¿Por qué las mafias progresistas se alarman porque crece Vox y no por las causas que provocan su crecimiento?
AD.- Ingenuamente alcanzamos a creer en la sinceridad de los fedatarios de los valores democráticos cuando machaconamente defendían la infabilidad de los votantes. “El pueblo siempre tiene razón”, sentenciaban los trápalas con clamor de jeremías. Ahora se ha visto que no, que también en eso nos engañaron, que lo que quisieron decir es que hay votos buenos y votos malos, votantes con y sin pedigrí democrático, que solo votando lo que ellos quieren se tiene derecho a gozar de la respetabilidad cívica que se concede, por ejemplo, a los votantes de partidos que promueven la insurrección golpista o cuyos dirigentes han vivido durante años en permanente roce con el terrorismo.
Ahora ya sabemos que el concepto que estos prendas tienen de la democracia española es bastante restrictivo. Más de tres millones de españoles han votado a Vox en las elecciones generales del pasado domingo. Si nos atenemos al diagnóstico que hace la izquierda, nos encontramos ante una masa de gente enajenada que delira cuando vota y que necesita ser guiada y conducida al redil de los ciudadanos ejemplares.
Si aceptamos la lógica democrática como la mejor de cuantas han sido creadas por el hombre para regirse políticamente, o la menos mala, no debería ser un buen negocio criminalizar a los votantes ni establecer que hay asuntos de la vida pública que no pueden ser discutidos ni aún menos cuestionados.
Lo que hacen estos días las mafias progresistas es convertir en anatema las consecuencias y no las causas por las que millones de españoles huyen de las ofertas políticas tradicionales para echarse en los brazos de Vox.
Aún aceptando que el voto a Vox sea contrario a la institucionalidad democrática (que no lo es), deberían preguntarse por qué tanta gente ha buscado refugio electoral en dichas siglas. Estas podrían ser algunas de las razones:
Cuando la izquierda radical predica austeridad pero se compra un chalé de 2000 metros cuadrados, no se tiene demasiada autoridad para aleccionar a un español que vive con menos de mil euros al mes y en medio de una imposible convivencia multicultural
Cuando el representante del Estado en Cataluña se suma al corte de carreteras y promueve el sabotaje de infraestructuras de transporte, tampoco se tiene mucha autoridad para reconvenir a millones de españoles sobre su voto a una opción que para ellos representa sobre todo el orden y el principio de autoridad perdidos.
Cuando barrios que han votado siempre a la izquierda, como en el caso de Málaga la Palmilla, con una población en paro abrumadoramente mayoritaria, se decantan ahora mayoritariamente por Vox, ¿se habrá debido tal vez a la escasa o nula visibilidad que sus problemas han tenido durante años.
Cuando el Rey tiene que visitar Cataluña ocultando sus movimientos, por miedo a los violentos, ¿debería extrañarnos que muchos españoles consideren que hemos llegado a una situación límite?
Cuando no puedes exhibir una bandera española en espacios públicos de Cataluña y Vascongadas, porque corres el riesgo de que te agredan, o de que te maten, ¿no es comprensible que muchos votantes culpen a éste y a los gobiernos anteriores de la desaparición del Estado en esas comunidades?
Cuando un hombre es detenido tras ser denunciado por un delito de maltrato que no ha cometido, o se le priva del derecho a estar con sus hijos, ¿es descabellado que los damnificados se decanten electoralmente por el partido que defiende la derogación de la infame ley de violencia de género?
Cuando desde las instituciones se enloda la memoria de muchos héroes españoles, y en cambio se ensalza la de Carrillo, o la de muchos pistoleros de ETA. O cuando se reescribe la historia de España sobre la base de los prejuicios ideológicos, convirtiendo a malos en buenos y a buenos en villanos, ¿no es comprensible que muchos españoles exijan que no se construya un cuadro idílico de la II República ni un relato sectario de la España transcurrida entre 1936 y 1975? No se puede dar lecciones de memoria histórica en una Barcelona que rememoró el año pasado el 90 aniversario de los bombardeos italianos, pero olvidó a la treintena de presos franquistas (casi todos catalanes) fusilados el 11 de agosto de aquel mismo año en el castillo de Montjuïc, un espacio -como la Modelo y pronto la comisaría de Vía Layetana- acaparado por la memoria oficial del nacional-populismo. Guste o no, esa es, también, memoria de todos. Lo demás son usos políticos de las ruinas o, directamente, perversión moral.
Cuando conviertes la profanación de Franco en espectáculo televisivo para solaz y consumo de tus supuestos votantes, ¿no es natural que esto terminase provocando un gran efecto emocional en los millones de españoles que se sienten agradecidos, aunque no lo manifiesten públicamente, al regimen que les hizo prosperar y les dio paz y seguridad.
