La crisis agudiza el letargo invernal de los negocios
Este letargo invernal de parte de la economía malagueña, unido a la parálisis del sector del ladrillo, tiene sus consecuencias. Su reflejo más inmediato en las cifras del paro, que sitúan a Málaga a la cabeza de España en destrucción de empleo en el último año, con más de 13.000 nuevos parados, y un acumulado que se aproxima ya a las 200.000 personas y una tasa del 30%.
Sin embargo, la suerte, como se suele decir, va por barrios, y la hibernación forzosa es más aguda en los negocios más vinculados y próximos a la playa, como los chiringuitos. «Hemos ido creando cierto hábito de mantener abiertos los establecimientos durante cada vez más meses al año, pero ahora con la crisis la gente se lo está pensando mucho, porque no le merece la pena seguir abiertos para arriesgarse a no servir casi ni una mesa al día y no poder cubrir ni siquiera los gastos», comenta el presidente de la Federación Andaluza de Asociación de Empresarios de Playas, Norberto del Castillo.
Según sus estimaciones, alrededor de la mitad de los 600 negocios de playa que hay en Málaga están ahora cerrados, y no prevén abrir al menos hasta principios de marzo o abril. Y es que este año, a la pesada losa que ya de por sí supone la crisis económica y el menor poder adquisitivo de la población y de los turistas, se une que el calendario haya sido de lo más caprichoso, situando la Semana Santa –que tradicionalmente señala el pistoletazo de salida para la temporada alta– a mediados del mes de abril.
«Nosotros dependemos además absolutamente de la climatología, y para colmo el último año y medio ha sido muy lluvioso en Málaga, con meses enteros lloviendo, lo que ha complicado aún más el panorama», se lamenta Del Castillo, quien no obstante se muestra ilusionado por el inminente traspaso de las competencias en materia de regulación del litoral andaluz desde el Ministerio de Medio Ambiente a la Junta de Andalucía. «Tenemos que convertir nuestras playas en lugares de ocio, con guarderías, zonas de masajes, yoga y ‘spas’», afirma.
Crecen las terrazas
Pero si se echa una ojeada unos metros más arriba de la primera línea de playa y de los paseos marítimos, el panorama del sector hostelero malagueño en general tampoco es nada halagüeño en estos días. «Por primera vez en muchos años está habiendo negocios que están cerrando por más de un mes por vacaciones y que han decidido dejar de trabajar en invierno, desde diciembre a marzo. Eso es algo que antes no ocurría», comenta el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), Rafael Prado.
De esta forma, Prado estima que alrededor de un 5% de los 15.000 locales que hay en la provincia se encuentran en ‘hibernación’. «Aparte están los que han cerrado para no volver a abrir, que también son muchísimos, y los que vendrán, sobre todo ahora con la Ley Antitabaco», se queja el presidente de Aehma, quien destaca el «ingente gasto» que los dueños de bares y cafeterías están asumiendo desde hace un mes y medio para poder ofrecer estufas en las terrazas, de manera que los clientes fumadores puedan seguir dando rienda suelta a su adicción.
En términos de empleo, la crisis y la estacionalidad han supuesto la destrucción de unos 12.000 puestos de trabajo en la provincia en los tres últimos años, según los datos que manejan tanto los sindicatos UGT y CC.OO. como la patronal turística. «Se ha pasado de una media de 5,3 empleados por negocio a tres», detalla Rafael Prado. La facturación también se ha resentido, con una caída del 30%.
«A esta situación hay que ponerle remedio de alguna forma cuanto antes. Hay que reclamarle a las administraciones que pongan en marcha de manera urgente una mesa de trabajo para combatir de verdad, con políticas activas, la estacionalidad de la economía malagueña», considera Gonzalo Fuentes, quien cree que la apuesta por la promoción en países escandinavos puede ser «una alternativa». «Hay que fomentar el atractivo del clima, especialmente entre estos turistas de alto poder adquisitivo», señala. «El mercado británico sigue sin repuntar y el turismo nacional no es suficiente», añade.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol, Aehcos, José Carlos Escribano, reconoce que los hoteles que han decidido cerrar sus puertas durante el invierno en la Costa del Sol han aumento en estos últimos tres años con la crisis, aunque destaca que los datos exactos los manejan los sindicatos, que son los que negocian los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Así, CC OO y UGT han acordado 55 de estos expedientes desde 2008. «La decisión de cerrar un hotel no se toma para no perder dinero, sino para intentar perder menos, porque los gastos fijos de luz, agua e impuestos siguen estando ahí», sostiene Escribano, quien cree que la política de bajar precios no beneficia al destino «porque se acaba con la calidad».