Muere a los 87 años Gabriel García Márquez, cima del realismo mágico y autor de ‘Cien años de soledad’
Gabo está de vuelta en Macondo. José Arcadio Buendía lo habrá recibido como se merece en el mundo mítico y mágico que el genial escritor de Aracataca creó para su estirpe hace casi medio siglo. La vida del gran fabulador colombiano, cima las letras hispanas y del realismo mágico, se apagó en México, su casa desde hace tres décadas. Allí se le vio por última vez en público el pasado 6 de marzo, cuando Gabriel García Márquez sopló una tarta con 87 velas y escuchó las mañanitas en la puerta de su residencia, en el número 144 de la calle Fuego del DF. Atravesó Gabo el umbral de la eternidad 67 años después de la publicación de su primer relato, a los 47 de la aparición de la obra que lo encumbró, ‘Cien años de soledad’, y los 32 de la obtención del premio Nobel de Literatura que recibió en 1982 el narrador más respetado y autor de la novela hispana acaso más leída en el mundo en último medio siglo. No quiso tener el Cervantes ni un merecido sillón en la Real Academia Española.
El Gabriel García Márquez ante quien se rindió la Academia Sueca no podía ni soñar que alcanzaría el Olimpo literario cuando vio en letras de molde ‘La tercera resignación’, su primer relato, escrito con 20 años y publicado en 1947. Por entonces Gabito se ganaba la vida como gacetillero. Cuarenta y cinco años después, en 1992, publicaba la que es su última colección de relatos, ‘Doce cuentos peregrinos’.
Quizá dos décadas después de publicar su primer cuento, sí sospechara que la saga de la familia Buendía y el mágico territorio de Macondo que habitaba entre el revoloteo de mariposas amarillas y el milagro del hielo le podrían dar un lugar de honor en la literatura de su siglo. Gabo atravesaba una deplorable situación económica y una grave crisis creativa de cinco años que superó escribiendo aquel mágico y definitivo relato.
En paro
Había perdido varios empleos como periodista cuando en 1965 se encerró en una habitación de México DF durante 18 meses para narrar la epopeya de los Buendía. Había tenido una “revelación” en enero de aquel año, mientras conducía entre México y Acapulco. “¡Encontré el tono! ¡Voy a narrar la historia con la misma cara de palo con que mi abuela me contaba sus historias fantásticas, partiendo de aquella tarde en que el niño es llevado por su padre a conocer el hielo!”, le dijo a Mercedes, su mujer.
En el verano de 1966 la concluía. Las deudas familiares superaban los 10.000 dólares. Para poder enviar el original por correo a Buenos Aires tuvo que dividirlo en dos paquetes y empeñar una batidora, un secador de pelo y una estufa. No la vería publicada hasta junio de 1967. Su triunfo fue fulminante y agotó la primera edición en unos días. ‘Cien años de soledad’ se ha traducido a más de medio centenar de idiomas y ha vendido más de cuarenta millones de copias legales. Las ilegales ni se sabe. Para Dasso Saldívar, biógrafo de García Márquez, no hay duda de que ‘Cien Años de Soledad’ es “la novela más hermosa de la lengua española” y “la mayor revelación en lengua española desde El Quijote”, según Pablo Neruda. Par su autor, “Macondo no es tanto un lugar como un estado de ánimo”.
Quince años después, en 1982, los académicos suecos dan el Nobel a García Márquez. Lo recibirá ataviado con la típica guayabera blanca del Caribe y portando una rosa amarilla, símbolo de Colombia y amuleto que no faltó ningún día en su escritorio. Lo agradeció con un dolorido canto de amor a América Latina y el deseo de “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.
Peregrinaje
Disfrutaba del éxito y reconocimiento universales tras años de penuria y dudas. Antes de ser uno de los escritores más famosos, leídos y reconocidos del planeta, la vida de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hijo del telegrafista Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez, nacido en Aracataca a las nueve de la mañana del domingo 6 de marzo de 1927, estuvo marcada por la necesidad, el vagabundeo y la inseguridad profesional. Su padre desempeñó mil y un oficios que apenas apartaban a la familia de la miseria. Él se crió con sus abuelos maternos, el rijoso y fabulador coronel Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, la “imaginativa y supersticiosa” abuela Mina, crucial para la inspiración literaria y fantástica de su nieto. Con todo, el joven Gabito pudo ir a la universidad, pero aguantó poco más de un año en la facultad de Derecho de Bogotá.
