Javier Torres.- Concurrían a estas elecciones cada uno haciendo la guerra por su cuenta e ignorando al medio que aglutina a la mayoría de sus votantes. Mientras el tsunami del euroescepticismo ha inundado los colegios electorales europeos en la jornada del día 25, los llamados partidos ‘patrióticos’ españoles siguen avanzando a paso de cangrejo. Sus resultados son aún peores que los registrados hace cinco años. Contra la corriente social imperante en la mayoría de los países de nuestro entorno, la sociedad española sigue siendo refractaria a dar su confianza a unas formaciones instaladas en la marginalidad desde hace años. Y mientras la derecha ‘patriótica’ mengua, la izquierda radical, sin guerras fratricidas entre sus miembros y sin inclinación al victimismo para tapar los errores propios, obtiene un inquietante y espectacular crecimiento en toda España.

La coalición Impulso Social, la unión de los partidos Alternativa Española (AES), Familia y Vida, Comunión Tradicionalista Carlista, concurría a los comicios europeos con elevadas expectativas e importantes apoyos mediáticos. La rotundidad de su fracaso casi debería ser analizada en clave esperpéntica. En este sentido, se trataría del primer caso de una coalición electoral en la que sus miembros han restado más que sumado. Y supone sobre todo, o debería suponer, la amortización política de su cabeza de lista, el abogado Rafael López Diéguez, habitual tertuliano de Intereconomía y que ha contado con el apoyo de la mayoría de los digitales situados en la órbita del catolicismo buenista. Impulso Social ha logrado 17.551 frente a los 19.583 sufragios cosechados por los de López Diéguez en las europeas de 2009. Como se sabe, la dirección de AES impuso el veto informativo a AD en respuesta a las críticas de Enrique de Diego contra el erratismo del partido en algunos asuntos. Algo que sus miembros tendrían que meditar hoy muy en serio.

Encallado en la marginalidad política, el Movimiento Social Republicano (MSR) logra mejorar ligeramente los 6009 votos obtenidos hace cinco años y obtiene un aumento de 2.834 votos. Desconocemos si tal circunstancia ha sido o no motivo de celebración.

Por su parte, La España en Marcha (LEM), que aglutinó en estas elecciones a Falange, Alianza Nacional y el Nudo Patriota Español, consigue un resultado muy por debajo de las previsiones. Con 16.812 votos, a los dirigentes de la coalición les queda al menos el consuelo de haber superado a su más directo competidor, Democracia Nacional.

Y es que ni el ‘efecto Zapater’ ayudó a que Democracia Nacional se convirtiese en la principal referencia ‘patriótica’ de estas elecciones. Sus 12.865 magros votos suponen un fuerte varapalo a la intención del partido de al menos superar en sufragios a ‘La España en Marcha’. Sorprendentemente, por encima de todos ellos se sitúa Falange Española de las JONS, que ha logrado 21.499 votos, toda una proeza en comparación con el raquitismo electoral de las formaciones ‘patrióticas’ citadas.

Y no sólo FE de las JONS. Muy por encima en número de votos aparecen partidos y agrupaciones de electores como “Recortes cero” (30.593), “Discapacitados y enfermedades raras” (32.413), “Piratas” (38.336), “Partido X” (99.776) y “Movimiento Red” (104.923), entre otros.

En definitiva, un fracaso sin paliativos y sin refutación posible, que obliga a estas formaciones a depurar responsabilidades, rediseñar sus estrategias, adaptarse a la España actual, transformar sus discursos, ejercer la autocrítica en los términos más severos y, consecuencia de todo ello, seleccionar a otros líderes. O la catarsis o seguir avanzando a paso de cangrejo hasta las elecciones europeas de 2019.