El mal aliento y el sexo no casan
El mal aliento es el peor aliado de unas relaciones sexuales placenteras. En un 29% de los casos, la halitosis es el principal inhibidor físico de la libido en la mujer, seguido por problemas de erección (16%) y la eyaculación precoz (12%). En lo que concierne a los estilos de vida, los hombres egocéntricos, que se miran el ombligo, solo buscan su propia satisfacción y se olvidan de la de su pareja son un pésimo reclamo sexual para las mujeres. Una de cada cinco españolas culpa al egocentrismo masculino del mal funcionamiento en la cama. Las mujeres están conformes con su vida sexual (un 68% lo hacen una vez a la semana), pero, como pasa con el dinero, quieren más.
El estudio sobre hábitos sexuales ‘¿Qué quieren las mujeres?’ revela que un 80% de las encuestadas desearían mantener relaciones sexuales al menos una vez por semana.
La pereza (16%) y la arrogancia varonil (15%) enfrían la excitación sexual de la mujer. Como dice la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), Miren Larrazábal, ya no se estilan los falócratas ni los vagos en el lecho conyugal. Las mujeres demandan hombre activos, nada narcisistas, novios o maridos que se preocupan del placer ajeno tanto como del propio.
El estudio, que recaba las opiniones de 2.500 mujeres de Alemania, Austria, España, Portugal y Suecia, pone de relieve que el 75% de las españolas están satisfechas con la frecuencia de sus relaciones sexuales, lo que no es óbice para que expresen su deseo de incrementar su número. Para las 500 españolas entrevistadas en la investigación, realizada por la consultora Strategy One con la colaboración de la empresa farmacéutica Pfizer, las mujeres consideran en un 81% de los casos que tener una vida sexual satisfactoria es importante.
Las portuguesas son las que más visitan el tálamo, y no para dormir. Un 81% declara mantener relaciones sexuales al menos una vez a la semana, seguidas por la españolas (68%), Austria (57%), Alemania (53%) y Suecia (45%). Como era de sospechar, tanta efervescencia sexual no se la creen ni los propios expertos que explicaron el informe: los sexólogos Miren Larrazábal y Vicente Bataller observan en su consulta una realidad bien distinta.
Consulta
“Hay que entender y transmitir a las parejas que las disfunciones sexuales son frecuentes, mucho más frecuentes de lo que cree la gente o expresa”, aduce Larrazábal, quien subraya la necesidad de que las parejas acudan sin temor a la consulta del sexólogo. De acuerdo con Vicente Bataller, dos millones de españoles sufren disfunción eréctil, pero apenas un 16% de ellos acuden a la consulta de un especialista y cuando lo hacen es cinco o seis años después de aflorar el problema.
La encuesta rompe con el tópico de que los hombres están siempre dispuestos a holgar con su pareja. Bataller arguye que no son pocos los hombres que esgrimen excusas para no acudir a la cita, pretextos que en ocasiones tratan de ocultar una disfunción eréctil. No en balde, un 29% de las interrogadas en la muestra confiesan que su pareja ha sufrido alguna vez un episodio de disfunción eréctil, que no hay que confundir con el gatillazo.
Por disfunción eréctil se entiende la incapacidad de lograr o mantener una erección del pene lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria. La impotencia puede estar causada por diabetes, hipertensión, esclerosis múltiple, alcoholismo crónico, arterioesclerosis, etc.
“Es habitual partir de un planteamiento incorrecto por el cual los varones, cuando sufren disfunción eréctil, ven peligrar su masculinidad, mientras que sus parejas creen que las culpables son ellas”, aduce Miren Larrazábal. “Esto puede conducir a evitar las relaciones sexuales o reducir el número de ellas por miedo al fracaso”.
Vicente Bataller da un consejo a los hombres obsesionados con una virilidad declinante: lo importante no es tanto la penetración vaginal como el juego y los escarceos con todas las partes del cuerpo. “Muchas veces la mujer no refiere el problema de la disfunción eréctil por miedo al conflicto con su pareja”, sostiene Bataller.
De cualquier modo, las españolas se muestran comprensivas con las dificultades de erección de su cónyuge. Así, un 88% de ellas estarían dispuestas a abordar y hablar del problema con su pareja, si bien un 22% no lo harían principalmente por vergüenza. A veces el trastorno ocasiona problemas de autoestima en la propia mujer, que tiende a creer que la falta de erección de su compañero es culpa suya por haber perdido atractivo. Otras, tiende a ver fantasmas y atribuye la desgana de su ‘partenaire’ a aventuras e infidelidades inexistentes.
Como no hay mal que cien años dure, los sexólogos recomiendan la combinación de fármacos y terapia para combatir la disfunción eréctil, que en ocasiones puede estar originada por la ansiedad. “Es fundamental que las parejas consulten cuanto antes a un especialista en salud sexual”, apunta el especialista.