Cuando saltas la valla fronteriza de Melilla e hieres gravemente a un guardia civil, logrando que el ministro Marlaska te proporcione refugio y acomodo legal, ¿nos podemos sorprender que muchos españoles voten a favor de que nuestras fronteras sean tan seguras y estén tan vigiladas como el casoplón de Iglesias, rodeado por muros y protegido día y noche por guardias civiles para disuadir a los intrusos?
Cuando Pedro Sánchez se echa en manos de los separatistas para garantizar su futuro personal, al mismo tiempo que compromete el de España, ¿es ilógico que muchos españoles estén tan cabreados?
Cuando un andaluz no puede ser atendido en un centro sanitario de la Generalitat, porque le exigen la tarjeta sanitaria de aquella región, o porque no hable catalán, ¿es entendible que muchos quieran poner coto a las autonomías?
Cuando pueden condenarte por islamofobia si denuncias las tendencias violentas que existen en el islam, pero en cambio te protege el sacrosanto derecho a la libertad expresiva si afirmas que todos los curas son pederastas, ¿se puede reprochar a los españoles que hayan elegido la opción política que propone acabar con los delitos de odio?
Se nos dice por un lado que cualquier cosa considerada justa puede discutirse, defenderse o refutarse pacíficamente; que hasta la independencia de algunos territorios puede lograrse si es a través de los mecanismos que contempla la propia ley. Por otro lado, se criminaliza a Vox por mantener un punto de vista distinto al oficial sobre determinados temas de orden moral, que se consideran indiscutibles. Por una parte se acusa a Vox de ser un partido inconstitucional por pretender modificar, con arreglo a la norma, el artículo de la Carta Magna que consagra el sistema autonómico. Por la otra, se concede a Podemos todos los parabienes democráticos sin embargo su deseo de acabar con el artículo 56 de la Carta Magna, que califica al Rey como jefe del Estado y símbolo de su unidad y permanencia. En un contexto tal de subverción moral y de ataque a la inteligencia de los españoles, ¿alguien puede extrañarse de que los votantes de Vox se reproduzcan como hongos?
Cuando en las aulas se obliga a los niños a estudiar temarios tendenciosos, ¿es lícito votar al partido que propone centralizar las competencias educativas?
Cuando el PSOE dice que la Gürtel estuvo mal pero que los ERE fueron una tontería, ¿estamos ante uno de esos casos de relativismo moral que tanto daño han causado a la credibilidad de la casta dirigente?
Cuando Pedro Sánchez sostiene que el problema en Cataluña es político, y no de orden público, ¿está contribuyendo o no a que cada vez más españoles perciban a sus dirigentes como parte del problema y no de la solución?
Cuando la izquierda desea la muerte del hijo que está gestando Inés Arrimadas, o Willy Toledo se caga en Dios y la mafia progresista le ríe la gracia, o se promueve con dinero público ataques contra los católicos, ¿se tiene legitimidad para hablar de respeto a la convivencia?
Cuando las movilizaciones violentas en Cataluña han sido convocadas por un sindicato liderado por un exterrorista de Terra Lliure que asesinó a nueve personas, ¿se tiene legitimidad para hablar de respeto a la democracia?
Cuando caretos tan feos como los de Elisa Beni, Angélica Rubio, Ana Pastor, Beatriz Talegón, Anabel Alonso… están todo el día dictando sentencia contra Vox, ¿no están provocando el efecto contrario que el que torpemente se proponen?
Si esta gente se atuviese a un diagnóstico real, si conectaran con la calle, si conocieran más el alma española, comprenderían que el voto a Vox ha sido sobre todo una OPA a todos ellos, a una forma de ser y de gobernar, de vivir y de hacer, de pensar y de alterar conciencias, que muchos electores han rechazado sin contemplaciones, con una patada directa y certera en el culo del sistema.
Ha sido un garrotazo directo a todos esos ministros y a todas esas ministras obstinados en reverdecer las políticas de odio que nos condujeron a la ya conocida contienda civil. Ha sido un forma de castigar la política hecha sevicia y todas esas normas concebidas para corromper lo mejor de nuestra condición humana y dividir a los españoles. Ha sido un crochet al mentón de los socialistas por tantas cosas que sería muy difícil enumerarlas todas juntas. Pero sobre todo, ha sido un voto de castigo por la forma que ha tenido el Gobierno de gestionar la crisis catalana más que por su existencia misma.
La democracia busca la participación de todos los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica –cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia , N.º 406–. No es fácil respetar y vivir esa democracia, sobre todo cuando políticos y periodistas se defican a criminalizar a quienes votan opciones distintas para hacer frente a problemas reales.
La democracia no es una concepción de la vida ajena a los valores, que son fundamentales y globales, y entrañan una fraternidad universal. Cuando esos valores se desintegran, la propia democracia entra en una profunda crisis de identidad. La Constitución de 1978, a diferencia de la norteamericana, se edificó sobre valores que fueron negociados y otros aún más genuinos que simplemente han sido desde entonces ignorados o relegados.
