Casi cuatro años después de la ejecución de Saddam Hussein, la condena de muerte pende sobre su aliado, buen amigo y ex viceprimer ministro de Irak, Tariq Aziz, “por la persecución de los partidos religiosos”. Rusia, junto con la ONU, el Vaticano, Grecia y otros países u organizaciones, hace un llamamiento al poder iraquí para que no ejecute al ex político. Durante los 30 próximos días se puede apelar la sentencia. Para que el veredicto sea firme se requiere la aprobación del Consejo Presidencial de Irak.

El Ministerio de Exteriores de Rusia dirigió una nota al Gobierno iraquí con la petición de “dar prueba de caridad” y se subraya que Tariq Aziz ya tiene 74 años y está gravemente enfermo. “El veredicto es un asunto interior de Irak. Sin embargo, consideramos necesario tener en cuenta la edad y el estado de salud de Tariq Aziz, que padece de una enfermedad crónica que se ha empeorado por la encarcelación prolongada desde el año 2003. Es evidente que la concepción de una humanidad elemental requiere benevolencia”, dice el mensaje.

La ONU, por su parte, también reiteró su firme oposición a la pena de muerte, subrayando que, como en otros casos, ese castigo no debería aplicarse al ex viceprimer ministro iraquí. “La posición de Naciones Unidas sobre la pena de muerte es sobradamente conocida. En este caso, como en otros, sugeriríamos que no se aplicara”, declaró Martin Nesirky, portavoz del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El Vaticano llamó a conservar la vida de Aziz, el representante de la comunidad cristiana de Irak, “en honor del establecimiento de la paz y la justicia en Irak”.

El presidente de Grecia, Karolos Papoulias, se dirigió a su homólogo iraquí, Yalal Talabani, con la petición de “demostrar una diferencia entre el Irak actual, democrático” y el Irak de hace años. “Es una venganza de la Administración actual”, según su hijo

Durante muchos años Aziz fue una figura clave en el Gobierno iraquí. En diferentes tiempos encabezó los ministerios de Información, Cultura y Relaciones Exteriores, y fue el redactor jefe del periódico del partido dirigente Baas. Al terminar la guerra en Irak, en abril de 2003, se rindió al mando estadounidense.

Como resultado de dos procesos judiciales, fue condenado a 22 años de prisión tras ser acusado de participación en la deportación forzosa de los curdos y la ejecución de 42 mercaderes que subieron artificialmente los precios a los productos alimenticios durante el bloqueo económico.

En el tercer proceso el nuevo poder iraquí no consiguió probar la culpa de Aziz en la cruel neutralización de la insurrección chiíta. Sin embargo, el pasado martes Tariq Aziz fue condenado a la ejecución en la horca.

Su hijo, Ziad Aziz, calificó la sentencia de su padre como “una venganza de la Administración actual, que no tiene nada que ver con la justicia”. El abogado del acusado considera que la condena está “motivada políticamente”.