Su huida académica le llevó a las redacciones de los diarios colombianos, en un periplo que arrancó en 1948 en las páginas de ‘El Universal’ de Cartagena. Escribió luego para ‘El Heraldo’ de Barranquilla, donde alternó las gacetillas, los reportajes y las críticas de cine con los cuentos, y en ‘El espectador’ de Bogotá, donde su director comenzó a llamarle Gabo y publicó su primer cuento. ‘La tercera resignación’. ‘Ojos de perro azul’ fue su primera colección de cuentos y ‘La hojarasca’, su primera novela, es de 1955.
Su gran éxito periodístico y el trampolín de su carrera fue ‘Relato de un náufrago’. Es un reportaje por entregas en el que narraba la odisea de un marinero que estuvo semanas perdido en alta mar. Con él forjó el pulso de fantástico narrador-reportero que brillaría en ‘Crónica de una muerte anunciada’ (1981), ‘El amor en los tiempos del cólera’ (1985), ‘Del amor y otros demonios’ (1994) o ‘Noticia de un secuestro’ (1997).
Fue corresponsal en Roma y París de ‘El Universal’ hasta que el diario cerró. Decidió permanecer en la ciudad de la Luz, pero las pasó de a kilo. Sin dinero y sin empleo, llegó a mendigar en el metro para poder comer. No dejó de escribir. Se enroló luego en una compañía de músicos colombianos con la que recorrería la cerrada Europa del Este en los años del telón de acero y que daría pie a una serie de grandes reportajes.
Corresponsal de Prela
A finales de los cincuenta estaba de vuelta en Venezuela como redactor de una revista, para convertirse después en corresponsal de la agencia cubana Prensa Latina (Prela) en Bogotá, La Habana y Nueva York. Se casó entonces con Mercedes Barcha, con quien tendría dos hijos, Rodrigo y Gonzalo. De 1968 a 1974 vivió en Barcelona. Avecindado en el barrio de Sarriá de la Ciudad Condal, publicó en 1975 ‘El otoño del patriarca’, “mi libro más experimental y el que más me interesa como aventura poética. También el que me ha hecho más feliz”. En aquellos años se puso bajo la tutela de Carmen Balcells, muñidora y verdadera, ‘mamá grande’, del boom hispanoamericano del que Gabo fue la cabeza visible, junto a Mario Vargas Llosa, Julo Cortázar o José Donoso.
Desde entonces García Márquez alternó su residencia entre México, Cartagena de Indias, La Habana y París. Amigo muy cercano de Fidel Castro, enseñó y cine y cuento en Cuba. Por su honda amistad con el dictador se le negó el visado estadounidense durante años. Su extensa autobiografía ‘Vivir para contarla’ (2002), y la breve y controvertida novela ‘Memoria de mis putas tristes’ (2004) y la recopilación de conferencias ‘Yo no vengo a decir un discurso’ (2010) fueron sus últimas citas con el lector.
Se negó con reiteración a aceptar tanto el premio Cervantes, que hubiera llegado mucho después del Nobel, y su nombramiento como miembro de Real Academia Española, que la docta casa le ofreció un buen puñado de veces. Otras tantas se negó, aunque no dudó en poner en solfa la propia ortografía que regula la centenaria institución.
En estos últimos años batalló con un cáncer linfático diagnosticado en 1999 y que había superado inicialmente tras un tratamiento de tres meses. Luchó también contra la desmemoria que fue vaciando su cabeza de fantasías, emociones y recuerdos. Su familia desmintió, con todo, sufriera demencia senil. Blindado por los suyos ha dosificado con cuentagotas sus apariciones en público. Pera cada 6 de marzo aparecía a las puertas de su casa del D.F. arropado por los suyos para atender a periodistas. “¿Qué hacen ahí, que se vayan a trabajar?”. Recomendó a los ‘plumillas’ y gráficos que hicieron la penúltima guardia hospitalaria a principios de abril.