Una auténtica democracia, como la que la izquierda no quiso nunca defender, no es solo resultado de un respeto formal a las reglas, sino el fruto de una aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona, el respeto de los derechos de cada español a proclamar y defender su identidad en cualquier parte de nuestro territorio nacional, la asunción del “bien común” como fin y criterio regulador de la vida política. Al faltar el consenso general de estos valores entre las mafias progresistas, España ha perdido el significado de la democracia y se ha llegado incluso a comprometer su estabilidad. Esa es la razón principal de que Vox, en menos de un año, haya pasado de ser una fuerza residual a ocupar 52 asientos en el Congreso.
Si los que nos alertan sobre Vox quieren ser creíbles, comiencen por combatir el virus mortífero y no al enfermo que padece sus consecuencias.
Acción-Reacción
Yo tengo mis reticencias, por qué Vox no sé atreve a denunciar en público todo lo que se está descubriendo en la plataforma por unas elecciones transparentes? No será verdad que todo el pastel está repartido antes de las elecciones y Vox actua con complicidad?Vox tiene que exponer en el Congreso de los diputados la verdad o terminaré por pensar que son cómplices ellos también y no se salva ni uno y tenemos que votar a la Falange española….
ANIMO A QUE LEAN LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION. AHI ESTA TODO EXPLICADO DEL POR QUÉ DE LA SITUACION ACTUAL. UN PLAN PERFECTAMENTE ORGANIZADO POR EL PUEBLO ELEGIDO DE DIOS HACE MAS DE 1 SIGLO.
Votar al PP o al PSOE es mantener las subvenciones a la INVASIÓN MASIVA de millones de esquiroles ,seguir gastando miles de millones en los chiringuitos ultra feministas,radicales supremacistas ,en todos los putiferios de todas las desviaciones sexuales del abecedario y en autonomías depredadoras que nos imponen sus decenas de miles de leyes del EMBUDO y el TERRORISMO y PERSECUCIÓN FISCAL del pueblo.
Habiéndose abandonado el uso legítimo de la democracia, transformándola en una herramienta para lograr los ocultos objetivos de los que, con la “inestimable” colaboración de partidos políticos que no tienen más bandera qye sus propios intereses (personales y de partido, por este orden) no debetía extrañarles la situación en la que se encuentran. Y que se esperen….
Señoreando la corrupción, que encabeza la moral y seguida por la cuerda de todas las demás este es el lógico resultado, a qué viene su sorpresa, salvo que crean que estamos totalmente obnubilados. Y, visto lo visto, esto no es así…
Vox es la esperanza que ha surgido en el panorama politico español para muchos españoles marginados por esta “Pijoprogresia” que con muy bien se dice en este analisis vive en chalets de 200 metros en zonas exclusivas mientras la gran masa trabajadora vive con sueldos mileuristas luchando por sobrevivir frente a muchos inmigrantes que disponen de ayudas muy amplias. El giro que Vox ha tomado para captar electorado en las clases obreras considero que es el correcto y puede catapultar a esta formacion politica como sucedio con el FN en Francia. Hoy en dia los supuestos progresitas de la izquierda… Leer más »
Supongo que es una pregunta retórica, pero aun así respondo lo obvio: pues porque los partidos “progresistas” (incluido el PP) han trabajado durante años, de forma más o menos disimulada, para hacer realidad esas causas. Que ahora venga un supuesto partido identitario a denunciarlas y a recoger ese descontento popular en las urnas no les hace ni pizca de gracia. Falta ver si mantienen el nuevo discurso (antes del “fenómeno Trump” tenían otro distinto y muy poco exitoso) y lo llevan hasta sus últimas consecuencias en el Congreso cuando se voten leyes para seguir avanzando la agenda (masónica) globalista…
Con ayuda de las telelavacerebros y de sus pequeñas hordas de matones callejeros, la supremacista y golpista izquierda revolucionaria (y por tanto antidemocrática) se ha convertido en un gran sistema de sectas laicas convegentes que manipula, fanatiza e irracionaliza a sus electores. Esta izquierda, siguiendo a Marx, necesita dialéctica social para hacer la lucha de clases (ahora todos somos proletariado a sueldo pero se inventan eso de los buenos o republicanos e indepes y los malos o fascistas que deben ser odiados porque representan el mal) para poder imponer la revolución comunista. Lo peor es que más que sapiens somos… Leer más »
Por fin han dicho que el rey va desnudo.
Pero qué credibilidad pueden tener unos analfabetos llenos de odio con 100 millones de muertos a sus espaldas que besan los pies de los auténticos anticonstitucionalistas secesionistas violentos y luego llaman ‘fascistas’ a quienes que se limitan a defender los principios más elementales de la civilización. Sin fraude electoral habrían sido mucho más que 52 escaños.
https://www.youtube.com/watch?v=Cz2AwhPh58c
Como siempre ,un buen análisis.
Excelente y muy certero análisis. Por todo eso y por la dignidad de España voté a Vox en abril y noviembre en Valladolid.