El rocío de las cosas pequeñas
En estos días de Navidad, quizá la palabra que más utilicemos, sea la de felicidad. Nos deseamos felicidad los unos a los otros, porque es aquello a lo que aspiramos con todo nuestro afán, para lo que empeñamos todo nuestro esfuerzo y hacia donde dirigimos toda nuestra energía.
La felicidad es un deseo, una necesidad del género humano desde el amanecer de los tiempos; una exigencia que venimos manteniendo de forma inquebrantable a través de los siglos; un ansia; una avidez que llevamos en los genes y que lo manifestamos desde los primeros momentos de nuestra vida.
Cuando un niño no está satisfecho; se encuentra incómodo; tiene hambre o le aqueja algún mal, lo manifiesta llorando. En suma, no es feliz. Cuando por el contrario está tranquilo; limpio; saciado, y nada hay que le trastorne, le vemos reír o dormir plácidamente, señal de que nada la molesta o le inquieta. ¡Es feliz! Esto demuestra que desde nuestra más tierna infancia, la felicidad es vital para nosotros. Nacemos con la imperiosa obligación de ser felices y ese es nuestro principal objetivo.
¿Pero la felicidad es algo que se puede alcanzar? ¿Es algo que podemos obtener por algún medio? ¿Se puede comprar o vender? Hay quien piensa que el dinero lo compra todo. Craso error, porque solo la barato se compra con el dinero, y la felicidad, como el amor, es algo intangible que no cotiza en los mercados terrenales.
La felicidad no es un objetivo a conseguir. Es un estado de ánimo que albergamos en nuestro interior: Lo llevamos en los genes.
Por supuesto que todos experimentamos variaciones en nuestro ánimo, con los aconteceres cotidianos, pero las alteraciones que sufrimos, tanto las que nos hacen felices, como aquellas que nos causan pesar y sufrimiento, suelen ser pasajeras, volviendo al cabo de poco tiempo a nuestro estado habitual.
Incluso las alteraciones más profundas, como puede ser un cambio social o económico positivo, o por el contrario la pérdida de un ser muy querido o cualquier otro acontecimiento adverso que haga cambiar negativamente el rumbo de nuestra vida, no es fácil que persistan permanentemente en nuestro ánimo, porque seguiremos vivos y la vida continuará haciéndonos sentir la exigencia de esa felicidad, que en la mayoría de los casos, ni sabemos lo que es, ni donde se encuentra.
La felicidad, si es que existe, deberá sustentarse en la ausencia de todo mal, por lo que deberíamos despojarnos de todo atisbo de turbulencia interior, agitación, codicia, angustia o desazón.
No sé si la felicidad es ser espectador de la vida o intérprete de la misma. A caso sea ese clímax que se crea durante la representación, en el que público y actuantes llegan a constituir un solo espíritu. La felicidad en este mundo, es tan inimaginable, que quizá solo se produzca en la fusión plena del ser humano con la madre Naturaleza. En la plena armonía del ser con el universo. Quizá la felicidad consista en la ausencia de sí mismo.
O quizá sea ese instante en el que escuchamos el trinar de un ruiseñor; esa lágrima, que de emoción, resbala sobre nuestro rostro; la sonrisa de un niño; el delicado perfume de una rosa; la caricia del viento o el primer rayo de sol de un amanecer. Quizá la felicidad sea la nostalgia de un bello momento pasado o la ilusión de un sueño que aún no ha sido.
Puede ser una conversación agradable, el gozo de una lectura interesante, el éxtasis de un paseo por el parque, el profundo sentimiento de una música apasionante.
En este mundo, la felicidad, o la encontramos en el rocío de las cosas pequeñas, o nos sucederá lo que dice Antonio Gala: que “Cuando uno está sufriendo, imagina que la felicidad existe del otro lado de la puerta; pero cuando uno ya no sufre, sabe —y eso es lo peor— que la felicidad no existe”.
César: sabes que niños que están muriendo de hambre sonríen con una sonrisa que muchos “saciados” perdimos hace ya mucho tiempo? una sonrisa verdadera! FELIZ AÑO NUEVO, escribes poéticamente y con belleza. No lo discuto, y cargado de buenas intenciones.
