A Alá rogando y en La Meca malgastando
Piscinas, jaccuzi y saunas no faltan este año de los campamentos de peregrinos a La Meca, un lujo reservado a los hoteles de cinco estrellas extendido ahora a estos alojamientos provisionales para atraer a fieles que viven rodeados de confort.
Tampoco faltan restaurantes de cadenas internacionales en estos campamentos, donde las compañías saudíes que organizan el viaje de peregrinación para los ricos llegan a repartir a estos fieles “iPad” e “iPhone” como regalos.
Los servicios que ofrecen estas compañías incluyen, asimismo, el acompañamiento a los peregrinos de un médico especialista en dietas y un cocinero experto en hacer comidas sanas para que los fieles no engorden durante su viaje religioso.
La peregrinación anual o “hach” a la Meca -uno de los cinco pilares del islam junto al ayuno durante el mes de Ramadán, la limosna, los cinco rezos diarios y la profesión de fe- es obligatoria al menos una vez en la vida para todo musulmán cuya salud y situación económica se lo permitan.
En muchos casos, la situación económica no sólo permite este y otros viajes, sino también unos lujos que no se extienden a la mayoría de los viajeros y que, en el fondo, parecen estar reñidos con el espíritu religioso de los rituales.
“Las compañías saudíes han aprendido de sus homologas en Kuwait, Emiratos y Qatar, que regalan a cada peregrino un teléfono móvil”, dijo a Efe Sami al Maqus, jefe de la campania de “Al Wafi” para la gran peregrinación anual, cuyas fechas centrales se vivirán este año la semana próxima, y la “omra” (peregrinación menor).
Según Al Maqus, existe una gran competencia entre compañías locales en cuanto a la calidad de servicios que ofrecen a los fieles de elevados recursos económicos para atraerlos.
Si una peregrinación a La Meca tiene un coste que no baja de unos 1.500 dólares, los fieles ricos se gastan en estas fechas en Arabia Saudí sumas que pueden llegar hasta los 40.000 o 50.000 dólares.
“Los regalos y los servicios que ofrecen las compañías han logrado atraer a numerosos fieles, de los cuales algunos son de una clase baja de VIP, que pueden gastar entre 4.000 y 9.500 dólares”, explicó Al Maqus.
Según este experto, los campamentos que tienen piscinas, jaccuzi y sauna pueden ofrecer alojamiento por un coste de entre 3.200 y 6.000 dólares por la estancia, en torno a cinco días.
Para Suleiman al Rashdan, jefe de la compañía “Manasek”, especializada en viajes de peregrinación, “la oferta de un bufé libre, tratamiento médico durante las 24 horas y una maleta para cada peregrino es el servicio tradicional que normalmente daban las compañías”.
Y los peregrinos saudíes “se quejaban de que pagaban mucho dinero sin tener los mismos servicios que se ofrecían en los campamentos de los fieles procedentes de los países del Golfo (Pérsico)”, añadió Al Rashdan.
Como consecuencia de ello, los organizadores de los viajes, que no quieren perder esos clientes, empezaron este año con servicios adicionales, abasteciendo a los campamentos de lujos como piscinas, jaccuzi y sauna.
Sin embargo, para algunos peregrinos como Ahmed al Mani, estos servicios “son una exageración y no son adecuados para la santidad de la peregrinación”.
“Algunos servicios de lujo no tienen nada que ver con los rituales, pues los días de la peregrinación son sobre todo para acercarse a Alá”, añadió Al Mani.
La misma postura expresó recientemente el ministro del Interior saudí, Nayef bin Abdulaziz, cuando dijo que los precios de los viajes “son exagerados” y no están al alcance de la clase media de fieles.
Pero las compañías saudíes del “hach” no parecen captar el mensaje, y aseguran que no dejarán de ofrecer servicios de lujo, que, además, el próximo año incluirán “masajes e incluso gimnasios, clubes y entrenadores deportivos personales”, según Al Rashdan.