Francisco Álvarez-Cascos mantiene su compromiso de liderar un proyecto en Asturias. No en el PP, partido en el que ayer presentó su baja. Será a través de una nueva propuesta política que hoy ha definido como “el reto gigantesco de devolver a nuestro país a la primera división de la política y de la economía españolas”.

La declaración que esta tarde ha presentado en el Hotel Regente de Oviedo, una auténtica ‘acta fundacional’, no deja lugar a dudas. “Estoy dispuesto a intentarlo”, ha dicho el ex ministro ante parte de quienes le han apoyado en los últimos meses. A ellos ha estado dirigida buena parte de su intervención.

“La disponibilidad que ofrecí para volver a asumir responsabilidades en primera línea en la actividad política respondió única y exclusivamente al poder de convicción que sobre mí han ejercido cientos de personas que me pidieron, de una forma u otra, pero con un entusiasmo desbordante, que reconsiderara mi decisión de permanecer apartado de la mismas”, ha explicado. Esta es la principal razón, asegura, por la que siente que mantiene con sus partidarios un deber de “corresponsabilidad en el compromiso de impulsar un cambio de rumbo en Asturias, aportando todos los activos disponibles para construir una alternativa de gobierno que ofreciera cambio y progreso”.

Su alocución incluye duras críticas para el que fue su partido durante 34 años y del que prácticamente sentó los cimientos. A la actual dirección del PP le reprocha en primer lugar su inhibición ante los ataques de los que ha sido objeto. Seguir en el mismo partido que ha permitido que equiparasen su candidatura con la ‘kale borroka’ es incompatible con su “dignidad personal que, pienso yo, está por encima de las obligaciones corporativas de cualquier militante”.

Críticas a Génova

Pero sobre todo, critica al PP lo que considera la falta de atención de la formación que preside Mariano Rajoy hacia Asturias. “Ha quedado meridianamente claro que actualmente a la dirección nacional del PP Asturias le importa un comino. Lo menos relevante es mi indefensión como militante. Lo más grave es el menosprecio demostrado hacia miles de militantes asturianos del Partido Popular, hacia muchos asturianos de distintas profesiones e ideologías que a lo largo de estos meses han expresado de una manera u otra su opinión”.

“El Principado de Asturias es un país pequeño, alejado y aislado por barreras suficientemente poderosas -incluidas las barreras políticas regionales- como para que sus problemas se conozcan y preocupen, y los asturianos apenas cuentan en las decisiones de los centros de poder, incluidas las direcciones nacionales de los grandes partidos estatatales. Esto no era así hasta 2004, pero desgraciadamente hoy es así”, se lamenta. ¿Y cuál es la solución según Álvarez-Cascos? “La indignación como desahogo es ineficaz para encontrar una salida. La acción como respuesta es la única fuerza capaz de cambiar el destino”. El ex ministro considera sus objetivos como una auténtica “batalla” en la que “toca defender Asturias, que no es defender intereses particulares, sino defender el porvenir un país, de unas generaciones de jóvenes que viven en la incertidumbre, que están bien formadas pero que están abandonadas a su suerte”.

“Por nuestra tierra, por Asturias, aquí estamos, para empujar, para tirar del carro junto con los miles de compatriotas que creen que nuestra región debe y puede tener un futuro mejor si los asturianos nos juntamos -como en aquellas tradicionales sextaferias- para emprender esta gran tarea”, ha reivindicado. Con este fin ha pedido a quienes le apoyan que trabajen con él “juntos, en equipo, organizados”. “Concedenernos la confianza para sumar y coronar con éxito la aventura ya no depende de mí ni de todos nosotros: será cosa del conjunto de los asturianos. Pero creo que vale la pena el esfuerzo para recuperar el orgullo de ser asturianos. Por mí no va a quedar”, concluye su intervención.