Lenguas como Espadas
Antonio Barreda Alcobet.- Juan Espadas clavó la semana pasada su apellido a las agrupaciones del PSOE de Sevilla cuando elaboró la lista de concejales del PSOE a las próximas elecciones municipales. Una lista elaborada de espaldas a la militancia y que fue respondida por esta con una brutal abstención del 77,5% en su refrendo en las agrupaciones. Este hecho ha sido pasado por alto por toda la prensa adicta al régimen que mantienen entre algodones al elegido por Griñán, a dedo, para candidato a alcalde. Y el alumno aprendió del maestro, y, como están tan acostumbrados en la Junta al exceso de nombramientos a dedo, pues se elige una lista sin contar con los candidatos propuestos por las propias agrupaciones del PSOE de Sevilla capital, y sobre todo, con los secretarios generales de las mismas que siempre habían ido en las listas como puntales de sus barrios.
Que Espadas daba la espalda a los militantes, ya lo avisamos cuando fue elegido. Es un niño del partido, de altos cargos, de gestos del régimen constituido en la Junta durante 25 años, demasiado acostumbrado a puestos de trabajo por PLD (Puestos de Libre Designación) y de cargos directivos en empresas públicas, como para pararse un segundo a escuchar a la base. La base está para obedecer, para ejecutar las órdenes piramidales, para trabajar para ellos. Él mismo lo definió hace unas semanas: militancia. Y para demostrar que no necesitaba a las bases todos vimos en Sevilla una carísima campaña en vallas publicitarias y en cabinas con la imagen del desconocido Espadas. Este mensaje demuestra que va por otro camino que el avispero tradicional que es para el PSOE las agrupaciones y los militantes de Sevilla capital. Sobre todo ahora con un Viera tocado y con un Caballos del que nadie se fía.
La lista de Espadas, además, se lleva por delante todos los restos de los que un día fueron caballistas destacados y que, precisamente, fueron sus ejecutores en su propia agrupación, como el otrora todopoderoso Fran Fernández, criado políticamente en las faldas de Caballos y encumbrado en las manos de Monteseirín, donde convivieron juntos desde la Diputación hasta la Alcaldía, desde Jefe de Gabinete en las dos casas, hasta concejal. Él fue el encargado de laminar a Caballos en la Agrupación Este y en el Congreso que ganó Viera. Y él es ahora la principal cabeza que cae de una lista en la que tampoco se le esperaba.
Espadas estaba dispuesto a meter la mano en las agrupaciones y ha metido el brazo. El problema es que ha hecho un agujero que nadie es capaz de tapar. Y esto mismo hace años que ya lo vivió el Partido Socialista cuando puso a Borbolla de candidato a la alcaldía. Pero este contaba, al menos, con algo con lo que no cuenta Espadas, que era un candidato conocido, no en vano había sido Presidente de la Junta de Andalucía antes que el guerrismo se lo llevara por delante.
Ahora el Partido vuelve a cometer los mismos errores con diferentes protagonistas. Y el efecto provocado deja una herida abierta en todas las agrupaciones por donde se desangran los militantes.
Y tras ello, llaman a filas, a la movilización, a cumplir las órdenes, a ejecutar los planes, a la militancia en definitiva. Pero ya se habla de huelga de brazos caídos entre los propios militantes, de campaña de tortuga, de dejar solo al candidato y su áulica lista frente a la ciudadanía de Sevilla. Porque a ellos son en definitiva a los que dejan sin voz, a los que usan como autómatas con fecha de caducidad.
Y, por último, se añade el saber que la mujer de Espadas trabaje, casualmente, para la Administración Paralela, en la FAFFE, en una Fundación que se integrará, gracias al Partido y a su mayoría absoluta, en las propias entrañas de la Junta de Andalucía. Por ello, los empleados públicos de Sevilla lo tienen enfilado. Después vendrán las lenguas como Espadas y las Espadas como lenguas.