El terror provocado en Francia por los atentados en París del pasado viernes está causando ya algunas situaciones de tensión, que se saldan en la mayoría de los casos con la claudicación de los representantes políticos y empresariales hacia la comunidad musulmana. Un ejemplo lo hemos visto con Zara, que despidió este pasado martes a dos empleados de una de sus sucursales francesas luego de la indignación social levantada porque a una mujer se le negó la entrada en el establecimiento por llevar un pañuelo musulmán.

Fuentes de Zara han confirmado que “no hay restricción en el uso del hiyab en las tiendas de todo el Grupo Inditex”. Afirman que el incidente del otro día en Francia es un “hecho aislado que ha sido completamente aclarado”. Para la empresa, respetar la diversidad es una parte clave en su cultura. “Tenemos 140.000 empleados de una gran variedad de nacionalidades, culturas, lenguajes y creencias”. Señalan que “no toleran ningún tipo de discriminación”.

Según informaba El Correo del Golfo, este caso provocó un gran revuelo en Francia. “Este tipo de mentalidad es algo inaudito en Zara y nunca se han dado instrucciones para actuar de esta manera”, declaró Jean-Jacques Salaun, jefe de las tiendas francesas de Zara. Salaun manifestó que un guardia de seguridad, en una tienda en Plaisir, al oeste de París, pidió a la mujer que se quitase su pañuelo de la cabeza, conocido como hijab. Cuando la mujer se negó, no se le permitió la entrada en el lugar.

La Ley francesa prohíbe a las personas llevar el velo integral como el burka o el niqab, pero el hijab sólo cubre el cabello de una mujer. La compañía española presidida por el muy políticamente correcto Amancio Ortega confirmó que había despedido al gerente y al guardia de seguridad. El vídeo del incidente fue publicado en los medios sociales, lo que provocó llamadas al boicot contra la empresa textil española. Salaun dijo que ofreció a la mujer una disculpa tan pronto como supo del incidente.