Ratifico lo que has dicho ORTOespañol, como diría Kant: el deber por el deber! Feliz año! (ya me tomé la pastilla de las 8) SALUDOS!
El deber por el deber? Que es eso? El deber de amar a Dios sobre todas las cosas y a tu projimo como a ti mismo te parecen mal? Normal, tipico fariseismo “religioso”.
Con esa manera de pensar, no me extranha que las sociedades de hoy en dia sean una mierda.
PD: efebo griego, creo que ni aunque te suban la dosis lo tuyo tiene remedio. Creo que es congenito.
un libro de centenares de páginas CRP y no CPR como dices, junto con el de la razón práctica y la estética del jucios del mismo autor te aclararían la noción del “deber por el deber”, y ahora me dirás que el imperativo moral kantiano es antirreligoso..en fín. Aprende a leer y a interpretar antes de juzgar tan erróneamente los mensajes y a las personas. Creí que era yo el indigente mental, según comentaste. Ni una aclaración más.
O sea, que tu concepto de moral se basa en Kant, o no has entendido nada de mi comentario, ni de la Fe cristiana.
“Nacemos con la imperiosa obligación de ser felices y ese es nuestro principal objetivo.”
No, caballero. Nacemos con la moral natural inscrita en nuestras almas, para hacer lo correcto, no lo que nos hace “felices”. En ultima instancia, nacemos y vivimos para, haciendo uso del libre albedrio, servir y alabar a Dios.
Aunque si, es hermoso compartir buenos momentos con seres queridos y hacer el bien, lo cual nos da cierta felicidad.
El prólogo de la CRP…”el cielo estrellado sobre mí y la ley moral inscrita en mí”
Que es el CPR? … C-Reactive Protein?
Tu frase es criptica. Propia de un alucinado.
No me digas que tras tantos comentarios de ulises en este medio no te has dado cuenta… se trata de la Proteína C reactiva. Son sus siglas en inglés.
Dicha proteína se encuentra en la sangre, y su característica principal es que su cantidad o índice aumenta ante la inflamación de una parte o miembro del cuerpo, normalmente por reacciones, contusiones o mal funcionamiento.
Yo creo que la cabeza de ulises está hasta arriba de CRP, pero no sabría decir a qué se ha debido. Posiblemente incluso haya sufrido su cerebro las tres.
Feliz 2014.
Creo que llevas razon, Jorge. Gracias por tu apunte. Hay gente como este “Ulises” que no tienen remedio.
Feliz 2014.
Siento decepcionarte Jorge era una cita del prólogo de la Crítica de la Razón Pura de Immanuel Kant.
Por alusiones: CRP es la Crítica de la Razón Pura; de Kant; y la cita que ratificaba el comentario de ORTOESPAÑOL es la que figura en el prólogo de dicho libro (las dos cosas que más me asombran son el cielo estrellado SOBRE mí, y la ley moral DENTRO de mí -o incrita en mí-). Sí hasta dando la razón y coincidiendo en el comentariio te discuten, y lo reprochan… ¿qué sería sensu contrario? En tal caso sería la cabeza de Immanuel Kant la que está cargada de esas supuestas vitaminas de las que hablan (y siendo así encantado ser… Leer más »
Ulises, tu sabes que no me diste la razon, sino que estabas diciendo finamente que soy un fariseo que solo habla del deber estricto, basicamente. Se leer entre lineas 🙂
Y yo te hice un apunte al igual que al autor del comentario):
El hombre NO nace con el objetivo de ser feliz, sino, USANDO LA LBERTAD QUE DIOS HA DADO, para hacer el bien al projimo y amar a su Creador y hacer su Voluntad.
Sin embargo, el voluntarista y bienintencionado articulo que nos ocupa, podria ser suscrito por cualquier mason.
CPR no CRP ni tomas bien las siglas, ni fuiste capaz de ver que compartía tu opinión y lo ilustré con la citaga del prólgo de dicha obra de Kant.Dios te guarde la vista!