A su vuelta de Tailandia, el escritor, periodista e intelectual Fernando Sánchez Dragó se ha alegrado del cierre del periódico ‘Público’, “un periodicucho que desde el día de su nacimiento hasta el de su defunción lanzó a diestro y siniestro, calumnias, insultos, mentiras y venenos”.

“No suscribo el tópico de que el cierre de cualquier cabecera de información es malo para la democracia. Según. Bueno para ella y para Cuba sería, por ejemplo, que cerrase el Gramma. ¡Ojalá lo hiciera, también, entre nosotros, el libelo clerical, que no Plural, del inquisidor Dapena! El país con minúscula mejoraría”, suscribe en su columna de El Mundo.

La hoja parroquial del zapaterismo

Drago, que mantiene que “la hoja parroquial del zapaterismo lo fue de manipulación y no de información”, no cree que debería “entristecerse por el óbito tantas veces monocorde y bicolor del rojo y amarillo”. Ni borracho. Muerto ese perro, no se acaba la rabia, pero disminuirán sus víctimas”, sostiene.

Los lectores… los profesionales

Y en cuanto a los lectores, se pregunta: “¡Pero si Público era un catón de analfabetos y un dazibao de titulares para miopes!”, afirma. ¿Que trabajaban en el excelentes profesionales? continúa… “Pues si de verdad lo son, pronto saldrán de apuros. Y si no, unas cañas a cuentas del sindicato”, apostilla.