” Cien años de soledad “, es un libro aclamado internacionalmente por millones de lectores sin distinción de ideologias, la creación artística está siempre por encima de la ideologia de su autor, poco importa que Garcia Marquez, fuera amigo de Castro, como que Leni Riefenstahl lo fuera de Hitler.
Lo que diga un energúmeno histriónico, enemigo de la cultura, no tiene absolutamente ninguna importancia
¡Vaya Galipien, me impresionas!
Creo que ni yo lo hubiera dicho mejor.
Otro pijoprogre que tan pronto se fotografiaba con Castro como con Nathan Rothchild
Federico. Fin de la discusion por mi parte. No vales la pena pobre hombrecito.
Un saludo y espero que algun dia aprendas algo.
¡Uno menos!
federico. Seguramente no has leido un libro en tu vida por lo que eres incapaz de apreciar la calidad de Garcia Marquez. Ideologia aparte.
Me das bastante pena. De Garcia Marquez siempre quedaran sus libros.
he leido muchos más libros que los que leerás tú en tu puta vida. La única calidad de Garcia Marquez es que es comunista, de los de paladar negro como escritor no vale una verga.
federico, ¡Ya deja de cagarla! ò.ó
OBVIAMENTE de libros no has leido nada ya que tu forma de expresarte de este que era un gran escritor (descanse en paz †), lo demuestra.
Por cierto, al decir “…no vale una verga..” has dado a entender que no eres español. Eres sin duda latinoamericano (posiblemente mexicano, salvadoreño o venezolano), pero estas aquí despotricando y ladrando contra esta gran figura latinoamericana; ¿QUE ACASO NO TIENES IDENTIDAD NI ORGULLO ALGUNO?
Incluso puedo suponer que eres, por tu discurso anticomunista, una de esas basuras que viven en Miami.
es imposible discutir con comemierdas marxistas como vos. tienes la mente más cerrada que culo de muñeca. Así que andata a la RPMQTP
¡Jajajajajaja, parece que dí en el clavo! ¡Como se cabreó! ò.ó
Ya, ya federico no ha pasado nada nene (¡Jajajajajaja!). Pero sigue escribiendo, que al hablar de “vos” en tu respuesta al usuario ‘ras’ ya ubique que eres algun argentino, uruguayo o chileno.
Y es lógico, en esos paises sudamericanos (en especial Argentina) existe una lacra fascista que no se a podido erradicar.
…siento lástima de ti que, carente de identidad y orgullo nacional, tengas que venir a una página española a buscar el cobijo fascista con el que te identificas, INADAPTADO, ¡Jajajajaja!
federico (garcia lorca ??? )
seguro que eres un àvido lector de hazañas bélicas ó el TBO, no ???
puede ser ,pero prefiero esto a ser un ávido chupador de penes como vos.
¡¡¡¡Jesucristooooo!!!!!, lo que lees de seguro es el “Mein Kampf”. ¡Viva García Márquez!! Los genios no mueren nunca
tu puta madre imbécil!!! si no eres capaz de dejar tus prejuicios ultra-derechistas para valorar la calidad intelectual de Gabriel García Marquez el fallecido deberías ser tu.
A mí me parece que los que deberiais morir todos sois los comemierdas seguidores de g Marquez, el che guevada y toda esta gentuza. Ya llegará el día en que hagamos “tronar el escarmiento”.
el vargas llosa es más de tu gusto ? o tampoco lo has leído en tu santa vida anticomunista ?
la calidad literaria de las obras de García Marquez o Vargas Llosa nada tienen que ver con ideología, forman parte de la Cultura con mayúsculas. Dos ejemplos de como se puede llevar una lengua a cotas más altas. De hecho, en Catalunya sucedió algo parecido con Josep Pla: muchos le repudiaron por su colaboracionismo con el franquismo, pero por suerte, la educación y el hacer leer en los institutos obras de este gran autor lo han llevado al reconocimiento que merecía, más allà de ideologías. Uds que piensan que la Generalitat adoctrina: si eso fuera cierto ¿creen que se leería… Leer más »
Te respondo: ¡Hasta siempre, Comandante!!!
también te llegará tu hora, puede que antes de los 87