cena llegó también a los hermanos de Viñeros. Las precipitaciones aguaron cualquier rayo de ilusión para sacar las imágenes del Nazareno de Viñeros y Nuestra Señora del Traspaso y Soledad. El hermano mayor, Miguel Ángel Campos, anunció la decisión. En esas condiciones era imposible ponerse en marcha. Las lágrimas y la tristeza marcaron los rostros de nazarenos y hombres de trono.
Sobre las seis menos cuarto de la tarde, ambos tronos se levantaron y mecieron dentro de la casa hermandad, entre los sones de la agrupación musical San Lorenzo Mártir. La gente que llenaba la plaza de Viñeros tributó una fuerte ovación. Al Nazareno de Viñeros se le impuso en su mano derecha la llave del sagrario. Las puertas se dejaron abiertas para que los malagueños pudiesen ver las imágenes y los tronos. A las nueve de la noche, una representación de la cofradía se dirigió hasta la Catedral para tener una acto de penitencia, ya que había sido imposible hacerlo con las imágenes.
Mena
Málaga fue anoche más de Mena y legionaria que nunca. La Congregación del Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Soledad fue la única que salió. La noticia fue acogida con gran alegría, porque había muchas ganas de procesiones. El recorrido seguido por la congregación estuvo a reventar de gente, que aplaudió y vitoreó sin cesar tanto al Cristo de la Buena Muerte como a la Virgen de la Soledad. Y demostró el cariño que siente por La Legión.
A las siete de la tarde se reunió la comisión de aguas, integrada por el hermano mayor, Antonio Jesús González; el jefe de procesión, Ramón Gómez; el albacea general y dos mayordomos de los dos tronos. Tras varias deliberaciones y con el último parte meteorológico, la comisión decidió salir para satisfacción de los hermanos. El cortejo, eso así, fue a un paso algo más rápido de lo habitual con la finalidad de estar encerrados sobre las doce de la noche. Para acortar algo de camino y regresar antes a Santo Domingo después de pasar por Carretería, el cortejo continuó por pasillo de Santa Isabel -se suprimió el paso por las monjitas de la plaza de Arriola- para dirigirse al puente de la Esperanza.
El jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Fulgencio Coll, y el contralmirante de la Armada Fernando Zumalacárregui, fueron invitados a dar los primeros toques de campana a ambos tronos. En el cortejo también figuró el general jefe de La Legión, Juan Luis Leza. Causó sensación en la calle el nuevo manto procesional de Nuestra Señora de la Soledad. El cortejo aceleró más su paso al empezó a lloviznar cuando el trono del Cristo llegó a la Tribuna de los Pobres. El manto de la Virgen entonces fue cubierto con un plástico para protegerlo.
Misericordia
La retirada de los arcos de las campanas de los tronos y los cabezas de varal ya indicaban lo que luego se hizo oficial, que la Cofradía de la Misericordia no iba a salir en procesión. El hermano mayor, Rafael Terol, fue el encargado de decirlo. Explicó que la decisión se había tomado por unanimidad, sin ninguna voz discordante. «Puedo asegurar que nadie se siente más apenado que yo por no poder hacer nuestra procesión, pero es lo mejor que podemos realizar», aseguró Terol, quien añadió que, dentro del dolor que sentía, estaba satisfecho por la unanimidad de la junta. El año que viene la Misericordia podrá comenzar su desfile procesional desde su nueva casa hermandad. «Será una salida apoteósica», señaló el hermano mayor. Las imágenes fueron trasladadas hasta la parroquia del Carmen. Previamente, los miembros de Aviación que iban a desfilar rindieron honores a los titulares.
Zamarrilla
La decepción no fue menor en Zamarrilla que en el resto de cofradías que se quedaron en sus casas. El encargado de hacer pública esa información fue el presidente de la junta gestora, Juan García Alarcón, que comunicó la desagradable noticia desde un balcón. «No podemos poner en peligro nuestro patrimonio. Nadie nos asegura que no vaya a llover. Lo mejor es no salir, aunque lo lamentamos mucho», declaró García Alarcón. La casa hermandad de Zamarrilla, igual que el de las demás cofradías, permaneció abierta hasta la hora del encierro.
Esperanza
La cadena de suspensiones de desfiles procesionales no se rompió con la Esperanza. La archicofradía hizo público un comunicado en el que decía: «La junta de gobierno, por unanimidad y en base a la información meteorológica recibida con fundado riesgo de precipitaciones, ha decidido suspender la procesión de este año». El hermano mayor, Manuel Harras, manifestó que se había hecho lo más sensato: no salir.