Contra Satanás en Cangas
Decenas de fieles, en su mayor parte mujeres, acudieron ayer a presenciar la poco común charla de un exorcista. Organizada por el párroco de Cangas, la jornada estuvo protagonizada por el exorcista de la Diócesis de Tui-Vigo, Ignacio Domínguez. Defendió, ante todos los presentes, la existencia del maligno “que es un ángel que desobedeció una orden divina”. Relató varios de los rituales que realizó para lo que entiende que es una expulsión del demonio del cuerpo de una persona. Defendió la función de los exorcismos por tratarse de un mandato de Jesús a la Iglesia.
“Durante 300 años la Iglesia apenas realizó exorcismos, porque dominaba el racionalismo. Los ataques a la Iglesia y a todo lo relacionado con la Revelación fueron brutales. Incluso había sacerdotes que decían que el demonio no existía, hasta que Juan Pablo II recuperó la seriedad de este poder y ministerio que nos encomendó Cristo, para liberarnos del maligno”. Así de contundente se pronunció en una parte de su charla de ayer en Cangas el párroco emérito de Fátima (Vigo) y exorcista de la Diócesis de Tui-Vigo, Ignacio Domínguez.
Durante una hora y media ofreció una charla en la villa, organizada por el párroco local Severo Lobato. Ante una audiencia de unas 70 personas, en su mayoría mujeres, el conferenciante no mostró dudas acerca de aspectos que, para cualquiera que los contemple desde una postura alejada de la fe, remiten a una clásica película de terror.
Señaló a los presentes que el origen de los exorcistas proviene directamente de “Cristo, que es el exorcista en sentido absoluto, pues vino al mundo para destruir el reino del demonio”. Ignacio Domínguez argumentó, “ante los que no creen en el demonio”, que este asunto se toca en el Nuevo Testamento “unas 500 veces. No es algo que se trate de pasada. La Iglesia recibió el poder de Cristo este ministerio”.
Alegó además que todos los bautismos constituyen un “exorcismo menor”, frente al llamado “exorcismo mayor” que es el que él practica siguiendo un ritual cerrado, “con una renuncia a Satanás como padre de la mentira y del pecado” y un conjuro.
Aunque apuntó a que el primer paso cuando se le plantea un exorcismo “es hablar con la persona en cuestión, porque en un porcentaje muy alto es simplemente una cuestión psicológica”, Ignacio Domínguez reconoció sin titubeos que “yo lo he palpado. He visto al demonio”.
Para argumentarlo narró dos de los rituales que realizó. Uno a una madre y su hija, y otro a una chica” con una voz muy dulce y suave, que me engañaba, porque al empezar el ritual empezó a gritar que quería acabar conmigo y cosas peores”, relató en la anécdota que consiguió atraer más la atención de todos los presentes.
Asegura que empleando agua bendita y al grito de “¡Yo soy más fuerte que tú. Yo soy Cristo!”, esa joven “se quedó inconsciente medio minuto, y cuando volvió en sí no se acordaba de nada”.
Salpicando la conferencia con algún chiste, retomó el tono solemne para citar a Joseph Ratzinger[luego el Papa Benedicto XVI] cuando, en sus tiempos de cardenal, habló sobre que el diablo “no muestra su rostro, porque lo desconocido es su fuerza”.
Llevó a cabo un recorrido histórico y explicó que durante los primeros cuatro siglos de existencia de la Iglesia, la posibilidad de exorcizar era de cada cristiano. Después, hasta el siglo X se consumaban los exorcismos en monasterios y en ese siglo pasó a ser un orden para los párrocos”, a pesar de que durante 300 años apenas se llevó a cabo.
Para el exorcista de la Diócesis de Tui-Vigo, Satanás “no quiere destruir al hombre, sino a la obra de Dios, porque no puede ir directamente contra él”.