El día 29-11-2003 en Latifiya-Irak- siete agentes españoles del CNI, fueron vilmente asesinados. A todos ellos, sangre, raza, honor, y gloria, de España, caídos por la patria mi más fervoroso respeto. Mi mayor respeto y admiración por estos héroes y la más absoluta repulsa e indignación por determinados miembros del CNI, compañeros de éstos.

Del 11-M está dicho todo, o casi todo, sin embargo, a mi entender existe una gran sombra, la cual intentaré descifrar con lógica, plena de lóbrega traición.

Me refiero a la “imposible dejadez” de los encargados de controlar a un inmundo drogata como Trashorras y a media docena de moriscos de media estopa, a la postre y sin ningún género de dudas, autores materiales del 11-M. Otra cosa son los autores ideológicos.

Nadie en sus sano juicio puede poner en tela de ídem, que tanto el minero Trashorras como los moriscos, capitaneados por Jamal Ahmidan “El Chino”, estaban súpercontrolados por el CNI. El por qué se dejó de controlarles, es una incógnita para los avezados, un trance normal para los ingenuos, algo lógico para los interesados. Y para mí, es simplemente, un imposible. Imposible del cual doy lógica:

Primera parte: razonamiento carnal obvio.

Es fácil, muy fácil comprender, después de lo ocurrido en Irak, que en el CNI, sobre todo, olía a “caca”, cosa normal por otra parte, todo aquel que tiene culo tiene miedo.

En las huestes de CNI sabían que había que restituir a los agentes asesinados. Lo cual como es lógico se tradujo en una enorme preocupación y algo más. No cabía otra opción…Bueno, una al menos que España se retirase del lugar.

Segunda parte: razonamiento político obvio

En aquellos tiempos andaba suelto un peligroso traidor- jamás vi tamaña traición a España- vestido de roja alternativa, su nombre, José Luis Rodríguez Zapatero, el cual promulgaba entre sus allegados, todos ellos vestidos de paz a cuenta de la sangre de los demás- jamás, en la humanidad hubo Paz que no se ganase con la Guerra- la salida inmediata de Irak si ganaba unas elecciones que tenía claramente perdidas.

¡Ah, bueno! se dijeron en el CNI, la esperanza es lo último que se pierde, al menos sabían que con Zapatero de presidente no haría falta agente alguno en el infierno iraquí.

El caso es que a partir de entonces el CNI, sobre manera, dejó de lado la denominada “Trama de Asturias” de la cual tenían conocimiento, tiempo atrás, por mediación de Rafá Zouhier: Confidente de la UCO, el cual informó de que Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras ofrecían explosivos a una banda de integristas moros. En definitiva, de repente el CNI “miró para otro lado” dejando campar a sus anchas a los componentes de la denominada ‘célula de Avilés’ eslabón trascendental para que posteriormente se perpetrara la masacre del 11-M.

Tercera parte: razonamiento lógico de personas no fanáticas

La dejadez, la insidia, el olvido, no es sinónimo de lógica, cuando se trata del CNI además de determinados altos cargos de la Guardia Civil sobre manera, los cuales llevan medio siglo implicados en la lucha antiterrorista. Es ilógico, inadmisible mentalmente e imposible que un grupo de mediocres trapicheros y otros indigentes fanáticos lleven a cabo la mayor acción terrorista conocida en España y parte del mundo, sin la necesaria colaboración de parte…Imposible.

El que el explosivo se llevase a Madrid, se entregase a los moros y estos lo pusieran en los trenes con una facilidad pasmosa, sin que nadie, absolutamente nadie de aquellos que controlaban a estos asesinos se diera cuenta, es propio de un chiste, de una broma, una macabra broma, que únicamente un inútil extravagante ajeno a la sociedad, un demagogo magistrado, como casi todos, bien pagado, puede admitir que tamaña y demencial dejadez obedecía a un suceso lógico.

Que yo sepa, nadie de CNI; organismo estatal encargado de conocer e informar al Gobierno de aquello que pueda afectar a la seguridad, estabilidad y defensa del Estado, ni miembro alguno de la Guardia civil de Oviedo, fueron investigados más allá de las formalidades propias del elitista y corrupto sistema jurídico.

Cuarta parte. Razonamiento ajeno a parte

El ser humano es capaz de las mayores atrocidades mientras éstas produzcan interés. En qué cabeza cabe que a todo un Centro Nacional de Inteligencia como el Español, con capacidad para ver y oír, seguir y detener a todos aquellos ciudadanos o no ciudadanos que “entiendan sospechosos” de la noche a la mañana, “se les pierdan” unos mediocres pardillos y media docena de moriscos de andar por casa…

Todo un cuerpo con capacidad de derrocar o realzar, ocultar o dar a conocer dependiendo de intereses varios y variados, secretos del estado y otras licencias inamisibles a lógica alguna- por ser ellos todo vigilancia, acusadores exentos de acusación, investigadores libres de ser investigados- burlado, engañado hasta la saciedad, por gentuza de poca monta… ¡Por Belcebú! ni la más ignorante ameba admitiría jamás semejante ignominia mental, ninguna, excepto la ameba humana, toda repleta de imbecilidad mental empolvada de fanatismo .

Aquellos que quieran ser imbéciles por devoción u omisión por mi pueden seguir siéndolo, pero han de saber que su demente dejadez, su docilidad, su ingenuidad, su confianza en el ser humano sabiéndose ellos, como todos, repleto verbo carnal harto de interés y fanatismo, es usada por otros engangrenados hasta la heces de imbecilidad, en interés propio.

La muerte se mercadea incluso más que la vida entre la Raza Humana, las más impía asesina y destructora que jamás habitó en universo conocido alguno. Confiar en la misma es cavar la propia tumba viviendo muertos.