El ‘veleta’ Rivera le hace el trabajo sucio a Pedro Sánchez: insiste en que solo apoyará al PP si se va Rajoy
PM.- La estrategia política de Rivera es desconcertante. No se entiende cuál es el beneficio que obtiene vetando a Rajoy y, por tanto, al PP porque no hace otra cosa que ofender a los más de siete millones de españoles que le votaron el 20 de diciembre. Cuando se lanzó a los brazos de Pedro Sánchez fue un acto innecesario sobre todo después del fracaso en el debate de investidura. Lo sucedido ahora es un giro arrogante en el momento en que deja claro que no votará a favor o abstenerse si Rajoy recibe el mandato del rey para optar a la presidencia del gobierno.
No solo se produjo el veto, sino que lanzó graves acusaciones contra Rajoy que ha tenido una trayectoria impecable en todos los cargos públicos que ha ocupado desde que comenzó su carrera. Ha sido concejal, diputado autonómico y provincial, director general, presidente de la diputación de Pontevedra, vicepresidente del gobierno gallego, diputado nacional, varias veces ministro y vicepresidente y finalmente presidente. Nunca ha existido ni la más mínima sospecha o duda sobre su gestión.
Por ello parece indignante que el veto se sustente en los argumentos partidistas de Rivera que, además, trata de forma exquisita al PSOE y a su “socio”, Pedro Sánchez. Lo hace sin sentarse a negociar como es habitual en los países de nuestro entorno y es algo que nunca había sucedido en la política española. En cambio, se entregó a los socialistas tras las elecciones del 20 de diciembre. El esperpento llegó a un extremo inimaginable cuando Girauta, el portavoz del Ciudadanos y que había sido del PP, amplió el veto a la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, e hizo una lista con los candidatos populares que resultaban gratos. Rivera y Sánchez se han instalado en el discurso antiPP hasta el extremo que ahora hay dos vías para votar el PSOE: hacerlo directamente u optar por Ciudadanos. ¿Rivera está en el centro? Creía que este era su objetivo, pero con la excusa de la corrupción está claro que le mueve una agresividad contra el PP que solo busca ventajas partidistas.
Es decir, quiere crecer a su costa. Los gobiernos del PSOE han sido siempre un gran desastre, como se comprueba viendo los fríos datos económicos de 1996 y 2011. El líder de Ciudadanos quiere un pacto de perdedores, que unido a la inexperiencia de Sánchez y Rivera, resulta muy inquietante para muchos votantes del partido naranja que anteriormente había votado a los populares. La forma de apoyo condicionado de Rivera es muy preocupante, porque se sustenta en los vetos. Y lo que pretende es nada menos vetar al líder del partido que superó al suyo en 105 escaños y en más de cinco millones de votos.
Rivera insiste en que solo apoyará al PP si se va Rajoy
Albert Rivera va a hacer todo lo que esté en su mano para intentar sacar a Ciudadanos de la zona de máxima presión en la que ha sido situado para que acepten abrir una negociación con los populares y cambien su abstención por un sí a la investidura.
Los argumentos de Rivera para zafarse serán fundamentalmente tres. Lo primero que le dirá a Rajoy, cuando hoy se vean en el Congreso, es que Ciudadanos nunca va a dar su sí a un Gobierno encabezado por él, por lo que no necesita insistir por ese camino. Esa posibilidad solo cabe, le explicará, si el propio Rajoy decide dar un paso al costado y permitir que sea otro aspirante del PP el que opte a la investidura. En ese caso, dijo el líder naranja, «hay una opción» de pacto con los conservadores, e incluso de entrar a formar parte de ese Ejecutivo si asume un programa de regeneración y reformas. Tiene intención de dejar el asunto claro pese a que, indicó con dureza, «no creo que tenga que decirle que queremos hablar con un candidato que no permita la corrupción».
En segundo lugar, el dirigente liberal explicará a Rajoy que, por ese motivo, porque no se va a mover de la abstención y porque el movimiento ha sido gratuito, «solo por España», no va a abrir ningún tipo de proceso de negociación con el PP en busca de un acuerdo de investidura, porque «con nosotros ya tiene el trabajo hecho».
Y ahí entra en juego el tercer argumento. El PP debe concentrar, defenderá, todos sus esfuerzos en convencer al PSOE de que se siente a negociar, porque es el único partido del Congreso que puede asegurarle el Ejecutivo con su simple abstención. Ahí, le dirá, debe centrar su presión y poder de persuasión. «Si el PSOE no se abstiene, se tendrán que repetir las elecciones», aseguró. A lo más que se ofrece, si puede ayudar, es a colaborar con ellos para facilitar un posible acuerdo de desbloqueo.