El rebote del ingeniero Álvarez Cascos
Miguel Ángel García Brera.- El espectáculo del ingeniero Álvarez Cascos, transformando su tradicional autoritarismo en melifluas comparecencias públicas para execrar a quienes hasta el día antes eran sus correligionarios, constituye una prueba imbatible de que ha hecho muy bien la dirección del PP en no concederle lo que quería obtener al margen de los Estatutos y por su cara bonita, aunque en esta expresión se comprenda su larga trayectoria de 34 años, su posición de ex secretario general – los suyos le conocían mejor por General Secretario –, su paso por el Ministerio de Fomento – ahora de D. José Blanco – y por una Vicesecretaria del Gobierno.
En una de las ruedas de prensa, que he podido seguir en parte a través de un vídeo, Álvarez Cascos se ha dolido de que nadie en su Partido le haya defendido de insultos expresados por algunos camaradas, tales como sexagenario; lo que, más que insulto, a mi ver, constituye la constatación de un hecho y ningún sexagenario en su juicio se considera insultado porque se le llame así. Tampoco parece que atente a la dignidad personal, como Álvarez Cascos ha afirmado que la dirección haya hecho oídos sordos a 7.000 afiliados, pues a lo que parece los oídos han estado abiertos a otros miles de no menor consistencia; pero, sobre todo, la decisión ha sido consonante con las exigencias estatutarias, al margen de los deseos concretos de algunos asociados, que pueden ser los 7.000 censados por el indignado político o “muchos menos monos, señor cura”, como se cuenta en un antiquísimo chiste.
Me parece absolutamente deplorable que una persona – sobre todo si es verdad que es sexagenario, cosa que no he comprobado, pero sí representa esa edad – que tan distinguido ha sido en su Partido, cuando, a su pesar, no le toca mandar, decida separarse de los suyos y comparecer acá y allá para decir – y eso si que es un grave insulto – que “a la dirección del PP, Asturias le importa un comino”.
La salida de pata de banco de Álvarez Cascos – quien se aparta de los suyos como un niño enfadado porque le han negado un caramelo-, resulta más insólita, cuando se le escucha decir esto: “Un grupo de asturianos que se han movilizado y me han movilizado a mi son el motivo de mi disponibilidad”, y, para mayor confusión, ha precisado que “se trata de una disponibilidad motivada por un grupo de asturianos que yo no sé lo que piensan”. Es genial eso de dejarse movilizar por personas que el afectado no sabe lo que piensan. Me recuerda las levas en periodos bélicos de gentes que son llevadas al combate en la mayor ignorancia sobre lo que van a defender y sin que los reclutadores se los expliquen. Algo que no es de recibo, ni aunque esté rebotado, en un ingeniero y político disponible.
La señora que le ha pisado los callos al ex ministro se llama Isabel Pérez Espinosa y ha dicho, al enterarse de la rabieta de Álvarez Cascos, que en el PP lo que cuentan son los proyectos, no las caras. Y, según yo deduzco, no sólo no cuentan las caras, sino los “caras”.
La solución se llama elecciones primarias en el PP.
Estoy totalmente de acuerdo con lo dicho. El Sr. Alvarez Cascos no merece estar en el P.P. Mi buena opinión sobre él ha cambiado radicalmente con su aptitud. Me alegro de que se haya ido, Su forma de actuar es infantil , sobre todo para un “sexagenario”. Ha tirado por tierra todo su historial político, y ha quedado totalmente descalificado.