No ofreció ni de lejos su mejor versión, pero Alemania demostró ser competitiva al máximo. Sin encontrar apenas a Özil y a Müller, supo tener paciencia para vencer la resistencia de una Portugal sobresaliente atrás pero sin llegada arriba porque Nani y, sobre todo Cristiano, fueron anulados. Esperó con paciencia su momento y percutió con un gran cabezazo del ‘granadino’ Mario Gómez para situarse como indiscutible favorita del grupo tras el batacazo holandés. Los lusos estaban encantados con el empate a nada y solo al final tocaron a rebato. Ya era tarde. Mourinho, un hincha más junto a su familia, lamentó que a sus compatriotas se les escaparan las últimas ocasiones.

Duelo intenso, muy táctico, entre dos grandes selecciones, pero con un matiz importante. Al tratarse del primer partido, había que nadar pero, sobre todo, guardar la ropa. Sabido es que a Löw le adorna un espíritu valiente pero, a diferencia del encorsetado Queiroz, a Paulo Bento también le agrada que los futbolistas desarrollen el ingenio. Ocurre, empero, que con la poderosa Alemania enfrente, tampoco era cuestión de volverse loco. Y más después del sorprendente resultado que abrió el grupo.

La ‘Mannschaft’ aceptó la iniciativa desde el principio. Pero quizá porque los rivales les conocen al dedillo o porque ni Özil, ni Müller, sus hombres más versátiles y técnicos, se encontraron a gusto, le costó poner en apuros a Rui Patricio. En todo el primer acto, el portero del Sporting, que definitivamente le ha arrebatado la titularidad al benfiquista Eduardo, apenas tuvo que intervenir para detener un cabezazo de Mario Gómez, tras centro de Boateng, y un disparo en semifallo de un Podolski desafortunado en todos sus golpeos.

Gran Khedira

Khedira fue, con diferencia, el mejor de los alemanes en ese período. Eso habla muy bien del ‘tunecino’, que con su selección goza de más libertad que en el Madrid y es un centrocampista más de área a área, pero indica que Alemania sufría un grave problema para abrir huecos entre las líneas enemigas, muy juntas, ordenadas y atentas. A Gómez no le llegaban balones en condiciones. Meireles, inmenso en el eje del centro del campo, y Coentrao y Pepe, rápidos, intuitivos y decididos en los cortes, cortocircuitaban a los subcampeones continentales.

Los lusos se replegaban de maravilla pero sufrían en el despliegue. Una vez más con las ‘Quinas’, Cristiano Ronaldo era una caricatura. No se le ve del todo feliz en la selección. Durante muchos minutos deambula, hace gestos de desaprobación a sus compañeros porque no le ponen balones en condiciones, y abusa de las acciones individuales en cuanto la recibe. Le taponó de maravilla Boateng, a quien Löw exigió el máximo por estar en deuda con sus compañeros tras su juerga berlinesa. Solo una vez le superó con sus bicicletas en ese período inicial, pero el centro no halló rematador.

Solo en la estrategia daba la impresión de que Portugal podía sorprender. Así pudo adelantarse en las postrimerías del primer acto. Pepe controló un balón suelto, cerca del punto de penalti, acomodó bien su cuerpo, la golpeó de cine pero el balón se estrelló junto a la cruceta y botó sobre la misma raya. El central blanco reclamó tímidamente gol, pero el francés Lannoy y el árbitro de área estuvieron perfectos.

Debido al cansancio, el partido se abrió en la reanudación. Con más idas y venidas, tenían que aparecer más los genios. Özil toco más el balón, pero le faltaron tino, chispa y frescura. Cristiano la tuvo en un contragolpe pero se le anticipó Boateng, su sombra en la ucraniana Lviv.

Cuando Klose ya calentaba para tratar de derribar la pared portuguesa, el ‘granadino’ Gómez resolvió. Con su estupendo cabezazo, hizo extraordinario un mal centro que llegó mordido por un rechace. Portugal se vino arriba cuando vio todo perdido pero ya no pudo. Neuer desvió de forma heterodoxa un tiro de Cristiano que se envenenó al botarle delante, la madera escupió un centro de Nani, el recién entrado Oliveira tiró contra el muñeco un remate a bocajarro y un golpeo franco de Nani se estrelló en Badstuber. Alemania se acerca a los cuartos.